El Salón del Manga desborda Barcelona: colas kilométricas en su tercer día

El Salón del Manga empieza en los trenes de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya. A las 9 de la mañana vagones llenos de cosplayers (personas disfrazadas de personajes de ficción) directos a la parada de Europa Fira. Allí da inicio una procesión de disfraces hasta las puertas del recinto de la Fira de Gran Via, ...

El Salón del Manga empieza en los trenes de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya. A las 9 de la mañana vagones llenos de cosplayers (personas disfrazadas de personajes de ficción) directos a la parada de Europa Fira. Allí da inicio una procesión de disfraces hasta las puertas del recinto de la Fira de Gran Via, que acoge la 28ª edición del evento por primera vez. El sábado -la tercera jornada de cuatro que dura el Salón- ha sido históricamente uno de los días de más afluencia de público, pero el cambio de fecha y de recinto han catapultado aún más las audiencias alcanzando el no quedan entradas. “La gente viene con muchas ganas después de la pandemia, y la ilusión se ve por todas partes”, explica Enrique Marcellán, responsable de relaciones públicas de Nintendo España. Los asistentes provienen desde todas partes de España, y algunos trabajan durante meses en su cosplay con la ilusión de que cause sensación, y las editoriales y tiendas aprovechan para colocar su caseta en el Salón. Este año Chainsaw Man, Spy x Family o Genshin Impact, son algunos de los disfraces que han triunfado.

Aún no habían abierto la puerta y la cola ya era kilométrica. A las 10 los estands preparaban los últimos detalles de sus expositores mientras la gente entraba en masa. Dos horas más tarde ya era difícil caminar sin tropezar con alguna espada gigante de cartón o algún cartel de “abrazos gratis”, o acercarte a alguna caseta sin hacer cola. El nuevo recinto recoge 11 salas y espacios divididos en tres enormes pabellones y un piso superior. El eje central es el manga y el anime, pero también hay hueco para los videojuegos y la cultura japonesa, que cada año se hace con más espacio.

El recinto, grande y diáfano, te permite ver las casetas desde lejos: algunas solo de manga, otras de merchandising y también de importación japonesa. Desde adultos disfrazados a familias con niños llenaban los 82.000 metros cuadrados del recinto. “El público está respondiendo muy bien, con más ventas y edades más diversas”, comenta Chema Crespo, director de Marketing de Bandai. La marca cuenta con una superficie de exposición más grande y ha podido exponer más figuras. Desde el puesto de Selecta Visión, Patricia Fernández, responsable de comunicación, asegura que están “viendo mucha actividad”. “El sábado está siendo el día más fuerte”, comenta Patricia. Las ediciones de coleccionistas y el Blue-ray de Evangelion son las joyas de la parada.

A tan solo unos metros de la entrada te topas con una larga cola que no se vaciaba: la de Norma Editorial. Judith Martí, editora de la línea en catalán en Norma, apunta que la nueva ubicación y las vacaciones del puente han hecho que más gente visite el Salón. “Todo apunta que las ventas irán a mejor que otros años. Todo se está agotando, aunque vamos reponiendo”, comenta Judith. Entre los mangas más vendidos, explica, hay títulos como Blue Moon o Chainsaw Man, además de los cómics en catalán.

Los cosplayers, los protagonistas del Salón

Desde Logroño han llegado tres hermanos con su cosplay del anime Shingeki no Kyojin, conocido como Ataque a los Titanes. Han tardado tres meses en hacer su disfraz y les ha costado unos 120 euros. Son desde hace ocho años fieles al salón y aseguran que este cambio de ubicación ha hecho que se “pierda la magia de Montjüic”. Tardan una hora y media en vestirse y han estado otra hora haciendo cola para entrar. “Venimos porque nos gusta el anime y la cultura japonesa, y así vemos a gente que conocemos”, comenta uno.

Del videojuego League of Legends han creado su cosplay un grupo de cinco chicas. Se han levantado a las seis de la mañana para vestirse, maquillarse y poder llegar a tiempo al Salón. Algunas vienen de Manresa, otras de Reus, pero en general todas llevan entre siete y diez años asistiendo a la feria para conocer gente. “A veces es imposible moverte por la cantidad de fotos que te piden”, asegura una. Para ayudarles con su cosplay cuentan con una zona dedicada a ello, con vestuario y guardarropía, justo al lado del gran escenario, el lugar principal de los eventos.

Pero en el salón no solo hay manga, sino también videojuegos. La parada de Nintendo llamaba la atención: ocupa prácticamente la mitad del primer pabellón. Cuentan con más de 90 puestos con la Nintendo Switch y juegos como Pokémon Escarlata y Púrpura o Nintendo Switch Sports. Organizan competiciones y tienen un córner de videojuegos de desarrolladores catalanes, explica Enrique Marcellán. Muchos niños se acercan a jugar, acompañados por sus padres, que los llevan por primera vez.

Las colas empeoran a la hora de la comida: medio pabellón con paradas de comida japonesa, pero pocas mesas a causa de la gran afluencia de gente. El otro medio ocupado por pistas de baloncesto, de fútbol y voleibol -en honor a la serie Haikyū!!-, además de un tatami para combate con katana. Decorando el espacio está el gorro de Luffy, protagonista del anime One Piece, por la proyección de su película en el Salón, principal interés del sábado. Además, en el pabellón de al lado, se ofrecen talleres de cocina japonesa y otras actividades que acercan la cultura japonesa al público y demuestra que el Salón del Manga no es solo para otakus.

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