El Gobierno envía al Congreso mapas que sitúan en España la tragedia de Melilla

El ministro del Interior insiste en que tanto la Fiscalía como el Defensor del Pueblo cuentan con todas las imágenes disponibles

Imagen extraída del vídeo grabado por el dron de la Guardia Civil del momento en el que migrantes intentan romper la puerta de la cancela que separa España de Marruecos poco antes de la avalancha del 24 de junio que provocó la muerte al menos a 23 personas. Vídeo: EPV

La Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes ha remitido al Congreso de los Diputados información cartográfica que sitúa dentro del territorio español la zona del puesto fronterizo de Barrio Chino donde el 24 de junio se produjo la avalancha en la que murieron, al menos, 23 migrantes, en su mayoría refugiados sudaneses, según pudo comprobar EL PAÍS. El documento ha sido elaborado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), el organ...

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La Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes ha remitido al Congreso de los Diputados información cartográfica que sitúa dentro del territorio español la zona del puesto fronterizo de Barrio Chino donde el 24 de junio se produjo la avalancha en la que murieron, al menos, 23 migrantes, en su mayoría refugiados sudaneses, según pudo comprobar EL PAÍS. El documento ha sido elaborado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), el organismo dependiente del Ministerio de Transportes encargado de prestar asistencia técnica en materia de cartografía a los organismos públicos.

Desde que se produjo la tragedia, el Ministerio del Interior ha insistido en que el suceso se produjo en Marruecos, y solo “tangencialmente” en España, como defendió el ministro Fernando Grande-Marlaska en su comparecencia en el Congreso del pasado septiembre. El martes, Grande-Marlaska volvió a insistir en que “ningún hecho trágico sucedió en territorio español”. Sin embargo, cuatro de los ocho diputados que el lunes hicieron una visita oficial a Melilla concluyeron, tras visitar el lugar, que las víctimas de la avalancha también cayeron “en zona de control de las autoridades españolas”.

El Gobierno ha remitido los datos cartográficos en respuesta a una pregunta del diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, uno de los parlamentarios que acudió el lunes a Melilla y que cuestiona desde septiembre que pueda afirmarse que la tragedia ocurrió únicamente en suelo marroquí. El 6 de octubre, el diputado solicitó el “plano o mapa donde se pueda apreciar la delimitación exacta de España en el puesto de frontera de Barrio Chino en Melilla“. La respuesta del Ejecutivo recoge un enlace que lleva a la página oficial del IGN en la que se pueden descargar las hojas del Mapa Topográfico Nacional correspondiente a la ciudad, con la observación de que en las mismas está “la información cartográfica de mayor resolución de que dispone el Instituto Geográfico Nacional”. El documento sitúa el puesto fronterizo dentro del perímetro español.

El mapa que se obtiene es coincidente con el elaborado por otro organismo público, la Dirección General del Catastro (DGC), dependiente del Ministerio de Hacienda. Según la documentación del Catastro, toda la infraestructura del puesto fronterizo, incluido el patio que le antecede, están en territorio español.

Interior resta valor a ambos documentos: “Las fronteras entre estados no los marca el Castrato ni criterios aplicables a lindes entre particulares. El derecho internacional es claro a la hora de establecer que quien ejerce de forma pacífica e incontestada el control operativo sobre una zona a lo largo de los años está ejerciendo la soberanía”, señala.

Los límites del perímetro son los que se establecieron en acuerdos internacionales en los siglos XVIII y XIX y que entonces se delimitaron con 17 mugas, construcciones de piedra de forma cuadrada de unos dos metros de altura separadas entre sí. Cuando en 1998 el Gobierno de José María Aznar decidió instalar vallas de tres metros (que José Luis Rodríguez Zapatero elevó después hasta los seis metros y Grande-Marlaska, hasta 10) para frenar la inmigración irregular, no se respetó la demarcación de las mugas, sino que se retranqueó hacia el territorio español. España renunció entonces de facto a un territorio de unos 160.000 metros cuadrados, que asumió Marruecos, según explica el profesor de Derecho Internacional Miguel Ángel Acosta en su libro Las fronteras internacionales de España en África: Melilla.

