El cine renace en la Cataluña rural, tres meses después del fenómeno ‘Alcarràs’: “Esta película fue el punto de partida”
Seis municipios catalanes crean programaciones estables tras el estreno del segundo largometraje de Carla Simón, mientras que 37 localidades sin salas de proyección acogen una oferta itinerante
Desde que en El Pont de Suert estrenaron hace tres meses Alcarràs, la galardonada película de Carla Simón que se hizo con el prestigioso Oso de Oro de la Berlinale, lo del cine ha sido un no parar. Este municipio leridano, capital de la comarca de Alta Ribagorza, próximo a los Pirineos, no tenía una programación esta...
Desde que en El Pont de Suert estrenaron hace tres meses Alcarràs, la galardonada película de Carla Simón que se hizo con el prestigioso Oso de Oro de la Berlinale, lo del cine ha sido un no parar. Este municipio leridano, capital de la comarca de Alta Ribagorza, próximo a los Pirineos, no tenía una programación estable desde hace una década. Dos o tres películas anuales, gracias al esfuerzo de un grupo de trabajadores de la localidad, evitaban que se apagara la llama del cine. La irrupción de la pandemia, sin embargo, acabó con aquella actividad. Cuando llegó Alcarràs, El Pont de Suert encontró el motivo para volver a una afición que no había sido olvidada por muchos de sus habitantes: “Nos lo pedían. La película de Carla Simón fue un bum. Entonces dijimos: venga, ahora sí. Alcarràs fue el punto de partida”.
Es la voz, al otro lado del teléfono, de Marta Rollan, responsable de cultura del Ayuntamiento de El Pont de Suert. Está contenta. Este verano han proyectado algunos títulos recién estrenados, como la última entrega de la franquicia de Jurassik Park (Jurassic World: Dominion) y la película biográfica dedicada al rey del rock, Elvis. El municipio, de alrededor de 2.000 habitantes, dispone de una gran sala de cine que fue propiedad del Grupo de Empresa Ribagorzana (GER), que pertenecía a la empresa de capital público ENHER (luego absorbida por Endesa), lo que ha vinculado la economía y la vida social de la localidad desde hace décadas con la industria hidroeléctrica, además de a la ganadería. Recientemente, la empresa cedió el cine al Ayuntamiento, apunta Rollán, lo que también ha contribuido a programar una obra de teatro cada mes.
Como El Pont de Suert, seis localidades de la Cataluña rural han implementado una programación estable desde el estreno del largometraje de Carla Simón. Otras 37 poblaciones catalanas sin salas habilitadas también han podido ver la película, según detalla Pere Aumedes, gerente del Circuit Urgellenc, que además de tener salas permanentes, también ha desplegado un programa de cine itinerante desde 2010.
“Llevamos más de 150.000 euros recaudados con Alcarràs, de los cuales 80.000 corresponden solo al cine itinerante. Igual es entre el 35% o 40% más de lo que recaudamos todo el año pasado. Esto es una fortuna para una empresa pequeña como nosotros”, apunta Aumedes, que destaca que solo en las poblaciones donde no hay cine han visto la película entre 12.000 y 14.000 personas. Las cifras están en la línea de lo que ha supuesto el fenómeno Alcarràs en todo el país: la película ha aportado un tercio de los espectadores del cine español en lo que va de 2022, según un estudio reciente de la Academia del Cine catalán. “Nosotros creíamos en la película”, subraya Aumedes por teléfono, “creemos en el cine, en su efecto social. A veces se necesitan unos caballos que tiren del carro. Alcarràs ha sido estos caballos”.
En Aitona, otro de los pueblos que han retomado una programación estable, el cine aspira a consolidarse. Este pueblo leridano próximo a Huesca, en la comarca del Segrià, acogió parte de la filmación de Alcarràs. La localidad no tenía una programación estable desde hace 37 años, y solo se podían ver películas en fechas señaladas, como en fiestas mayores o sesiones de verano. Desde el estreno de la película ganadora del Oso de Oro, al que asistieron varios de sus protagonistas, se ha proyectado un largo cada mes, con una gran presencia de espectadores, según Antonieta Royes, la concejala de cultura del Ayuntamiento de Aitona. Este agosto ha sido al aire libre, como cine a la fresca. En septiembre se reanudará la programación mensual en recintos cerrados.
A las proyecciones han asistido tanto los residentes del municipio (unas 3.500 personas) como algunos de los temporeros que se han acercado este verano a recoger la fruta. Menos que otros años, eso sí, recuerda Royes. Las heladas a principios de abril echaron a perder más del 50% de la producción de fruta de la localidad, según señaló a este diario la alcaldesa de Aitona, Rosa Pujol, antes del estreno de la película en mayo. No es la primera vez que esto ocurre. El filme de Carla Simón expone precisamente las dificultades que deben afrontar los agricultores para llevar a cabo su trabajo en un contexto de crisis constantes, además de los peligros cotidianos que supone el cultivo de frutas, como las plagas o el mal tiempo.
Alcarràs ha reflejado las dificultades de la vida rural, como se experimenta en muchos de estos municipios. Pero no solo eso. También ha sido un impulso para el “reencuentro”, destaca Antonieta Royes, que agrega: “Todo el mundo ve películas, pero lo hace en plataformas. Volver al cine con Alcarràs ha demostrado que la gente necesita relacionarse, ir, sentarse y comentar la película entre ellos. Estos es lo que echan en falta. Por eso es importante ir al cine. Las personas necesitan reencontrarse”.
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