MUSICA

Un festival de música negra de Borriana recurre al micromecenazgo “por incompatibilidad” con Vox

Maig di Gras renuncia a la posibilidad de recibir 9.000 euros de subvención de la concejalía de Cultura tras la censura de libros LGTBI y en valenciano que va contra la filosofía multicultural del certamen

Una pasacalle del festival Maig de Grass de Borriana de la pasada edición.Carme Ripollés

El festival de música negra y brass bands Maig di Gras, que recrea desde 2016 en Borriana (Castellón) el ambiente del carnaval de Nueva Orleans, renuncia a la posible subvención de 9.000 euros de la concejalía de Cultura de Borriana, en manos de Vox desde las elecciones municipales, que recibía con anterioridad. Lanza una campaña de micromecenazgo y de venta de material promocional para celebrar de forma totalmente autogestionada su séptima edición, del 17 al 19 de mayo.

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El festival de música negra y brass bands Maig di Gras, que recrea desde 2016 en Borriana (Castellón) el ambiente del carnaval de Nueva Orleans, renuncia a la posible subvención de 9.000 euros de la concejalía de Cultura de Borriana, en manos de Vox desde las elecciones municipales, que recibía con anterioridad. Lanza una campaña de micromecenazgo y de venta de material promocional para celebrar de forma totalmente autogestionada su séptima edición, del 17 al 19 de mayo.

La Asociación Cultural Soul Explosion, organizadora del festival, quiere desvincularse por completo de la concejalía de Vox y de las acciones de censura a libros LGTBI y revistas en catalán impulsadas por el edil del área, Jesús Albiol. Decisiones que, dice, van en contra de la filosofía de un festival “multicultural y diverso”. Piden “interlocutores válidos” para las gestiones necesarias para realizar el evento.

“Ideológicamente, tenemos muy claro dónde estamos y no vamos a sentarnos a hablar con Vox, en cuanto vimos que asumía Cultura lo tuvimos más claro que nunca”, sostiene el codirector del festival, Vicent Aleixandre, que recuerda que la amenaza de recorte del apoyo municipal al proyecto ya era, por otro lado, un hecho.

“Cesamos nuestra colaboración con la concejalía de Cultura de Borriana porque continuar comprometería nuestros principios estatutarios basados en la multiculturalidad, diversidad afectivo sexual y respeto amplio de los derechos humanos. Nos resulta absolutamente inviable dialogar con representantes políticos que utilizan el odio al diferente para enfrentar a la sociedad”, manifiesta por su parte Merche Vidal, presidenta de Soul Explosion.

Una actuación del festival el pasado año.

El concejal de Vox ha anulado la suscripción del consistorio a cinco revistas en catalán -dos infantiles- por considerarlas “promotoras del separatismo” y que ha suplido por otras en valenciano no normativo, y ha retirado de la sección infantil y juvenil de la biblioteca de Borriana -cuya alcaldía ostenta el PP- libros de temática LGTBI para “proteger a los menores de contenidos pornográficos y escandalosos”.

Jesús Albiol niega la censura. “Tanta historia y tanta milonga con que se censura… lo que pasa es que ahora el equipo de gobierno tiene otros criterios, y parece que cuando se deja de subvencionar algo se está censurando: seamos más adultos”, justifica. Sobre el tijeretazo financiero al festival previsto por su concejalía, apela a la apuesta del gobierno local por priorizar las subvenciones de concurrencia competitiva, “que son las justas y han subido un 220%”, sobre las nominativas -recibidas por el Maig di Gras- “que se daban a quien uno quería y que se han reducido un 23%”. Y en cuanto al rechazo del festival a la subvención, zanja: “No renuncian a nada porque no les corresponde por derecho”.

