Las hadas se unirán a los cisnes y cigüeñas para una noche mágica en el castillo de Peralada con ‘The Fairy-Queen’, de Purcell
El festival estrenará el 22 de julio una producción de la deliciosa ‘semiópera’ barroca con dirección musical de Dani Espasa y escénica de Joan Anton Rechi
Es difícil encontrar una obra más adecuada para una noche en el festival Castell de Peralada que The Fairy-Queen, la Reina de las Hadas, que figura este año en el programa en una producción especialmente creada para la ocasión cuyo estreno tendrá lugar el 22 de julio. Si se suma la magia de la semiópera barroca -así se la califica- en cinco actos de Henry Purcell, con sus seres sobrenaturales, hadas, duendes y otros espíritus de los bosques, al encanto...
Es difícil encontrar una obra más adecuada para una noche en el festival Castell de Peralada que The Fairy-Queen, la Reina de las Hadas, que figura este año en el programa en una producción especialmente creada para la ocasión cuyo estreno tendrá lugar el 22 de julio. Si se suma la magia de la semiópera barroca -así se la califica- en cinco actos de Henry Purcell, con sus seres sobrenaturales, hadas, duendes y otros espíritus de los bosques, al encanto habitual de los jardines del castillo ampurdanés en verano, sus árboles, sus cisnes y cigüeñas, la combinación puede ser de ensoñación narcótica. Un estado digno del elixir que destila el travieso geniecillo Puck con la flor “love in idleness”, amor perezoso, la viola tricolor, nuestro pensamiento salvaje (seguro que crece en los parterres de Peralada), y que provoca tantos líos amorosos en El sueño de una noche de verano de Shakespeare, referente de la pieza de Purcell.
The Fairy-Queen (1692) es una creación de Purcell que se superpone a la obra de Shakespeare, de casi cien años antes (aproximadamente 1595) y que era en época del compositor vista como algo anticuado (de hecho la pieza del Bardo, sobre un grupo de gentes de teatro y amantes envueltos en el bosque en líos de hadas, no se revalorizó hasta el siglo XIX y resurgió popularmente con el filme de Max Reinhardt de 1935 en el que James Cagney hacía del Bottom y Mickey Rooney de Puck). En The Fairy-Queen, con libreto anónimo que “moderniza” libremente la pieza de Shakespeare, la aportación de Purcell no fue poner la música a una ópera completa sobre El sueño de una noche de verano, sino la creación de una serie de composiciones para escenas añadidas a los actos de la obra de Shakespeare. Son una serie de mascaradas cortas -que incluyen personajes que no salen en el Sueño, el Poeta Borracho, Mopsa, Corydon, Phoebus, Juno, Hymen, el hombre y la mujer chinos…- que se relacionan metafóricamente con el material original, pero que van bastante por su cuenta.
El Sueño shakesperiano era en época posterior un cañamazo para presentar música, textos, danzas y efectos escenográficos y de hecho The Fairy-Queen, que contiene alguna de la mejor música para teatro de Purcell, se puede representar y suele hacerse (todo junto llevaría a más de seis horas) sin la parte del Sueño, sólo con las partes musicadas, que son maravillosas, con temas del compositor como Come all ye songsters of the sky, If love’s a sweet passion, O let me weep, o Sing while we trip it. Incluso hay una composición que habla de los cisnes, Symphony while the Swans come forward.
Lo que se verá en Peralada es una nueva producción de The Fairy-Queen con dirección musical de Dani Espasa, dirección de escena de Joan Anton Rechi, un reparto vocal encabezado por el contratenor Xavier Sabata (las sopranos Ana Quintans y Judit Van Wanroij, ,los tenores Mark Milhofer y Thomas Walker, y el bajo Nicolas Brooymans), la orquesta Vespres d’Arnadí y el coro Ensemble O Vos Omnes, y coreografía de Mar Gómez. El espectáculo se presenta como una “reinterpretación” a partir del universo de Purcell y de sus resonancias shakespearianas con referencias y guiños actuales y hasta con un toque pirandelliano de teatro dentro del teatro: Oberon, Titania, Puck, las hadas y los otros personajes resultan ser en esta versión protagonistas de grandes óperas representadas en Peralada: Butterfly, Mario Caavaradossi de Tosca, Turandot, el Don José de Carmen, e incluso una valkiria. Todos buscando autor y esperanzados de que, en el reencuentro con el público, vuelva la magia tras los años de incertidumbre y epidemia. La producción quiere ser un homenaje por elevación a todas las noches hechizadoras de ópera, teatro y danza que han tenido lugar en el festival, un “cuento de hadas”, un “sueño de una noche de verano”, que aspira a convertir en terreno onírico los jardines y escenario del castillo.
En la presentación del montaje, sus responsables explicaron que se han añadido composiciones de Purcell que no pertenecen a The Fairy-Queen y algunos textos de Shakespeare en torno a la magia y la noche, y que el espectáculo cuenta con mucha coreografía. Destacaron la belleza de la música de Purcell y su capacidad de “hacer volar la imaginación”.
Rechi señaló que si se hace sólo la parte estrictamente de Purcell, “no se entiende mucho de lo que pasa” y ello obliga a buscar una dramaturgia potente para hacer comprensible el material, La ventaja es que se trata de una obra “que siempre se ha visto abierta a interpretaciones y te permite hacer lo que quieras”. El Sueño, recordó el director de escena, “es una excusa que se da Purcell para hacer volar su imaginación; en parte sigue a Shakespeare, pero se inventa mucho”. En la nueva versión, toman especial relevancia “el amor, la naturaleza del amor, y el por qué nos enamoramos, de quién lo hacemos” y qué hace que a menudo (o a veces, según la suerte de cada cual) no seamos correspondidos.
Sabata afirmó que es una de las producciones más complejas a las que se ha enfrentado, destacó la importancia de llevar el barroco a Peralada, reivindicó a Purcell junto a Monteverdi y Haendel, “todos capaces de transmitir tanta teatralidad”. Y alabó la música de Purcell “conectada a una vitalidad y unas ganas de vivir tan necesarias hoy en día”. Dijo que en la empresa han ido “todos a la una, lo que no es fácil de conseguir en una producción artística”, y que él luce un vestuario (de Gabriela Salaberri) “sorprendente” que “me explota en todas mis facetas”. Rechi añadió que Sabata es el elemento mágico unificado en un solo personaje, la jerarquía feérica y también el duende que vierte su jugo floral en los párpados de los demás para llevarlos a experimentar la noche mágica. Sobre si hay una lectura queer, hoy tan de moda, en la reina de las hadas, señalaron: “Hacemos Purcell, no hace falta decir más”.
Por su parte, Dani Espasa señaló la habilidad de Purcell para inserir elementos, y recordó que la música en el barroco, de la que se manifestó “enamorado desde los veinte años”, es funcional y carece de nuestro concepto moderno de la partitura. Explicó que lo de “semiópera” es un género muy inglés, de obra teatral con añadidos musicales y de mezcla de géneros como el pastoril y el mitológico, y apuntó la relación con las posteriores opereta y zarzuela.
El espectáculo, en dos partes, dura dos horas y cinco minutos. La escenografía, de Gabriel Insignares, se ha concebido como “una prolongación de los jardines en el escenario”. La representación incluye cierto juego con el patio de butacas y un punto de participación del público, aunque, “ojo, no es un espectáculo de La Cubana, no llegamos tan lejos con Purcell”. De The Fairy-Queen se ofrecerá en Peralada una sóla función, pero se confía en que tenga vida posterior.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal