Andalucía descarta, de momento, implantar una tasa turística

El consejero de Turismo, Arturo Bernal, cree que es “prematuro” considerar que al impuesto como solución “sin tener claros cuáles son los impactos” sobre de la industria sobre el territorio

Vista desde arriba de una playa de Torrox (Málaga).Irene Martín Morales (EFE)

Andalucía ha descartado implantar, al menos a corto plazo, una tasa turística. El consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal, considera que aún es “prematuro” plantear la implantación de esta u otra medida hasta que no se conozcan los impactos que la industria tiene sobre el territorio o los efectos que podría tener el impuesto sobre los destinos turísticos. Así lo ha comunicado este lunes por la tarde tras una reunión con el presidente de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, el popular José María Bellido —también alcalde de Córdoba— y el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Javier González de Lara. Las tres partes sí que han llegado a un acuerdo para crear lo que han denominado Observatorio para la sostenibilidad turística local, que servirá, dicen, para analizar el desarrollo del turismo y su impacto en los municipios andaluces.

“Es prematuro hablar de una tasa o un impuesto al turismo como solución, sin tener claros cuáles son los impactos que tenemos que resolver y cómo lo vamos a hacer”, ha dicho Bernal. “El turismo genera beneficios a la sociedad, pero también inconvenientes, impactos negativos. Y la sociedad nos lo está diciendo. Tenemos que verlo y ponerle coto”, ha subrayado el consejero, que cree que los principales impactos de la industria están más ligados “con elementos de convivencia o de sostenibilidad económica más que del modelo de financiación local”. “El turismo tiene un ecosistema muy delicado y cualquier decisión que tomemos podría tener unos efectos no deseados si no lo hacemos bien”, ha insistido en la misma línea Bellido. “Queremos tener los datos y saber el impacto real en los municipios, sobre todo en los de gran afluencia turística”, ha añadido quien se ha mostrado abierto, en otras ocasiones, a que las ciudades que lo crean conveniente, pongan en marcha la tasa turística.

Sus declaraciones, de hecho, impulsaron al propio presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, a encargar a Arturo Bernal fomentar el encuentro entre los representantes de los municipios andaluces y los empresarios para debatir la medida. En el propio Gobierno andaluz no hay consenso, como mostró la consejera de Economía y Hacienda, Carolina España, se posicionó a favor de la tasa. En todo caso, al tratarse de un impuesto nuevo, algo a lo que el PP es refractario, y en plena campaña de las europeas, no parece que las posiciones del Ejecutivo de Moreno, vayan a moverse de las oficiales.

De momento hay dos posturas enfrentadas que, a priori, no parece que puedan cruzarse en busca de puntos de consenso. Por un lado, los empresarios —con el sector hotelero a la cabeza— que se oponen a lo que, puntualizan, “no es una tasa, sino un impuesto”, según advirtió el vicepresidente de la CEA y presidente de las Cámaras de Comercio de Andalucía, Javier Sánchez Rojas, la semana pasada en una entrevista en 7TV. La patronal sostiene que la medida penalizaría a uno de los principales motores de la economía andaluza, el turismo, que supone el 13% del PIB de la comunidad y que en zonas como la Costa del Sol deja más de 14.000 millones de euros de gasto cada año. Y que sería un agravio para el turista que elige Andalucía para sus vacaciones —entre ellos “muchos andaluces”, como subrayó Sánchez Rojas— frente a quienes veranean o visitan otras comunidades. “Somos totalmente contrarios a este impuesto”, subrayó hace unas semanas el presidente de la Federación Andaluza de ¿PHoteles y Alojamientos Turísticos (Fahat), Juan Zapata, en la misma línea que ha defendido la potente Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos).

El consejero de Turismo está de su parte y, además, esgrime datos del INE para sostener sus argumentos: ninguna capital andaluza aparece entre las 20 ciudades más saturadas de España (Tarifa es la primera, en el puesto 22). También utiliza las cifras de una encuesta propia impulsada por la Junta de Andalucía que concluye que solo el 16% de los consultados apoya esa tasa. Bernal, que cree que hay “fórmulas imaginativas” que podrían ser “objetivamente más eficaces y realistas”, ha defendido además que los ayuntamientos reclaman no tanto una tasa para hacer frente al sobrecoste del turismo, sino una mejor financiación de sus arcas públicas. Una fórmula que les permita mejorar unos servicios públicos con los que deben atender a una población que en muchos lugares se triplica en verano. Propone, además, que la reforma del sistema impulsada por el Gobierno central.

Sin embargo, las principales capitales andaluzas, muchas de ellas imán de turismo cultural, como Sevilla, Córdoba, Málaga o Cádiz, sí abogan abiertamente por la implantación de esa tasa. Y lo hacen, eso sí, esgrimiendo que debe ser a través de una fórmula que vaya de la mano del sector turístico. Y, eso, como dice el alcalde malagueño, Francisco de la Torre, pasa por convencerlo de las ventajas que conlleva. La iniciativa serviría tanto para sufragar las consecuencias negativas de la afluencia de visitantes (suciedad, mantenimiento de los conjuntos monumentales) como para redistribuir la riqueza entre los barrios más desfavorecidos que no se benefician del impacto turístico, como ha defendido el alcalde de la capital andaluza, el popular José Luis Sanz. “El ciudadano ve bien que el turista contribuya indirectamente con este impuesto y devuelva de manera indirecta el disfrute de la ciudad”, decía el pasado marzo De la Torre. Frente a esta posición, los regidores de los municipios cuyos ingresos se apoyan en el sol y playa se oponen a la tasa.

Pero más allá de argumentos económicos, la decisión tiene un trasfondo político. De hecho, Adelante Andalucía ha presentado una propuesta de Ley sobre la tasa turística que la mayoría absoluta del PP ha impedido que se debata. De hecho, José Ignacio García, portavoz de la formación de izquierdas, ha criticado este lunes que la medida se debata en una reunión con empresarios y no en la Cámara de Representantes. “No está la gente que sufre el impacto climático, el impacto hídrico del turismo, no está la gente que sufre el turismo” y, en cambio, “están solo los que se enriquecen del turismo”, ha dicho García.

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