Las tres candidaturas para liderar ERC compiten por mostrarse exigentes ante Sánchez en vísperas del congreso
Las dos listas con más posibilidades de triunfar apuestan por apoyar con fuertes reclamaciones al Gobierno. La minoritaria pide el referéndum como condición para nuevas investiduras
El futuro de la política de pactos de Esquerra Republicana (ERC) ha sido uno de los puntos clave de la carrera para elegir su nueva cúpula, que termina este sábado con la votación de los más de 8.400 militantes. Oriol Junqueras (Militància Decidim), ...
El futuro de la política de pactos de Esquerra Republicana (ERC) ha sido uno de los puntos clave de la carrera para elegir su nueva cúpula, que termina este sábado con la votación de los más de 8.400 militantes. Oriol Junqueras (Militància Decidim), Xavier Godàs (Nova Esquerra Nacional, que también apoya el expresident Pere Aragonès) y Helena Solà (Foc Nou) encabezan tres listas que, pese a los distintos acentos, comparten planteamiento sobre la relación con el Gobierno central: hay que seguir la senda de la negociación, pero presionando con más fuerza. La percepción de esa utilidad, entienden, es clave para la reconstrucción interna de un partido dividido por la pelea interna. Junqueras y Godàs ratificaron en el debate a tres del pasado miércoles esa apuesta. Solà, la cara visible de la candidatura que menos avales recibió, sí retomó el planteamiento maximalista de exigir la celebración del referéndum como condición en la próxima legislatura.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez necesita de los siete votos de ERC dentro de la mayoría que le sostiene y de ahí que reine cierta inquietud ante lo que pueda suceder el sábado. La relación con los socialistas, tanto en el Congreso de los Diputados como en las instituciones catalanas, está en el punto de mira del debate interno de los republicanos. La lista de contrapartidas pendientes es larga y además tiene puntos muy complejos como el traspaso de la red de Cercanías catalana o la puesta en marcha de un modelo singular de financiación.
Junqueras apostó en el debate por esperar a ver cómo los socialistas cumplirán su palabra y honrarán los compromisos adquiridos. “Si no lo hace, les dejaremos caer en todos lados”, aseveró. El mismo planteamiento hizo Godàs: “Se tambalearán gobiernos si no cobramos las facturas”, dijo. El cumplimiento es un punto crítico de la estrategia de futuro del partido, puesto que muchos achacan a esos pactos con los socialistas los malos resultados electorales de ERC. En las municipales de 2023, uno de cada tres votantes que le había apoyado cuatro años antes dejó de hacerlo. De ahí que Solà pusiera sobre la mesa una amenaza en diferido: “No habrá otra investidura en el Congreso de los Diputados a menos que haya una votación sobre el referéndum”, dijo la representante del sector más maximalista de ERC.
La apuesta de continuidad en el Congreso de la candidatura de Junqueras, quien de entrada sale como favorita al haber logrado más avales, también la recoge su programa. Habla de ser un “partido exigente y serio con el cumplimiento de todos los acuerdos, especialmente de los de investidura en la Generalitat y el Gobierno español”. Se centra en conseguir la “hacienda catalana” y el traspaso de la red de Cercanías.
Un triunfo del exvicepresident sí podría implicar una sacudida del grupo parlamentario en el Congreso, en el que el portavoz Gabriel Rufián se haría con el control efectivo. Cinco de los siete diputados, incluido Rufián, apoyan a Junqueras, pero el mando lo tienen Teresa Jordà y Pilar Vallugera. En la pelea interna entre Junqueras y su número dos en el partido, Marta Rovira, ambas se han decantado por la ex secretaria general y forman parte de la candidatura Nova Esquerra Nacional. Rufián, el pasado sábado, aprovechó su intervención en el mitin central para ironizar sobre su situación en el grupo parlamentario. “¿Cuántas veces recuerdas que te han dicho tú, no, tú, no en la vida? ¿Cuántas veces te lo han dicho en tu partido? A mí, cada día”, aseguró.
Otra duda es el papel que tendría el actual presidente de la bancada en el Parlament, Josep Maria Jové. El hombre tras las bambalinas de todas las negociaciones con Madrid e interlocutor del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, también se alineó con las tesis de renovación de la cúpula. Su continuidad, en el caso de un triunfo del exvicepresident, será una prueba del algodón sobre la anunciada voluntad de Junqueras de tender la mano a sus rivales tras el congreso.
Nova Esquerra Nacional, la candidatura que apoyan Rovira y Aragonès, asegura en su programa que no avalará ningún acuerdo con otras formaciones que “no tenga sentido dentro de la estrategia política del partido” y que “no se pueda explicar en términos de avance en la soberanía nacional y social”. “Seremos inflexibles en el despliegue del nuevo modelo de financiación singular y justo acordado, que garantizará la plena soberanía fiscal de Cataluña”, dice en otro apartado. Los de Xavier Godàs también ponen como objetivo una meta que requiere a Sánchez en La Moncloa.
“Queremos incrementar la capacidad de influencia y decisión política”, aseguró Godàs en una conferencia la semana pasada. La apuesta de esta candidatura es hacer pedagogía entre sus bases para encajar la dicotomía de jugar en el marco autonómico mientras se sigue reclamando el referéndum pactado.
Foc Nou también deja claro en su programa que, de momento, lo que toca es ser exigente con los acuerdos pendientes con el Gobierno. La diferencia es que aquí sí se pide específicamente una subida del tono a la reivindicación independentista, que ven acallada para no incomodar a los socialistas. “Conviene entender la autonomía y el autogobierno como oportunidad, con sus limitaciones y contradicciones al servicio del país”, agrega, para también pide “no renunciar de manera apriorística a la vía unilateral para lograr la independencia”.
Si el sábado ninguna de las tres candidaturas obtiene el 50% de los votos, se tendrá que repetir la votación 15 días más tarde, un escenario que jugaría en contra de Junqueras, ya que abriría la puerta a que las otras dos candidaturas se unieran contra él. Dos semanas más de debate interno significaría también otro previsible retraso para las negociaciones presupuestarias tanto en Madrid como en Barcelona.