Suspendidas las licencias en las cuatro nuevas calles del Eixample
La nueva moratoria del gobierno de Barcelona busca garantizar la mixtura comercial en los futuros ‘ejes verdes’
Nueva moratoria de determinadas licencias de actividad económica en Barcelona vinculada a la transformación urbana para mejorar calles y plazas y a la redacción de un plan de usos para garantizar la mixtura del tejido comercial y evitar monocultivos.
En este caso,...
Nueva moratoria de determinadas licencias de actividad económica en Barcelona vinculada a la transformación urbana para mejorar calles y plazas y a la redacción de un plan de usos para garantizar la mixtura del tejido comercial y evitar monocultivos.
En este caso, en el Eixample. El Gobierno municipal de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, informó este viernes de que ha decretado una suspensión de licencias y permisos de obras para locales de ocio musical, restauración y comercio alimentario en las calles y plazas del distrito del Eixample que se convertirán en espacios pacificados: los ejes verdes del proyecto Superilla Barcelona.
La moratoria afecta a los locales de la calle de Consell de Cent (entre Vilamarí y Roger de Llúria) y Rocafort y Comte Borrell (entre la avenida de Roma y la Gran Via). Las licencias no se han suspendido en la calle de Girona, porque en esta vía ya se suspendieron y se redactó un nuevo plan de usos.
Concretamente, la nueva moratoria afecta a las licencias de actividades musicales, de restauración, especialistas alimentarios y platos preparados, autoservicios, tiendas de conveniencia y comercios alimentarios con degustación.
La teniente de alcalde de Urbanismo, Ecología y Movilidad, Janet Sanz, defendió que “cualquier mejora urbanística debe comportar la protección e impulso del comercio de proximidad: el existente y fomentar nuevos comercios”. La responsable de la cartera de urbanismo explicó que la experiencia exige al Ejecutivo “ser proactivos con el tejido de barrio existente como primer paso para redactar un plan de usos”. Sanz evocó la transformación y pacificación del entorno del mercado de Sant Antoni o la calle de Girona, que consideró “casos de éxito, con proporciones adecuadas entre actividades”.
“Una cuarta parte están vinculadas a la restauración y el resto tienen que ver con el comercio que da respuesta a las necesidades vecinales. No queremos monocultivos de determinadas actividades que provocan gentrificación y también amenazan al tejido existente”, manifestó para concluir: “Queremos que los ejes verdes, con inversión pública, garanticen la preservación de lo que le da valor, que es el comercio de proximidad y vinculado a la vida cotidiana de los vecinos”.