El albacea de Gerardo Rueda sobre el veto que le impuso el heredero del artista: “Es una medalla en mi carrera”
Alfonso de la Torre, que fue asistente del creador, declara como testigo en el juicio sobre la presunta compra fraudulenta por el IVAM de obras, muchas de ellas póstumas, al hijo del escultor
Alfonso de la Torre es uno de los mayores expertos en la obra de Gerardo Rueda (1926-1996). Trabajó con el pintor y escultor desde 1987 hasta su muerte. Fue su secretario, su asistente, y también su albacea por expreso deseo del que fuera uno de los fundadores del Museo de ...
Alfonso de la Torre es uno de los mayores expertos en la obra de Gerardo Rueda (1926-1996). Trabajó con el pintor y escultor desde 1987 hasta su muerte. Fue su secretario, su asistente, y también su albacea por expreso deseo del que fuera uno de los fundadores del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca. Este jueves, el escritor y crítico de arte ha querido marcar bien las distancias tanto con el heredero del artista, José Luis Rueda, como con la directora entre 2004 y 2014 del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), Consuelo Císcar, en el juicio sobre la supuesta compra fraudulenta de obras del creador por parte del museo.
Cuando la acusación le ha preguntado como testigo si conoce las razones por las que José Luis Rueda pidió que no ejerciese como comisario en ninguna exposiciones sobre la obra de su padre que realizase el IVAM, Alfonso de la Torre ha respondido: “Lo único que me gustaría en un plano moral es que las personas que escribieron esa cláusula en el contrato, José Luis o Consuelo Ciscar, o ambos, pidieran disculpas, creo que lo merecería. Aunque he sentido también esa cláusula como una auténtica medalla de honor en mi carrera, no sé si se me entenderá”.
El IVAM se gastó un total de 4,1 millones de euros en dos operaciones en 2004 y 2006 en las que compró ocho obras y se recibieron 90 piezas en donaciones, 44 de las cuales, al menos, se tuvieron que materializar posteriormente en la Fundición Capa, una década después del fallecimiento del artista. El museo también organizó siete exposiciones sobre Rueda en ese periodo, de las que nunca fue comisario De la Torre.
Ciscar se enfrenta a una petición de la fiscalía de seis años de cárcel y a 144.000 euros de multa como autora de los supuestos delitos de prevaricación, malversación y falsedad documental; Juan Carlos Lledó, exresponsable financiero, a cinco años y medio, y una multa de 63.000 euros; y José Luis Rueda, a cinco años. También al pago solidario como responsabilidad civil de 3,4 millones de euros (el coste de la compra y la fundición) Se les acusa de vender como originales copias y reproducciones no seriadas en escalas y materiales diferentes a los originales.
El testigo ha manifestado que en el acto de reparto de la herencia del artista no se hizo mención a la obra artística porque nadie lo pidió y por la premura que tenía su hijo adoptivo, José Luis, en disponer de su parte inmobiliaria para saldar “ciertas deudas sanitarias y alguna otra”. Además, al día siguiente de trasladar la herencia dejó de trabajar por “incompatibilidad” con José Luis, con quien mantenía una situación “difícil y errática”. “Vi más afortunado que cada uno siguiera por su camino”, ha apostillado.
Durante la vista se le han exhibido una serie de documentos que ha aportado José Luis Rueda al procedimiento en los que su padre le daba autorización para reproducir su obra. Interpelado por si los conocía o los redactó él, como solía hacer, ha respondido que “no”. “No lo recuerdo, no sé quién lo pudo redactar, pero no quiero dudar de que su hijo lo tuviese”, ha agregado.
Ha apuntado, además, que no supo que el artista quisiese pasar obras pequeñas a piezas de gran formato, que “no se encontrará tampoco ningún escrito donde lo expresara” y que “suponer que se puede trabajar -en la fundición- sin la presencia del artista puede resultar ofensivo”.
El conservador del IVAM, Ramon Escrivá, también ha declarado como testigo de la acusación. Ha asegurado el Gran Relieve que compró el museo en 2004 por 360.000 euros era una copia y ha sugerido que el hijo de Rueda, José Luis, intentó ocultar que la obra se había hecho post mortem. El testigo ha explicado que intervino en la catalogación del Gran Relieve y también en su montaje en la exposición de 1996 en el IVAM. En 2005 acudió a montar una exposición de Rueda en el Castillo de Palma y se enteró de que el Gran Relieve no había llegado porque se había retrasado la fundición. “Me sorprendió muchísimo porque había visto la obra en el IVAM, la había montado yo con mis manos en 1996. Me quedé bastante sorprendido de que hubiera una obra nueva”, ha insistido.
Se puso en contacto con José Luis Rueda para que le diera más información porque le extrañaba que una obra hecha con piezas de chatarra tuviera una clonación. “No me cuadraba”, ha agregado, para apuntar que es “extraño” realizar copias con este tipo de collage, hechas con restos de chatarra procesados por el artista. “Él me explicó que se trataba de una prueba de autor, que se había hecho un molde de la obra. Le dije entonces que debíamos indicar que la fecha de la producción era post mortem pero esa idea no le pareció bien. Tuvimos un poco de discusión. Él se negaba y yo no entendía por qué se negaba a hacer una cosa que me parece de transparencia. Que una obra se haga post mortem no es ilegal. Lo que no es normal es intentar ocultar esa información”, ha apostillado. A raíz de la conversación, el testigo descubrió que la obra original estaba en el Reina Sofía.
Por su parte, Joan Llinares, administrador del IVAM entre 1995 y 2001 y entre 2004 y 2005, ha afirmado en su declaración como testigo que trasladó a la Fiscalía Anticorrupción el informe de la Intervención de la Generalitat en el que se advertían “irregularidades” en el museo. “Tras el informe, comenté las cuestiones con el director y planteé que había aspectos muy graves y había que comunicarlo a Presidencia y Abogacía de la Generalitat. También con Fiscalía”, ha dicho el actual director de la Agencia Valenciana Antifraude. En su opinión, pudo haber “falta de rigor” en el proceso de compra de piezas, por carecer de informes técnico artísticos que acompañasen la propuesta de compra. En esos expedientes, “debería haber estado indicado que la obra emana o no del autor, por ser algo que entra en la esencia de la propia autoría”, según ha indicado.
Los abogados de Císcar y Rueda le han preguntado por su relación con Acción Cívica contra la Corrupción, que representa la acusación popular que lo ha convocado como testigo, y por qué no ha mencionado ese vínculo al inicio de su declaración. El que también fuera administrador del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) ha contestado que solo es socio, que no pertenece a su dirección y por tanto, no toma ninguna decisión y que, en todo caso, es un derecho constitucional.
En esta séptima sesión del juicio del caso IVAM, también han declarado varios agentes de la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal) de la Policía Nacional que investigaron en la instrucción del caso. Uno de ellos ha manifestado que el director de la fundición Capa les comentó que para fundir las obras de Rueda no contaban con croquis ni diseños elaborados por el artista, sino que era personal de la empresa quien elaboraba las obras a distinto tamaño desde las obras que aparecían en los catálogos. No obstante, en su testimonio del pasado lunes, Fernando Capa, aseguró que se contaba con maquetas. Los letrados de las defensas, sobre todo de Rueda, han insistido en su interrogatorios a los agentes en si tenían formación y experiencia en el arte por tratarse de un mundo con sus propios códigos y particularidades.