La Generalitat relaja la ratio de monitores de las actividades de ocio ante la posible falta de personal en septiembre
Empresas y entidades de ocio lamentan que Educación haya declinado hacer una encuesta para prever el número de alumnos que seguirán las actividades
El Departamento de Educación se ha abierto a relajar la ratio de monitores de las actividades de septiembre ante los posibles problemas para encontrar personal, sobre los que han advertido las últimas semanas empresas y escuelas. La Generalitat había establecido una proporción de un monitor por cada 16 alumnos, pero hace unos días anunció a las patronales que podrán usar las ratios fijadas para el comedor, que son de máximo 15 alumnos en infantil y 25 en primaria. Educación, en todo caso, habla de “casos excepcionales” y asegura que “se adaptará la ratio después de estudiar cada caso concreto ...
El Departamento de Educación se ha abierto a relajar la ratio de monitores de las actividades de septiembre ante los posibles problemas para encontrar personal, sobre los que han advertido las últimas semanas empresas y escuelas. La Generalitat había establecido una proporción de un monitor por cada 16 alumnos, pero hace unos días anunció a las patronales que podrán usar las ratios fijadas para el comedor, que son de máximo 15 alumnos en infantil y 25 en primaria. Educación, en todo caso, habla de “casos excepcionales” y asegura que “se adaptará la ratio después de estudiar cada caso concreto y decidir si puede hacerse”.
A principios del mes de febrero, Educación sorprendía con el anuncio del avance del curso escolar una semana. Para compensar estos días adicionales, el Departamento decidió implantar la jornada intensiva en septiembre y complementar el resto del horario lectivo con unas actividades de ocio educativo -como ya se hace en junio en los centros públicos-, pero que serían gratuitas para las familias, para lo que se ha reservado una partida de 12 millones. La jornada intensiva afectará tanto a la pública como la concertada, pero quedan exentas, si así lo solicitan, las escuelas rurales y las de educación especial.
A dos días del final de curso, en las escuelas y empresas del sector reina un ambiente de inconcreción e inquietud por la falta de previsión. Principalmente, porque no se sabe cuántos alumnos se apuntarán a las actividades y, por consiguiente, se desconoce también cuántos monitores harán falta. Pero es que tampoco existe la intención de saberlo. Según explican entidades y empresas del ocio educativo, Educación ha descartado pedir a las escuelas que hagan un sondeo. “Nosotros tenemos que garantizar el servicio a todos los alumnos”, justifican desde el Departamento.
“Educación nos ha dicho que no hace falta que hagamos una prospección, pero muchas lo estamos haciendo por iniciativa propia, porque es de sentido común, igual que pedimos la confirmación de plaza”, incide un director, miembro de la junta central, que prefiere mantener el anonimato. Este docente considera que están “gestionando incertidumbre”. “Hay preocupación en las escuelas porque dependiendo la demanda que haya, ¿tendremos espacios suficientes? ¿Y tendremos monitores suficientes?”, se pregunta.
Las entidades que gestionan las entidades también lamentan las inconcreciones. “Sabemos que habrá un incremento de alumnos, pero necesitamos saber cuánto. Nuestros cálculos apuntan a un aumento del 50% de monitores”, destaca Sònia Recasens, directora de programas educativos de la Fundación Tarrés. La entidad todavía tiene pendiente detectar entre sus trabajadores cuántos podrán alargar la jornada. Con todo, no prevén tener problemas para encontrar monitores.
Otra de las principales entidades del sector, Fundesplai, está actualmente realizando este sondeo entre su plantilla, pero tampoco esperan tener dificultades. “Trabajamos con la idea de mantener el mismo volumen de monitores porque trabajamos con unas ratios muy parecidas a las que pide la Generalitat. Y también trabajamos con la previsión de que el número de alumnos sea muy parecido. En todo caso, si nos faltan monitores echaremos mano de nuestra borsa”, abunda Froilán Salgado, director adjunto de Fundesplai, entidad que gestiona el comedor en unas 200 escuelas y cuenta con 2.200 monitores.
Desde la Acellec, la patronal de las pymes del sector del ocio educativo, consideran que el problema se producirá en los centros en que sean necesarios más monitores. “Lo difícil es encontrar gente para trabajar una hora, no sale a cuenta”, incide el gerente, Pep Montes, quien coincide en que finalmente no habrá grandes quebraderos de cabeza porque el número de alumnos será muy parecido al del comedor y se podrá cubrir con el personal ya existente.
Caso aparte es la escuela concertada. La Fundación Escola Cristiana sí prevé que se tengan que contratar más monitores por el aumento de demanda -muchas de sus escuelas han realizado sondeos-, pero esperan que ello sea un hándicap. “Nos apañaremos con los monitores actuales y también con los profesores que ahora están a media jornada y se les puede ampliar contrato”, explica la secretaria general, Meritxell Ruiz.
Desde Escola Pia sí prevén más dificultades en las escuelas grandes. “Si ahora tienen 15 monitores, necesitarán más de 40. ¿Dónde encuentras tanta gente para una sola hora?” Se pregunta Jaume Montsalvatge, jefe del área pedagógica. Montsalvatge abunda que los centros están haciendo auténticos tetris para encajar los horarios, ya que tienen una hora menos de comedor, acaban más tarde que la pública y cuentan con la hora complementaria (la sexta hora). Además, según las indicaciones de Educación, en septiembre deben hacer una hora con monitores y a partir de las 16 horas no podrá ser lectivo. “Dudamos que la última hora deba ser con monitores, especialmente en infantil y P3. ¿La primera semana de curso los niños se quedarán con un monitor que no conocen? ¿Y tiene que ser el monitor el que entrega el niño a las familias y les explique cómo ha ido el día? No lo vemos claro”.
Oferta de calidad
Una de las preocupaciones más comunes en el sector es cómo van a ser las actividades. “Cubrir esta hora no debería hacerse de cualquier forma, no se trata de estar una hora con una pelota en el patio. Educación quiso poner en marcha su idea, pero sin hablar con nadie y planear cómo se puede hacer”, espeta Recasens. A la federación de asociaciones de familias, aFFaC, también le preocupa si realmente el nuevo calendario beneficiará a los alumnos más vulnerables. “Quedarse por la tarde no es obligado, así que no se sabe si los niños que más lo necesitan harán las actividades”, apunta su directora, Lidon Gasull.
Desde CC OO lamentan que la forma en que se decidió el avance del curso -sin consensuarlo con la comunidad educativa- supone un impedimento para ofrecer una oferta actividades de calidad. “Buscamos profesionalizar el sector, pero si tenemos que buscar trabajadores de cualquier manera, todo se desvirtúa. Cada empresa hará lo que pueda y cada monitor hará lo que pueda. Al final, será un espacio para aparcar niños”, afea Cristina Broto, responsable del sector del ocio educativo del sindicato.
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