Balcón en Génova, escondite en La Moncloa

Abel Caballero, alcalde de Vigo, la ciudad donde siempre es Navidad, fue de los pocos que dio una alegría al PSOE. Abascal ataca el Estado de las autonomías con las urnas aún calientes

Madrid -

Solo los profesionales de la actuación, los actores, saben disimular la decepción cuando pierden —y en los Oscar ni siquiera les sale siempre—. Este domingo, las caras en el PP eran una fiesta y las del PSOE, un poema. Los populares desplegaron el atrezo de las grandes ocasiones —su balcón— y los lemas propios de la victoria — “¡hemos hecho historia!”;— y los socialistas comparecieron descompuestos tras el atril y con las frases típicas de la derrota —”no ha podido ser”—. El líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, se asomó al balcón de Génova al ritmo de Coldplay; el alcalde de Madrid, Jo...

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Solo los profesionales de la actuación, los actores, saben disimular la decepción cuando pierden —y en los Oscar ni siquiera les sale siempre—. Este domingo, las caras en el PP eran una fiesta y las del PSOE, un poema. Los populares desplegaron el atrezo de las grandes ocasiones —su balcón— y los lemas propios de la victoria — “¡hemos hecho historia!”;— y los socialistas comparecieron descompuestos tras el atril y con las frases típicas de la derrota —”no ha podido ser”—. El líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, se asomó al balcón de Génova al ritmo de Coldplay; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, saludó a lo Bisbal —”¿cómo están los máquinas?”— y la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, lanzaba besos al público mientras en la sede de Ferraz, Pilar Alegría admitía, ante un silencio de funeral: “Es un mal resultado. Entendemos el mensaje. Tenemos que hacer las cosas mejor”.

Abel Caballero, alcalde de Vigo, la ciudad donde siempre es Navidad, dio al PSOE una de las pocas alegrías de la noche al obtener el 60,86% del voto y 19 concejales, 14 más que el PP. “No hay un precedente en la historia democrática de España de algo parecido”, presumió el regidor antes de corregirse a sí mismo: “Bueno, sí, nosotros mismos hace cuatro años”. Caballero acumula 16 de mandato.

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, durante su comparecencia tras darse a conocer los resultados en las elecciones celebradas el domingo.Foto: SALVADOR SAS (EFE) | Vídeo: EPV

En Badalona, el candidato popular Xavier García Albiol cantaba a pleno pulmón Sweet Caroline, la canción que Neil Diamond dedicó a la hija del presidente John F. Kennedy. No era para menos. Albiol logró, él solito, 18 de los 27 concejales del Ayuntamiento, cuatro más de los necesarios para la mayoría absoluta y a distancias siderales de sus rivales: 14 ediles más que el PSOE (4), 15 de ventaja sobre ERC y Badalona en Comú Podem.

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), compareció con sonrisota y junto al futuro alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, tras arrebatar al PSOE una de sus grandes plazas. “Nos decían que Sevilla no, que era imposible que tuviera un alcalde del PP, pero hoy nos hemos llevado esa alegría”, celebró. Al igual que él hizo el resto de dirigentes del PP, la victoria local se vendió como un “cambio de ciclo político” en todo el país. Para los populares, el vencedor de las autonómicas y municipales es Alberto Núñez Feijóo y el gran derrotado, Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno siguió los resultados desde un lugar mucho más discreto que el líder del PP: el palacio de La Moncloa.

José Luis Sanz, candidato del PP a la Alcaldía de Sevilla, el domingo, después de conocerse los resultados electorales.Foto: ALEJANDRO RUESGA | Vídeo: EPV

El líder de Vox, Santiago Abascal, celebró la “consolidación” de su proyecto “frente al socialismo, el comunismo y sus socios separatistas y terroristas”. El partido, se congratuló, pasa “de 500 concejales a más de 1.700 y de 49 diputados regionales a 119″. Con todo, calientes aún las urnas de las elecciones autonómicas, Abascal atacó el Estado de las autonomías: “Enfrenta a los españoles, nos hace desiguales, nos resta libertades y además lastra el proyecto común de España”.

Begoña Villacís, hasta ahora vicealcaldesa de Madrid con Ciudadanos, partido que certifica en estos comicios otra fase de su agonía, compareció al borde de las lágrimas. “Siento una enorme tristeza”, admitió. Villacís dio las gracias a los pocos que la habían votado, a los que definió como “valientes que no optaron por la opción fácil”.

El socialista Ximo Puig, que pierde el Gobierno valenciano, tiró de Antonio Machado para pasar el trago: “La cabeza bien alta. Las manos bien limpias. Y el ánimo de seguir trabajando por los valencianos. Como decía Machado: ‘Todo pasa y todo queda’. Y el fruto de nuestro trabajo quedará”. Más recados —internos— tenía el mensaje de Javier Lambán, hasta ahora presidente socialista de Aragón: “No ha podido ser. El tsunami que ha arrasado hoy [por el domingo] en todas las comunidades nos ha arrastrado también a nosotros”.

Porque se puede perder o ser arrastrado. Esa fue también la metáfora a la que recurrió el hasta ahora presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, quien aseguró que “la marea” les había pasado “por encima”. Se refería a la oleada de cambios en gobiernos autónomos y municipales que pasan al PP, y auguró que esa corriente desfavorable llegará hasta las próximas generales.

El candidato de Podemos a la alcaldía de Madrid, Roberto Sotomayor, repitió una docena de veces que se habían quedado “a una décima” de entrar en el Ayuntamiento y criticó a los medios de comunicación que apenas le habían hecho caso durante la campaña. “Ha sido una vergüenza. Hemos peleado contra molinos”. “La democracia”, añadió solemne, “está herida de muerte”.

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