Muere Mariano Puig, puntal de la expansión del grupo perfumero
Lanzó Agua Lavanda en Estados Unidos y en pleno franquismo dio el salto a París de la mano de Paco Rabanne
Mariano Puig Planas, miembro de la segunda generación familiar que aupó al grupo Puig a la cima de la perfumería, la cosmética y la moda, ha fallecido hoy a los 93 años de edad. Formó dupla con su hermano Antonio para poner los mimbres de la empresa fundada por su padre en Barcelona hasta lo que es hoy. Si Antonio fue el responsable creativo de los frascos en plena autarquía española, Mariano fue el responsable de la expansió...
Mariano Puig Planas, miembro de la segunda generación familiar que aupó al grupo Puig a la cima de la perfumería, la cosmética y la moda, ha fallecido hoy a los 93 años de edad. Formó dupla con su hermano Antonio para poner los mimbres de la empresa fundada por su padre en Barcelona hasta lo que es hoy. Si Antonio fue el responsable creativo de los frascos en plena autarquía española, Mariano fue el responsable de la expansión internacional de uno de los grandes conglomerados empresariales españoles, con una facturación superior a los 1.500 millones de euros y múltiples y reconocidas marcas bajo su paraguas.
Era ingeniero químico y fue graduado en el IESE Business School en una de sus primeras promociones. La compañía ha destacado hoy su capacidad de liderazgo y su olfato para emprender la expansión internacional del grupo, tras empezar la venta de Agua Lavanda Puig en Estados Unidos a finales de los años 50 y logrando la licencia de la marca Max Factor para distribuirla en España. En 1968 dio el salto a París, cuna de la moda y la perfumería con una colaboración con el diseñador Paco Rabanne para desarrollar sus propias fragancias. Dos décadas después replicaría ese acuerdo con Carolina Herrera, con quien negoció también su división de moda. Ambas marcas son hoy dos puntales en la facturación y la estrategia del grupo.
Mariano Puig aportó otra brizna de modernidad a la dirección de la empresa en los años noventa con la incorporación a la cúpula de la compañía de un profesional externo. Bajo sus recomendaciones alcanzó la presidencia del grupo Javier Cano, cargo que solo abandonaría en 2007, para que Marc Puig, uno de los hijos de quien defendiera ese fichaje asumiera las riendas de la compañía, que todavía mantiene.
Su participación en Puig no le impidió situarse en otras sociedades del grupo, como la sociedad Exea empresarial, a través de la cual la familia gestionaba sus beneficios, y en otros ámbitos fuera del ámbito empresarial. Participó por ejemplo en la fundación del Instituto de la Empresa Familiar de España, que presidió entre 1995 y 1997, fue patrono de la Fundación Princesa de Asturias y miembro de consejos de diversas universidades. Hace diez años participó en la creación de Barcelona Global, una plataforma integrada por empresarios y empresas que persigue mantener la proyección internacional de la capital catalana.
Asimismo fue presidente de la Federación Española de Esquí Náutico, deporte que practicó y con el que consiguió el Campeonato de España en dos ocasiones.