La incertidumbre de los más de 4.500 desalojados por el incendio en Tenerife: “La situación es angustiante”
Algunos vecinos de La Orotava se están alojando temporalmente en el pabellón deportivo de la localidad. Más de 4.000 personas han sido confinadas en sus municipios
“La cosa no pinta nada bien”, sentencia Ana Belén Perdigón. La mujer, de 44 años, es una de las evacuadas del municipio de La Florida, cercano a la zona del incendio en Tenerife, que ya ha calcinado más 3.800 hectáreas y no ha habido manera de controlar. El jueves por la mañana recibió una llamada de Protección Civil en la que le decían que debía marcharse para no respirar el aire contaminado. Desde que la noche del martes se...
“La cosa no pinta nada bien”, sentencia Ana Belén Perdigón. La mujer, de 44 años, es una de las evacuadas del municipio de La Florida, cercano a la zona del incendio en Tenerife, que ya ha calcinado más 3.800 hectáreas y no ha habido manera de controlar. El jueves por la mañana recibió una llamada de Protección Civil en la que le decían que debía marcharse para no respirar el aire contaminado. Desde que la noche del martes se declaró el incendio, más de 4.500 personas han sido desalojadas de casi una decena de municipios y otras más de 4.000 han sido confinadas en sus casas por seguridad. Ana Belén y su familia se están hospedando temporalmente en el polideportivo Quiquirá, en La Orotava, junto con unas 70 personas, pero está previsto que lleguen más en las próximas horas. La medida se ha tomado de manera preventiva para evitar que los vecinos respiren el humo del incendio.
El cielo que se observa desde La Orotava, situado en el norte de la isla, a 19 kilómetros del Teide, se ha teñido de color naranja. Es el reflejo de las llamas que han abrasado una buena parte de la isla. El incendio se encuentra en las montañas que rodean la zona y desde las casitas de colores del pueblo de 42.000 habitantes se aprecian grandes nubarrones de humo. El suelo está plagado de pequeñas virutas de ceniza negra que caen sin cesar como si fueran gotas de agua.
Dentro del albergue provisional se respira incertidumbre. “La situación es angustiante”, exclama Ana Belén con cara de preocupación. Aún no saben cuándo van a poder regresar a sus casas. Los vecinos tratan de acostumbrarse a esta situación excepcional. Muchos se han traído una muda en una mochila para el día siguiente, pero nada más. Los niños se entretienen jugando a juegos de mesa y dibujando. La mayoría de los evacuados son familias y personas mayores residentes de la isla. Unas cien camas están distribuidas por la instalación.
El espacio municipal, de gran superficie, cuenta con una zona habilitada para las mascotas. Entre ellas se encuentra el pequeño Toy, el yorkshire de la familia de Ana Belén, catalogado a través de un cartel como “peligroso”. Cada perro tiene su parcela particular dentro de unos espacios separados por vallas. En total, hay 26 perros evacuados, que junto con gatos, conejos y pájaros suman unos 50 animales conviviendo con sus dueños.
Mientras tanto, los habitantes del barrio de Pino Alto, ubicado en la cima de La Orotava, comienzan a recibir a media tarde del jueves alertas en sus teléfonos de que deben abandonar sus hogares por la cercanía de las llamas. María Luisa Pacheco observa desde el portal de su casa el avance del fuego con lágrimas en los ojos. “Nunca he visto nada igual”, dice desolada. Ella nació en esa misma casa y en sus 60 años de vida no había vivido nada semejante. “Apúrate, que tenemos poco tiempo”, le advierte a su pareja. Su hijo, de unos 40 años, acaba de llegar a recoger unos discos de vinilo que guarda en la casa de su madre y ahora teme que puedan ser destruidos por las llamas.
María Luisa recuerda que volvía a casa el martes por la noche desde las fiestas de Candelaria y justo cuando estaba de camino, se enteró de que había fuego cerca. La mujer, ya jubilada, tiene la certeza de que el incendio fue provocado y arremete contra los supuestos culpables. Precisamente la alcaldesa de ese municipio, María Concepción Brito, mostraba el miércoles sus sospechas de que las llamas han sido intencionadas. “En mi opinión, esto no ha sido casual”, manifestó la alcaldesa. María Luisa subraya también que los bosques no se han limpiado en los últimos años, por lo que los rastrojos acumulados son “puro combustible” para el fuego. “Qué desgracia”, lamenta.