Seis arquitectas y dos grandes planes para Barcelona

La cooperativa Cierto Estudio acaba de ganar el concurso para diseñar las nuevas calles del Eixample tras conseguir el de los pisos públicos de Glòries

Las socias fundadoras de Cierto estudio Carlota de Gispert, Marta Benedicto, Clara Vidal, Anna Llonch, Lucia Millet e Ivet Gasol.Vídeo: FOTO Y GIANLUCA BATTISTA

Son seis arquitectas que tienen 32 o 33 años y acaban de ganar el primer premio del concurso convocado por el Ayuntamiento de Barcelona para rediseñar una de cada tres calles del distrito del Eixample. Un ambicioso proyecto de transformación del espacio público que busca echar a los coches y devolver el asfalto a los vecinos. Se conocieron en la universidad, se llaman Cierto Estudio y en 2017 ganaron otro concurso internacional, esta vez para capitanear la definición de un conjunto de vivienda públi...

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Son seis arquitectas que tienen 32 o 33 años y acaban de ganar el primer premio del concurso convocado por el Ayuntamiento de Barcelona para rediseñar una de cada tres calles del distrito del Eixample. Un ambicioso proyecto de transformación del espacio público que busca echar a los coches y devolver el asfalto a los vecinos. Se conocieron en la universidad, se llaman Cierto Estudio y en 2017 ganaron otro concurso internacional, esta vez para capitanear la definición de un conjunto de vivienda pública que se construirá en la plaza de les Glòries de Barcelona. Aquello fue un antes y un después, dicen. Lo de ahora, un paso más.

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”Como arquitectas nuestro objetivo es mejorar la vida de la gente. Hemos hecho vivienda privada, pública y dar el salto al espacio público supone la posibilidad de que nuestras ideas tengan el máximo impacto”. Habla Lucía Millet, una de las seis arquitectas del estudio, una cooperativa en la que, igual que cualquier proyecto lleva las seis firmas, en la entrevista responden las seis voces. “Nos gusta abordar nuevos retos, no somos especialistas en nada y nos motivan proyectos distintos porque entendemos que tener una mirada fresca también es positivo y unos se complementan con los otros”, añade Carlota de Gispert.

Para trabajar, se organizan en equipos de dos que toman las riendas de cada proyecto o encargo, pero en una reunión semanal el resto también aporta. Tan coral es el día a día en el despacho, que la composición de las parejas varía de un proyecto a otro.

En el amplio espacio de la oficina, se intuyen algunos de los recursos que replican en las viviendas: las estancias no tienen por qué ser cuadrados. A menudo alguna de las esquinas no dibuja un ángulo recto sino una diagonal, como un mordisco en el cuadrado en el que colocan las aperturas (puertas y ventanas) y que tienen varios usos: crear espacios mixtos entre el interior y el exterior de los pisos, proteger del ruido de la calle, crear recorridos que no son en línea recta o perspectivas largas entre las estancias.

La cocina en el centro: casas con perspectiva de género

Fuera de Barcelona, las arquitectas de Cierto Estudio tienen entre manos una casa en Menorca o 67 pisos sociales en El Masnou. Como en los de Glòries, el proyecto “reivindica espacios comunes y abiertos, cubiertas y escalas de transición entre el espacio público y privado, jugando con la dualidad entre la intimidad de las viviendas y la participación en la comunidad”, define Ivet Gasol. Su compañera Clara Vidal explica como, pensando desde una perspectiva de género e igualdad, el eje de las viviendas son “la cocina y el comedor, una pieza social, central, la que tiene más superficie, de la que todo el mundo participa y actúa como distribuidor, evita pasillos y disfruta de la ventilación cruzada entre las dos fachadas”. Gasol, a su turno, insiste en la idea de que en los pisos no haya espacios de primera y de segunda: “Lo ideal es que los máximos espacios posibles tengan la máxima calidad y que en función de sus habitantes las jerarquicen y adapten a diferentes formas de vida o etapas”.

Unas diagonales que recuerdan a los chaflanes del Eixample. Aunque es casualidad, porque las aplicaron antes del concurso de las nuevas calles. Caminar desde el centro, se llamaba la candidatura con la que se presentaron junto al equipo B67 Palomeras. “Era una declaración de intenciones, sobre la necesidad de devolver el protagonismo y los peatones al centro de la calle y no imponer los recorridos lineales de los coches”, explica de Gispert. Son conscientes de que las nuevas calles generan debate y Millet apunta: “No hemos pensado solo en los que están de acuerdo con el plan, queremos seducir a todo el mundo, el espacio público es de todos”, añade la arquitecta.

En alianza con el arquitecto Franc Llonch, Cierto Estudio ganó previamente el concurso de las viviendas de la plaza de Glòries. Además de diseñar 51 de los 238 pisos, la cooperativa definirá los volúmenes y coordinará el trabajo de otros cuatro equipos. Aquí, el reto era encajar los edificios de viviendas en un solar: optaron por no dividir los volúmenes sino ubicarlos en el perímetro, creando dos grandes patios interiores para los vecinos y un pasaje público que atraviesa el conjunto. Todo el edificio será de madera, explica Marta Benedicto, que destaca una de las claves de los pisos: “Todas las estancias tienen un tamaño similar, de manera que no tienen un uso predeterminado, una ambigüedad que fomenta la flexibilidad”.

Ingeniosa es, en el proyecto, la escala que forman los volúmenes de los edificios para que todo el mundo tenga sol. O la solución para las pasarelas de acceso a los pisos. “No es una fachada en línea recta, sino que dibuja unos retranqueos que generan espacios en la parte común del edificio que los vecinos se pueden apropiar” para extender la vivienda, explica Anna Llonch.

Contentas por el reconocimiento de su trabajo, las arquitectas de Cierto Estudio alertan de que pese al glamur del oficio, los equipos de jóvenes arquitectos viven instalados en la precariedad. “Todavía no nos ganamos la vida con alegría”, resumen gráficamente.


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