Yolanda Díaz al reflote de los comunes

Aunque Sumar no se presente formalmente a las elecciones, su presencia como opción de futuro va a condicionar al votante de izquierdas

La vicepresidenta Yolanda Díaz protagoniza un acto de Sumar en Barcelona en el Auditori, en el que participa la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau. Gianluca BattistaGianluca Battista
Xavi Martínez Castillo

Si en mayo de 2015 la ola podemita que se inició un año antes en las europeas contribuyó a aupar a BCN en Comú y a Ada Colau a la alcaldía de Barcelona, ocho años después, el acto fundacional de Sumar de este domingo en Madrid con sus componentes de novedad, ilusión y transversalidad será un valioso balón de oxígeno para los comunes en su intento de revalidarla. El ”proceso de escucha”, inteligentemente dosificado y comunicado, llega a su desenlace en el momento oportuno para la confluencia catalana de izquierdas.

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Si en mayo de 2015 la ola podemita que se inició un año antes en las europeas contribuyó a aupar a BCN en Comú y a Ada Colau a la alcaldía de Barcelona, ocho años después, el acto fundacional de Sumar de este domingo en Madrid con sus componentes de novedad, ilusión y transversalidad será un valioso balón de oxígeno para los comunes en su intento de revalidarla. El ”proceso de escucha”, inteligentemente dosificado y comunicado, llega a su desenlace en el momento oportuno para la confluencia catalana de izquierdas.

Después de meses de dudas, la apuesta de Junts por Xavier Trias ha polarizado la precampaña a su favor, desplazando momentáneamente a los otros rivales de la alcaldesa con posibilidades, Maragall y Collboni. Colau se presenta por tercera vez mostrando un balance de mandatos muy defendible pero sin haber conseguido un relato de ciudad más allá de sus contornos. A pesar de ir esta vez unidas de la mano de Podem, las cerca de 200 candidaturas de comunes siguen sin superar a las que ICV-EUiA presentó allá por 2011. El territorio allende del ámbito metropolitano y urbanita sigue siendo el eterno talón de Aquiles de los otrora rojiverdes.

Aun habiendo apostado por el soberanismo en la última década, forzando las costuras de su votante tradicional, el rédito obtenido en zonas donde el diálogo con la Cataluña de interior y rural requiere además de organización y presencia, empatía y mirada larga, ha sido nulo. El batacazo de 2019 hizo tocar fondo a una organización siempre orgullosa de su municipalismo perdiendo la representación en feudos históricos que, sin el revulsivo de la plataforma de Yolanda Díaz, tendría muy cuesta arriba recuperar.

Con el apoyo de Díaz en campaña, volver en Terrassa y Sabadell, mejorar significativamente en sus plazas tradicionales, incluso arañar alguna alcaldía más de las que ahora ostentan parece más factible que tan solo unos meses atrás. Aunque Sumar no se presente formalmente a las elecciones, su presencia como opción de futuro va a condicionar al votante de izquierdas.

A falta de resolver el encaje de Podemos en el proyecto o su descuelgue asumiendo su irreversible decadencia, la ciudadanía irá a las urnas teniendo noticias de unas encuestas que, muy probablemente, irán situando a Sumar ligeramente por encima de las cifras actuales de UPodemos y con márgenes de crecimiento que podrían llevar al espacio a números similares a 2015.

El programa y las intenciones han variado poco. Las brechas siguen estando donde estaban; pero se percibe en el ambiente que los votantes que en su momento apostaron por la impugnación con el ceño fruncido y el sísepuede del puño en alto, para reeditar el gobierno de coalición, prefieran ahora las firmezas suaves de la vicepresidenta segunda y unas fraternidades más cercanas al cómplice abrazo del cuadro de Juan Genovés que el agotador y ruidoso pugilismo en los medios.

Todo esto, por supuesto, siempre y cuando los astros se alineen. Que en la izquierda, a menudo volátil e inflamable, la tentación de no perder una oportunidad de perder una oportunidad es una posibilidad por encima de la media.

Xavi Martínez Castillo es hostelero y militante de los comunes.

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