El megaparque industrial de Galicia que costó 250 millones y solo acoge una nave

La Plisan se proyectó en el sur de Pontevedra para albergar 400 empresas pero 20 años después aún es un erial. El Puerto de Vigo invertirá otros 25 millones para un enlace ferroviario

Fotografia aerea de la Plataforma Logística Industrial de Salvaterra de Miño.Agostiño Iglesias

Alberto Núñez Feijóo era consejero de la Xunta de Manuel Fraga cuando puso en marcha la expropiación de 4.000 fincas para construir el mayor polígono industrial de Galicia de la mano del Gobierno de José María Aznar. Han pasado 20 años y aquel proyecto estrella es hoy un gran erial atravesado por viales y rotondas y con una sola nave en el medio. La Plataforma Logística Salvaterra-As Neves (Plisan), que tiene cuatro millones de metros cuadrados, iba a costar 120 millones y a alojar a 400 empresas a ...

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Alberto Núñez Feijóo era consejero de la Xunta de Manuel Fraga cuando puso en marcha la expropiación de 4.000 fincas para construir el mayor polígono industrial de Galicia de la mano del Gobierno de José María Aznar. Han pasado 20 años y aquel proyecto estrella es hoy un gran erial atravesado por viales y rotondas y con una sola nave en el medio. La Plataforma Logística Salvaterra-As Neves (Plisan), que tiene cuatro millones de metros cuadrados, iba a costar 120 millones y a alojar a 400 empresas a solo 35 kilómetros de Vigo. Ha acabado tragándose más de 250 millones de euros y de momento solo acoge una planta ya operativa y otras cinco compañías tramitan los permisos. Para intentar seducir a las empresas, se ha anunciado un nuevo desembolso de dinero público: 25 millones para conectarlo por tren con el puerto de Vigo.

La Plisan, impulsada por la Xunta y el Gobierno central en los ayuntamientos pontevedreses de Salvaterra do Miño y As Neves, acumula más de 20 años de problemas judiciales y anuncios fallidos de despegue. Sucesivas sentencias obligaron a pagar más a los expropiados. Los tribunales también recortaron la superficie en la que se podía construir el polígono, porque casi un millón de metros cuadrados se habían proyectado en terrenos que ni siquiera eran urbanizables, sino de protección forestal. Para arreglar el desaguisado, el Gobierno gallego está inmerso ahora en un proceso para recalificar esa parte y reincorporarla a la Plisan. La primera piedra del macroparque se puso en 2005, pero las obras de urbanización no se licitaron hasta una década después. Las parcelas tampoco empezaron a comercializarse hasta 2019 y desde entonces ha atraído a cinco empresas, aunque solo una, la Conservera Albo, opera ya allí.

Las instituciones estatales y autonómicas que se reparten la propiedad y han ejercido de promotoras, es decir, la Autoridad Portuaria de Vigo (61%), el Consorcio Zona Franca de Vigo (21%) y la Xunta (18%), no pierden el optimismo. El Gobierno gallego destaca que desde 2019 se han celebrado tres convocatorias para colocar parcelas de la Plisan y se han adjudicado 213.822 metros cuadrados, lo que supone el 61% del total de suelo que ya se puede ofrecer porque está urbanizado. De estas cifras, la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda deduce que “no existe ninguna dificultad” para atraer empresas a este macropolígono instalado en una finca de cuatro millones de metros cuadrados.

Con la frontera de Portugal a tiro de piedra, el erial de la Plisan afronta la competencia del país vecino, que lleva años atrayendo a empresas gallegas con suelo industrial barato y trámites ágiles. Las parcelas en este polígono gallego se ofertan por un precio de entre 50 y 70 euros el metro cuadrado. “Por poco más de 20 euros el metro cuadrado, en Portugal tienes suelo con todos los servicios como en la Plisan. La burocracia allí es además muchísimo más ágil, mientras que aquí te pasas meses esperando por las licencias. Como empresa, buscas que te lo pongan fácil, ya bastante tienes con el día a día”, explica Beatriz Ucha, administradora de Exclusivas Cotogrande, una empresa distribuidora de semifríos artesanos que está obligada a mudarse de su actual ubicación en Vigo porque una comunidad de montes reclama la propiedad de la parcela. La “inseguridad jurídica” es otra de las pegas que Ucha le pone a irse a la Plisan, un área que en sus más de 20 años de tramitación se ha visto envuelta en embrollos judiciales.