Los límites que reflejan el mapa remitido al Congreso también coinciden con los que utilizó la Guardia Civil durante la presentación que hizo a los integrantes de la delegación parlamentaria que acudió el lunes a Melilla a recopilar información sobre el suceso. Entonces, el instituto armado proyecto a los ocho diputados un mapa con el título “Situación geográfica de España y Marruecos” y membrete oficial de la Guardia Civil, en que aparecían fotos y mapas sobre los que habían dibujado dos líneas. Según detallan fuentes presentes en el encuentro, una línea de color azul delimitaba la frontera oficial entre España y Marruecos, y esta coincidía exactamente con lo recogido en los mapas del Catastro y del IGN. La otra línea, de color rojo, delimitaba la zona de actuación de la policía española que discurría sobre la valla y dividía el puesto fronterizo de Barrio Chino en dos. El límite operacional entre un país y otro son las puertas donde se produjo la avalancha.

“La Fiscalía y el Defensor tienen todas las imágenes”

El ministro Fernando Grande-Marlaska insistió el jueves en que tanto la Fiscalía y como el Defensor tienen todas las imágenes disponibles de aquel día. Y que si existen algunos lapsos temporales, se debe a motivos operacionales, como el repostaje del helicóptero o la necesidad de que al aparato tuviese que tomar tierra para no interrumpir el espacio aéreo de Melilla. Ambas instituciones siguen reclamando, más de cuatro meses después de iniciar sus investigaciones, la totalidad de las imágenes tras constatar que hay saltos temporales en las grabaciones.

Frontera entre Melilla y MarruecosFoto: Associated Press | Vídeo: EPV

La Comandancia de la Guardia Civil de Melilla envió el jueves a la Fiscalía un informe “ampliatorio” en el que, según fuentes de Interior, se explica por qué no hay registros de algunos momentos. El documento incluye también la transcripción de las conversaciones de los operadores del helicóptero y del dron con el Centro Operativo de Servicios (COS) de la Guardia Civil, donde se recopila la información operativa en tiempo real. La Secretaría de Estado de Seguridad también ha remitido este jueves un escrito al Defensor del Pueblo en el que responde a las recomendaciones que le había remitido el organismo.

En las más de dos horas de registro aéreo, que comienzan en torno a las 7.30 con el grupo de migrantes descendiendo el monte en dirección al puesto fronterizo, hay momentos en los que alguno de los dos aparatos deja de grabar. Algunos son clave. El dron, que logra capturas más nítidas, no registra, por ejemplo, lo que ocurre en el puesto fronterizo desde las 8.36 a las 8.50. Ese espacio de tiempo es crucial porque a las 8.42 ocurren dos cosas simultáneamente: los guardias marroquíes, que hasta ahora cercaban el recinto, entran corriendo en dirección al grupo, y la puerta, que los migrantes llevaban más de media hora intentando forzar, cede. Es entonces cuando se produce la avalancha.

El helicóptero sí graba ese momento, capta la estampida y los instantes posteriores en los que se ve a decenas de personas atrapadas. Se distingue a las víctimas amontonadas, gritando y sacando los brazos pidiendo ayuda. Pero, en ese momento, la aeronave se mueve y pasa a centrarse en grabar la entrada de los supervivientes en Melilla y todo el operativo de contención del grupo por parte de la Guardia Civil.

Este cambio de ángulo, aunque no sea relevante para la Fiscalía o el Defensor del Pueblo, que centran su investigación en España, impide tener un registro más claro de una cuestión fundamental: cómo respondieron las fuerzas de seguridad marroquíes ante la emergencia. Su entrada en el patio, que sí fue divulgada en vídeos que circulan por las redes sociales, estuvo acompañada de una extrema violencia contra los migrantes. Los golpearon con sus propios palos y procedieron a despejar la montaña humana, arrastrando a sus víctimas hacia su territorio. La asistencia sanitaria, según han denunciado decenas de sudaneses durante estos meses, tardó horas en llegar. Tras despejar la explanada donde los amontonaron, centenares de ellos fueron detenidos, maniatados y trasladados forzosamente a ciudades alejadas de la frontera.

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