Primera Persona celebra su última edición dejando ‘Cicatrices’

El festival de relatos de vida cierra el 15 de mayo en el CCCB una singladura con más de 200 invitados y 10.000 asistentes

Julieta Venegas, durante su actuación en el festival Primera Persona del CCCB, en 2019.

Eran momentos irrepetibles en los que escritores y artistas, como si estuvieran en el sillón de salón de sus casas o en el rincón de un pub con los amigos, bajaban barreras y se confesaban ante centenares de personas, de manera paradójica en una fresca e íntima comunión. “Son instantes excepcionales, sí, que se han de cuidar mucho en los preparativos y durante los encuentros y antes de agotar fórmulas o repetirlas, es mejor dejarlo”, argumenta a este diario el escritor Miqui Otero, uno de los comisarios-confesores, junto a su colega Kiko Amat, del Festival Primera Persona. Justifica así...

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Eran momentos irrepetibles en los que escritores y artistas, como si estuvieran en el sillón de salón de sus casas o en el rincón de un pub con los amigos, bajaban barreras y se confesaban ante centenares de personas, de manera paradójica en una fresca e íntima comunión. “Son instantes excepcionales, sí, que se han de cuidar mucho en los preparativos y durante los encuentros y antes de agotar fórmulas o repetirlas, es mejor dejarlo”, argumenta a este diario el escritor Miqui Otero, uno de los comisarios-confesores, junto a su colega Kiko Amat, del Festival Primera Persona. Justifica así que la convocatoria del 15 de mayo (la novena, con el epígrafe Cicatrices) será la última edición de esta iniciativa de relatos de vida, que ha ido cobijando el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB).

Jo sóc el meu heroi era el epígrafe que llevaba la primera cita, en mayo de 2012, en la que sería una de las primeras propuestas del flamante espacio del Teatre del CCCB. Se pretendía analizar el entonces aún no hegemónico relato narrado en primera persona a través de protagonistas seleccionados “por el valor emocionalmente honesto, puro, crudo y humorístico de sus historias”, rezaba el cartel. Más de 200 creadores y 10.000 espectadores después, la profundidad emocional y los jirones de intimidad que se fueron depositando entre momentos musicales y charlas y entrevistas fue notable.

Julieta Venegas, Vivian Gornick, James Rhodes y Renata Adler han sido algunos de los rutilantes nombres que pasaron por ese peculiar confesionario, que llegó a tener miniedición en Madrid. Otero tiene entre lo más idiosincrásico de lo que ha sido el Primera Persona la presencia, ya en la primera edición, del escritor judío afincado en EEUU Jonathan Amer, por “los preparativos previos en los que se puso en escena una especie de mayordomo como el que reflejaba el autor en sus novelas humorísticas para que charlara con él”; o la iniciativa musical que implicó a Robert Forster con una banda de músicos diversos de Barcelona que se formó seis días antes para que actuaran juntos; o la descarga de humanidad que desprendió el encuentro entre José Luis Cuerda y Eduardo Mendoza en 2015.

Sello personal de los comisarios

Temerosos de que aquella excitación y atmósfera inicial se fuera diluyendo o el formato se adulterara, los comisarios han decidido dejarlo aquí. “Cuando empecé tenía 30 años y ahora tengo 41”, fija Otero, consciente también del desgaste del impulso y de la excitación iniciales, necesarios para buscar siempre momentos irrepetibles. Desde la dirección del CCCB ni se plantea la continuidad con otros directores: “Es una historia de éxito, pero tiene el sello muy personal de sus creadores”, resumen. En cualquier caso, la despedida será notable, con una edición especial al aire libre en el Pati de les Dones del CCCB. Con el hilo conductor de la monologuista Oye Sherman (María Rovira), la jornada única del Primera Persona (novena edición presencial, décima convocatoria si se cuenta la edición indoor de 2020, que, por la pandemia, quedó reducida a la intervención digital de la pensadora Jia Tolentino y de la escritora Rachel Cusk) contará con el poeta y cantante David Caño (premio Jocs Florals 2019 y miembro del grupo Ovidi4), la periodista y escritora Anna Pacheco (Listas, guapas, limpias) y la ilustradora peruana Rocío Quillahuaman, entre otros. Su experiencia ante las cicatrices, ya sean físicas o espirituales, será el cordón umbilical. Habrá una decena de intervenciones en total, en una jornada que culminará la actuación del barcelonés Joe Crepúsculo (Joël Iriarte).

Como fin de fiesta, el mismo día 15 podrá descargarse, desde la web del CCCB, una publicación con una veintena de trabajos de otros tantos creadores: textos, canciones y viñetas reflexionando alrededor de Cicatrices. “La cicatriz es el recuerdo de alguna cosa que nos hizo daño, y nos hizo diferentes, pero también la prueba de que realidad lo tenemos controlado, que esa herida ya no sangra”, describe Otero. Para Amat, la publicación es “el telón del Primera Persona, el último gag para poder llevárselo a casa”. Allí donde siempre pareció anidar el festival.

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