“Le damos mucho valor a la autoorganización de la gente, muchas veces dependemos mucho de la política y los proyectos culturales hay que cuidarlos, más allá de quien gobierne”, indica Aleixandre. “Pedimos líneas rojas con la ultraderecha, pero ¿a nivel social no hacemos nada? No es coherente mantener un vínculo con quien te va a coartar por traer a bandas feministas, por ejemplo”, añade, con un guiño al veto al museo de arte urbano de Fanzara. “En este caso no es Vox, sino el PP quien pide revisar las obras antes de autorizarlas, pero el tema es que si la extrema derecha estira, la derecha más centrada parece que quiera competir”.

El de mayo será el 7º Maig di Gras. No hubo edición en 2020 por la pandemia y en 2023 al coincidir con periodo electoral, año en que la ayuda para el certamen se destinó a otros eventos culturales al no celebrarse, confirman desde Compromís, anterior gestor de la concejalía.

Los mecanismos de autofinanciación del festival giran sobre la campaña de micromecenazgo activada en la plataforma Donorbox y la venta de camisetas de edición especial y láminas. Se une otro factor a favor, explica Aleixandre, y es “el compromiso de los músicos y las bandas con nuestro proyecto y su filosofía”, lo que hace más viable su participación. Entre ellas, y como avance de la edición 2024, estarán dos referentes de la escena, las pamplonicas Broken Brothers Brass Band y Kinbonbo Bras Band.

La ruptura con Cultura obligará a reformular la estructura del festival. No habrá escenario, ubicado en la plaza Mayor, frente al ayuntamiento. “No tenemos garantías de que se vaya a autorizar”, sostiene la organización. Los documentales, presentaciones y jam sessions se harán en espacios cerrados “afines”. “La situación actual nos limita, pero nos lanzamos a la calle totalmente”, añade Aleixandre. Sobre ello, Albiol responde: “Si lo quieren celebrar, perfecto, pero no con dinero público. Si piden sus permisos y el ayuntamiento se los concede que lo hagan, no soy concejal de Policía ni de Vía Pública”, puntualiza.

El Maig di Gras es vivir la música en la calle. El escenario que recorren las brass bands -orquestas de viento formadas a mediados del XVIII en EEUU, cuando se suavizó la prohibición a los afroamericanos a poseer instrumentos musicales de origen europeo- que imprimen idiosincrasia a este festival al aire libre y gratuito y dan pie a otro de sus elementos icónicos: la denominada Second Line, que acerca a Borriana la iconoclasta imagen de bailes y colorido de los carnavales de la sureña Nueva Orleans.

El evento es el primero estatal inspirado íntegramente en la música, la cultura y el espíritu de la ciudad a orillas del Misisipi, la piedra rosetta para entender el nacimiento de la música negra, su evolución y su expansión, y en su celebración más icónica, el carnaval. Ese Mardi Gras del que el festival burrianense saca su nombre, tras un giro en valenciano. Maig di Gras ha inspirado otras iniciativas como Nou Barris Meets Nova Orleans y la inclusión de propuestas similares en su agenda por parte de eventos como el Say It Loud de Barcelona.

Desde Vox, Albiol atribuye la decisión del Maig di Gras de ir por libre “usando el recurso de que son incompatibles conmigo y vendiendo esa mentira, como se hizo con las revistas”, a una “estrategia de marketing” porque “es un festival que genera poco interés y arrastra a muy poca gente”.

Las cifras indican lo contrario: más de 20.000 personas en sus seis ediciones y un elenco artístico con 15 bandas y 30 selectores musicales, entre ellas formaciones internacionales como Les Fanflures y Dats It Brass Band, referentes en el país galo, o los italianos The Uppertones, conocidos a nivel mundial por su música caribeña de raíz jamaicana y antillana; y estatales, como las barcelonesas Balkan Paradise Orchestra, Bandits y BlackFang desde Castelló, Los Volcanes (Zaragoza) o The Blue Shakers (València).

Las fiestas de presentación impulsadas por el festival han llevado el nombre del Maig di Gras y el de Borriana a Lisboa, Siracusa, Toulouse, Madrid, Barcelona, Pamplona o Granada.

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