Aulas a 38 grados y sin climatización en plena ola de calor en Cataluña
Educación descarta instalar aire acondicionado y sugiere más actividades en el exterior pese a las quejas de directores, sindicatos y familias
En estos días tórridos, la primera actividad del día en el instituto Màrius Torres de Lleida es una guerra de agua. El termómetro ha llegado a marcar 38 grados dentro del aula, así que buscan formas para hacer las clases más llevaderas. En la escuela Fort Pienc de Barcelona no han medido la temperatura, pero, aunque sea menor, el bochorno por la alta humedad tampoco hace habitables las aulas, así que estos días echan mano de aerosoles, de una fuente y de la manguera para refrescar a los alumnos. Piscinas, ventiladores, sombras… ...
En estos días tórridos, la primera actividad del día en el instituto Màrius Torres de Lleida es una guerra de agua. El termómetro ha llegado a marcar 38 grados dentro del aula, así que buscan formas para hacer las clases más llevaderas. En la escuela Fort Pienc de Barcelona no han medido la temperatura, pero, aunque sea menor, el bochorno por la alta humedad tampoco hace habitables las aulas, así que estos días echan mano de aerosoles, de una fuente y de la manguera para refrescar a los alumnos. Piscinas, ventiladores, sombras… cada centro busca la manera de pasar como pueda estos días tan calurosos.
La ola de calor, con temperaturas superiores a los 40 grados en zonas del interior de Cataluña, está convirtiendo las aulas en auténticos hervidores. Los sindicatos denuncian varios casos de desmayos. Los institutos de Lleida, donde el mercurio está más disparado, han solicitado incluso al Departamento de Educación acabar antes las clases, siguiendo el ejemplo de la primaria, que finaliza a las 13.00 en junio. Familias, directores y sindicatos critican al departamento por la falta de soluciones, mientras Educación descarta climatizar las aulas y recomienda hacer más actividades en el exterior.
“Las tres primeras horas se puede hacer clase, pero al mediodía ya es imposible”, confiesa Josep Rubió, jefe de estudios del instituto Josep Lladonosa de Lleida. En este centro ha habido alumnos que han tenido que irse a casa por golpes de calor o mareos. “Intentamos pasar las horas lo mejor posible, aunque no siempre podemos organizar una guerra de agua”, añade Carles Buide, secretario del Màrius Torres. Los institutos de la capital de poniente, que normalmente finalizan las clases a las 15.00, han pedido a Educación salir dos horas antes y evitar así que las horas centrales de más calor los alumnos estén en centros sin climatización. El departamento lo rechaza. “Los alumnos tienen que estar en el centro, es horario lectivo. No podemos enviar a las 12 a casa a los niños porque hace calor. Nadie nos dice que en casa van a estar mejor”, ha argumentado este viernes Núria Mora, secretaria de Transformación Educativa, en una entrevista en TV3.
Los directores inciden en que los centros educativos no se han diseñado para soportar altas temperaturas. Muchos patios son de cemento y sin sombras. No hay aire acondicionado y la única ventilación se consigue —si es que se consigue— abriendo ventanas. Es lo que le sucede a la escuela Fort Pienc de Barcelona. “Aunque hacemos jornada intensiva, el 90% de los alumnos se quedan a comer y después salen al patio, son muchas horas bajo el sol”, lamenta la directora Lourdes Mateu. Aquí intentan remojar a menudo a los alumnos para refrescarlos. La directora, que se ha traído un ventilador de casa para el despacho, se muestra preocupada con el inicio de curso. “Nos preocupa mucho en qué condiciones vamos a empezar, porque hará mucho calor”.
Estos días abundan las quejas por las redes sociales sobre las temperaturas que se están alcanzando en muchas aulas, ya superando los 30 grados. Los sindicatos denuncian el caso de dos alumnos desmayados por el calor en Manresa y de una profesora en el Baix Llobregat por un golpe calor. Las organizaciones sindicales recuerdan que la normativa establece que la temperatura en el centro de trabajo no puede superar los 27 grados y no descartan emprender acciones ante Inspección del Trabajo.
“Mis alumnos, o están muy excitados, o no se pueden ni mover de su asiento del calor que hace. No son condiciones ni para impartir ni para recibir clase”, se queja Vanessa Coll, profesora de inglés del Instituto Roger de Flor de Barcelona.
El Departamento, por su parte, considera “excepcional” la ola de calor en junio y descarta totalmente instalar aire acondicionado en los centros. “No es sostenible”, justificó Núria Mora, que apostó por medidas como persianas, cortinas, crear espacios de sombra en los patios o abriendo ventanas para ventilar. Asimismo, aseguró que es necesario “adaptar las actividades”. “Si hace falta, hagamos más horas de patio”, aconsejó, aunque esta propuesta choca con las recomendaciones de la Generalitat de evitar estar en el exterior las horas de más calor.
Sindicatos y familias cargan contra Educación por su inacción. “La situación es infrahumana. Estamos muy indignados con el departamento porque no se ha pronunciado ni ha enviado a los centros directrices o protocolos”, se queja Iolanda Segura, portavoz del sindicato Ustec. “Es una dejadez y menosprecio absoluto. Hay desmayos de alumnos. Esto es una cosa seria y el departamento no lo puede ignorar”, añade Xavier Massó, portavoz del sindicato de profesores de secundaria (Aspepc·sps). Las familias también reclaman soluciones. “El cambio climático es una evidencia. Los veranos cada vez serán más duros. Ya hemos pasado otras olas de calor, pero no se hacen los deberes. El departamento no actúa”, afea Belén Tascón, presidenta de la federación de asociaciones de familias, aFFaC.
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