La ministra Robles defiende en Alicante la labor de los militares de la UME desplazados a La Palma

La responsable de Defensa participa en un homenaje a los boinas verdes del cuartel de Rabasa que participaron en la evacuación del aeropuerto de Kabul

La ministra de Defensa, Margarita Robles, visita la sede del Mando de Operaciones Especiales (MOE) en Alicante para conocer de primera mano la labor realizada por el personal de la unidad durante la operación de evacuación de personal en Afganistán.Manuel Lorenzo (EFE)

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha cubierto este lunes en Alicante los dos principales frentes que mantiene activos el ejército español. Por un lado, ha asegurado que los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplazados en la isla de La Palma para colaborar con los afectados de la erupción del volcán Cumbre Vieja seguirán allí “todo el tiempo que haga...

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La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha cubierto este lunes en Alicante los dos principales frentes que mantiene activos el ejército español. Por un lado, ha asegurado que los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplazados en la isla de La Palma para colaborar con los afectados de la erupción del volcán Cumbre Vieja seguirán allí “todo el tiempo que haga falta”. Por otro, ha avanzado que el Gobierno mantiene las negociaciones para seguir trayendo a España al personal afgano que colaboró durante los 20 años que transcurrieron desde la expulsión de los talibanes hasta su vuelta al poder, el pasado verano.

Era el operativo enviado a Afganistán el objetivo de la visita de la ministra a la sede del Mando de Operaciones Especiales (MOE), situado en el alicantino cuartel de Rabasa. El motivo era homenajear a los boinas verdes que fueron enviados al aeropuerto de Kabul con la misión de salvar a cuantos españoles y personal nativo colaborador fuera posible. Sin embargo, la actualidad pone el foco en La Palma. Y allí defendió la labor de los integrantes de la UME. Y de los drones que utilizan para informar a los vecinos, las autoridades y los técnicos de la evolución de la erupción volcánica.

Robles destaca que son los dispositivos aéreos militares, y también los terrestres, los que monitorizan tanto el desplazamiento de la lava por la superficie como la presencia de elementos químicos peligrosos en el ambiente. Tal como adelantó este periódico, hasta el momento de la llegada de los soldados, era un vecino, Antonio Carrillo, el que vigilaba por los aires con un dispositivo casero el estado de los edificios que resultaban amenazados por las coladas del volcán. Sin embargo, la Guardia Civil se lo confiscó y le avisó de que si los vecinos querían información, debían acudir a “los cauces oficiales”.

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Y los cauces oficiales llevan uniforme. Robles sostiene que las mediciones de los militares “son muy importantes para poner a disposición de la dirección técnica los elementos de juicio necesarios”. Especialmente, sostiene la ministra, ahora que “parece ser que hay un posible riesgo de que la lava, si llega al mar, Pueda generar una mayor toxicidad”. No obstante, subrayó que los vecinos afectados siguen atendidos, ya que el “apoyo psicológico” que ofrecen los miembros de la UME es fundamental para aplacar “el durísimo momento” en el que las “personas que lo pasan mal” tienen que “decidir en quince minutos qué sacan de sus viviendas”.

La ministra ha aprovechado su estancia en el cuartel de Alicante para señalar que sigue gestionando “con muchísima prudencia y discreción” la llegada de colaboradores afganos a destinos en España. Personas que colaboraron con los efectivos españoles destinados a la capital afgana durante los 20 años en que los talibanes no estuvieron en el poder y que la propia ministra negocia “para que puedan venir”.

En el acto de homenaje a los boinas verdes que patrullaron por el aeropuerto del país asiático en agosto, Robles ha revelado su “satisfacción” por la labor realizada en unas condiciones de “presión” por la fecha límite establecida por los talibanes y en medio de unas condiciones de “avalanchas, temperaturas extremas y contaminación” que dificultaron la labor de los miembros del Ejército.

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