Como Exclusivas Cotogrande, hay más empresas en el área de Vigo que se tienen que mudar con cierta urgencia y a las que la Xunta y el Puerto vigués quieren llevar a la Plisan. “Los empresarios tienen que hacer lo mejor para ellos pero nosotros estamos trabajando para convencerlos de que las mejores condiciones están aquí en Galicia y no en Portugal”, explica Manuel Castro, presidente de la Asociación de Empresarios de Mos (Aemos), que agrupa a 350 firmas del sur de la comunidad y asesora a compañías que quieren cambiar o ampliar sus instalaciones. Castro sostiene que las ventajas del país vecino con respecto a Galicia se han reducido en los últimos años. Los trámites de las administraciones gallegas se han agilizado, esgrime, y se han puesto en marcha bonificaciones en los precios del suelo industrial y fórmulas como el derecho de superficie, que es como un alquiler con derecho a compra. “Las expectativas para el año que viene son bastante buenas. Seguramente la Plisan en muy poco tiempo tendrá una ocupación muy importante. Hay proyectos encima de la mesa”, señala.

Cuando el socialista David Regades llegó hace cuatro años a su puesto como máximo responsable del Consorcio Zona Franca de Vigo, la entidad dependiente del Ministerio de Hacienda que es promotora del polígono, la Plisan “era un zarzal”. El pasado octubre empezó a funcionar la planta de la Conservera Albo y actualmente tramitan sus permisos para levantar naves allí otras cinco firmas, entre ellas la biotecnológica Lonza. “En cuatro años ha cogido velocidad de crucero”, sostiene Regades. “No hay polígono en España con proyectos tan interesantes encima de la mesa como la Plisan”. Él aboga por urbanizar cuanto antes más superficie porque en Zona Franca reciben “nuevos proyectos constantemente” a los que tienen que “buscar espacio”.

La Plisan no tiene aún más que una nave industrial pero sí dispone de autovía. La construyó la Xunta por 25 millones y se terminó hace cuatro años, aunque solo se usan dos de sus cuatro kilómetros para dar servicio a los 3.000 vecinos que habitan las aldeas de la zona. La conexión ferroviaria del macropolígono está en proyecto. Fue la falta de tren lo que llevó a las autoridades a descartar la idea con la que nació originalmente la Plisan: ser el puerto seco de Vigo y aliviar la congestión en sus muelles. Ahora se construirá un apartadero ferroviario que costará 25 millones de euros, 8 de ellos procedentes de fondos europeos Next Generation.

El Puerto de Vigo explica que los 25 millones se destinarán a construir en la Plisan un “centro intermodal” con capacidad para operar trenes de mercancías de hasta 750 metros de longitud. La entidad presidida por el exconsejero de Sanidad de Feijóo Jesús Vázquez Almuiña ultima los trámites para licitar una obra que considera “una gran ventaja competitiva” para el polígono. Ya se ha aprobado el proyecto y se cuenta con la autorización de Adif para su conexión a la red general ferroviaria que llega a Vigo. La Autoridad Portuaria defiende que la Plisan brinda a las empresas “estabilidad” y “todas las garantías jurídicas” y se muestra convencida de que con esta nueva infraestructura no tendrá competencia, al menos dentro de Galicia: “Lo que ofrece la Plisan no lo ofrece ningún otro polígono industrial de Galicia: una gran versatilidad para favorecer el asentamiento de cualquier tipo de empresa, independientemente de su tamaño, conectividad por carretera y, próximamente, por ferrocarril”.

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