La llegada de niños con cáncer a Cataluña tensa la relación entre hospitales
El Departamento de Salud requirió a Sant Joan de Déu medidas para evitar un trasvase de pacientes de la red privada a la pública tras una queja de Vall d’Hebron
La llegada de niños enfermos a Barcelona procedente de otros países para tratarse de cáncer tensa la relación entre hospitales por el flujo de pacientes pediátricos que han saltado de los tratamientos privados al sistema público. Vall d’Hebron (VH) detectó que parte de los enfermos oncológicos que accedían a su centro habían tenido anteriormente una relación privada con Sant Joan de Déu (SJD). Ante la ...
La llegada de niños enfermos a Barcelona procedente de otros países para tratarse de cáncer tensa la relación entre hospitales por el flujo de pacientes pediátricos que han saltado de los tratamientos privados al sistema público. Vall d’Hebron (VH) detectó que parte de los enfermos oncológicos que accedían a su centro habían tenido anteriormente una relación privada con Sant Joan de Déu (SJD). Ante la mayor tensión asistencial derivada por el flujo de pacientes, la gerencia del hospital barcelonés trasladó su incomodidad al Departamento de Salud. La administración catalana contactó entonces con el director gerente del hospital pediátrico para requerir cambios en los flujos de atención y evitar saltos del sistema privado al sistema público.
Barcelona se convirtió en 2023 en punto de aterrizaje de muchas familias que buscaban una solución a las complejas patologías de sus hijos. Según el último recuento de Salud, los hospitales barceloneses atendieron el año pasado a un centenar de niños con cáncer (dos pacientes a la semana) que llegaban a los centros sanitarios directamente del aeropuerto, la mayoría desde Perú. Estos se personaban mayoritariamente en Sant Joan de Déu, aunque también en Vall d’Hebron y Sant Pau, en menor medida. Tras los requerimientos del Departamento a SJD (institución privada sin ánimo de lucro con presencia de la orden religiosa en 52 países, según su página web) y de las intermediaciones políticas para regular los tratamientos, el flujo ha disminuido. En este 2024 han llegado ocho pacientes (menos de uno a la semana), de los cuales cinco han sido atendidos en SJD y tres en VH, confirman fuentes del Departamento de Salud.
Convertido en uno de los hospitales pediátricos de referencia en el mundo, Sant Joan de Déu ofrece servicios a la red pública y la privada, a diferencia de Vall d’Hebron. El centro barcelonés, propiedad del Institut Català de la salut (ICS), no puede ofrecer tratamientos privados por ley. La fricción aparece cuando una parte de los pacientes que llegan a Barcelona empujados por la urgencia y seducidos por la calidad médica del sector han acabado a las puertas del sistema público tras llamar primero a las de la privada. “Las familias hipotecan todo lo que pueden y venden sus pertenencias para recibir un tratamiento en Barcelona. Los que pueden entran por el sistema privado, pero si no pueden abonar todo el proceso terminan en Vall d’Hebron, en la pública. La sensación es que Sant Joan de Déu genera actualmente un polo de atracción tan grande que al final acaba repercutiendo en otros centros”, explica una fuente médica del sistema conocedor de la realidad oncológica infantil. Establecidas en la ciudad, las familias obtienen una tarjeta sanitaria, como permite la ley, y acceden al sistema sanitario.
El modelo sanitario catalán pretende que los pacientes que acuden a la privada completen el proceso médico sin acabar derivando en la red pública. Sin embargo, la percepción del sector es que el trasvase de pacientes extranjeros de la privada a la pública es corriente, ya sea en el ámbito pediátrico como en el adulto. En los casos de mayor vulnerabilidad, cuando las familias acceden al servicio de urgencias con un diagnóstico médico ya decretado en su país de origen, Salud habilita una “autorización excepcional por razones humanitarias” para continuar o iniciar el tratamiento en Cataluña.
La creciente llegada de pacientes pediátricos a Barcelona desde 2022 ilustra la complejidad de mantener los equilibrios en el sector sanitario. El Departamento de Salud aboga per dar respuesta a aquellas familias necesitadas mientras no repercuta en la tensión asistencial del sistema. “No hay lista de espera para los pacientes pediátricos oncológicos, y esto ilustra perfectamente que la situación no impacta en las necesidades de las familias catalanas”, plantea la misma fuente. El Departamento de Salud estima que Cataluña diagnostica entre 170 y 200 casos nuevos anuales de entre 0 y 14 años. Los cánceres infantiles más frecuentes son las leucemias (25%), las neoplasias del Sistema Nervioso Central (SNC) (20%) y los linfomas (14%).
Sin lugar donde hospedarse, muchas familias llegan al hospital directamente con las maletas. Los centros sanitarios deben derivarlos a los servicios sociales de los Ayuntamientos, que a su vez tienen que encontrar un espacio donde ofrecerles acomodo durante un tiempo. El drama es cuando algunas familias no encuentran en Barcelona la solución deseada. Salud detectó que el origen de su llegada es el “boca a boca”, pero que algunos pacientes migraban sin saber si los hospitales catalanes tendrían capacidad para combatir su patología concreta. La Generalitat trasladó al Ministerio de Salud de Perú la necesidad de establecer circuitos regulados para garantizar que la sanidad del país suramericano tutelara y activara las derivaciones internacionales a Barcelona para evitar llegadas irregulares sin solución posible.
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