Hallan restos humanos en el pozo donde buscaban al segundo empresario desaparecido en Manzanares tras ver a Antonio Caba
La Guardia Civil espera ahora la confirmación forense para confirmar que se trata de Jesús González, tras la confesión de uno de los dos detenidos
Ha sido una inspección muy dificultosa en “un pozo estrecho”, señalaban los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que desde la mañana del pasado 31 de mayo inspeccionaban un nuevo pozo en Manzanares (Ciudad Real) en busca del segundo empresario desaparecido en la zona, Jesús González Borrajo, de 54 años. La última vez que fue visto, la tarde del 19 de junio de 2019, estaba con ...
Ha sido una inspección muy dificultosa en “un pozo estrecho”, señalaban los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que desde la mañana del pasado 31 de mayo inspeccionaban un nuevo pozo en Manzanares (Ciudad Real) en busca del segundo empresario desaparecido en la zona, Jesús González Borrajo, de 54 años. La última vez que fue visto, la tarde del 19 de junio de 2019, estaba con Antonio Caba, un conocido tratante de fincas amigo suyo, que hacía de intermediario en la venta de dos de sus coches de alta gama.
Caba, de 48 años, fue detenido el pasado 14 de marzo tras encontrarse los restos de otro empresario, Juan Miguel Isla, de 58 años, en un pozo ubicado en una finca de su propiedad, en Valdepeñas. Isla llevaba desaparecido desde el pasado 22 de julio, cuando viajó desde su residencia de Alicante a Manzanares para vender una finca de su familia. También en aquella ocasión, Caba ejercía de intermediario de la transacción económica. La confesión de su cómplice, un vecino jubilado del pueblo llamado Gaspar Rivera, de 70 años, ha sido determinante para resolver ambas desapariciones. Caba y Rivera se encuentran en prisión desde entonces.
El caso de la desaparición de Jesús González fue sorprendentemente archivado tras una investigación de la Guardia Civil de Manzanares. Se da la circunstancia de que Caba, aficionado a las armas, tenía buenos amigos en la comandancia por la que, según el relato de los vecinos, “se paseaba como Pedro por su casa”. El interrogatorio al que fue sometido en su día, por ser la última persona que había estado con González justo antes de su desaparición, es más el relato de un viaje que habían hecho juntos a Paraguay que una declaración relacionada con una sospechosa desaparición.
Ha sido el empeño de los familiares de Jesús González, que siempre sospecharon de Caba, y el hecho de que se registrara una desaparición similar y en circunstancias tan parecidas en la misma zona, lo que puso a los agentes de la UCO sobre la pista de este doble caso de desaparición que parece cerca de resolverse. Los agentes han pasado los cinco últimos días usando técnicas distintas para tratar de destaponar un pozo y llegar al fondo, donde finalmente aseguran haber hallado “restos óseos”. “En relación a las distintas actuaciones iniciadas desde hace varios días, centradas en la investigación sobre la desaparición de D. Jesús María González Borrajo, la Guardia Civil ha localizado restos óseos en un pozo de sondeo en una finca agrícola en el término municipal de Manzanares (Ciudad Real), por el momento sin identificar”, reza la nota de prensa enviada en la noche de este martes.
La investigación se precipitó en enero, cuando los investigadores de la UCO lanzaron una solicitud de ayuda ciudadana para localizar el vehículo del empresario Juan Miguel Isla. Ese llamamiento a la colaboración ciudadana puso nerviosos a los dos principales acusados por las desapariciones, el corredor de Fincas, Caba, y su presunto cómplice, Rivera, que comenzaron a cometer errores, encontrándose en sitios para ponerse de acuerdo en caso de que el foco se pusiera sobre ellos y acudiendo a los lugares que, temían, podrían ser inspeccionados por los agentes. Para entonces, los agentes de la UCO ya les seguían muy de cerca los pasos que les llevaron hasta el primer cadáver. La investigación la dirige el Juzgado Número 2 de Manzanares.
La confesión de Gaspar Rivera, que lloraba ante la jueza diciendo que “lo sentía mucho” y que él solo había ayudado a su amigo Antonio Caba a deshacerse del cuerpo de Juan Miguel Isla y de su coche, a cambio de unos cuantos miles de euros que ni siquiera había llegado a cobrar, ha vuelto a repetirse en esta ocasión, con el caso del empresario también desaparecido Jesús González.
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