Una huerta entre eucaliptos: investigadores gallegos han obrado el milagro
Un proyecto de la Universidad de A Coruña logra regenerar para el cultivo de alimentos el suelo degradado que rodea a esta especie arbórea que tanto abunda en Galicia
Cultivar patatas, berenjena o trigo entre eucaliptos. Nadie en A Laracha (A Coruña) se podía creer lo que han conseguido unos investigadores de la Universidad de A Coruña en una plantación local de esta especie arbórea que, desde mediados del siglo pasado y no sin polémica, se ha hecho dueña y señora de la Galicia rural. “Los vecinos nos llamaban locos por plantar bajo el eucalipto porque decían que allí no nace nada”, cuenta Juan Marcos Pérez Gulín, director de la Fundación Galicia Sustentable, q...
Cultivar patatas, berenjena o trigo entre eucaliptos. Nadie en A Laracha (A Coruña) se podía creer lo que han conseguido unos investigadores de la Universidad de A Coruña en una plantación local de esta especie arbórea que, desde mediados del siglo pasado y no sin polémica, se ha hecho dueña y señora de la Galicia rural. “Los vecinos nos llamaban locos por plantar bajo el eucalipto porque decían que allí no nace nada”, cuenta Juan Marcos Pérez Gulín, director de la Fundación Galicia Sustentable, que participa en este proyecto junto a la Cátedra Hijos de Rivera-UDC de Desarrollo Sostenible. Los lugareños no estaban del todo equivocados. Para lograr el objetivo, se han necesitado cuatro años de experimentos y se ha tenido que someter el suelo a un tratamiento especial de recuperación. Los científicos probaron con varios productos y no todo fue éxito. Consiguieron que creciese cebada, centeno o frutos rojos, pero no maíz.
La Cátedra Hijos de Rivera se ha propuesto buscar herramientas científicas para dotar a Galicia de la mayor bolsa de tierras cultivables posible. No solo como palanca económica, sino también, según explica Pérez Gulín, por si la comunidad tiene que afrontar en el futuro problemas de abastecimiento de alimentos. “Tener preparado ese suelo es fundamental”, defiende el director de la Fundación Galicia Sustentable. Los experimentos realizados en los últimos cuatro años en la plantación de eucaliptos de A Laracha, una finca de casi una hectárea de superficie, es solo el primer paso de ese plan. “Nos fuimos al extremo más complicado, porque tenemos en la cabeza que el suelo que rodea a los eucaliptos es muy problemático. Y rompimos el tópico de que bajo el eucalipto no crece nada”, señala. “Yo partía de un escepticismo total”, reconoce sobre la investigación Antonio Viejo, director de Asuntos Corporativos de la Corporación Hijos de Rivera. “Pero la ciencia está para romper los prejuicios”.
En la parcela de A Laracha, los investigadores realizaron trabajos de regeneración del suelo bajo los principios de la agricultura sintrópica, es decir, buscando restablecer “los equilibrios naturales de los ecosistemas”. Echaron mano de diversos cultivos para aportar macronutrientes fundamentales en la fertilidad del suelo y de acolchados con distintos tipos de biomasa para añadir materia orgánica y carbono. Todo ello, junto al “trabajo diario de la propia naturaleza”, permitieron que ya a partir del segundo año se apreciasen resultados.
Los análisis en laboratorio mostraron un incremento constante de macronutrientes NPK (nitrógeno, fósforo y potasio) y el aumento de la presencia de carbono y de materia orgánica. Y entonces se obró el milagro: brotaron patatas. Los responsables del proyecto aseguran que los vecinos de la zona recibieron la noticia con “incredulidad máxima” y se desplazaron al lugar a hacerse fotos. Hasta el alcalde del municipio, José Manuel López Varela, acudió con sus suegros porque “no se lo creían y lo querían ver” con sus propios ojos.
El regidor recuerda que la expansión del eucalipto en Galicia se hizo en tierras agrícolas que perdieron tal condición y que siempre se dieron por perdidas. Considera que los resultados de esta investigación abren nuevas posibilidades: “Esto es un impulso para el rural en términos sociales y económicos. La posibilidad de iniciar nuevas plantaciones, nuevas fuentes de producción y de generación de riqueza son un aliciente fundamental para cumplir con el objetivo de asentar población”.
Después de las patatas vinieron las fresas, las berenjenas, el trigo, la cebada, el centeno y los frutos rojos. Eso sí, no hubo forma con el maíz. Los científicos explican que hay cultivos que tienen más facilidad para brotar en la acidez que el eucalipto aporta al suelo y que reconocen que todavía no han logrado controlar. Pérez Gulín sostiene que, por las características del suelo, estas técnicas de agricultura regenerativa podrían funcionar en más de 250.000 hectáreas de plantaciones de eucalipto de Galicia, es decir, en el 75% de las 340.000 hectáreas de territorio gallego que, según sus datos, están ocupadas por esta especie.
La investigación que ha logrado regenerar el suelo donde hay plantados eucaliptos y cultivar alimento en él ha sido liderada por Melania Payán y han participado la ingeniera agrónoma Noelia López y Sergio Quiroga, CEO de la empresa gallega Ecocelta. Los responsables del proyecto no aportan cifras del coste que tendrían las labores de recuperación necesarias para paliar los efectos del eucalipto en el suelo porque, aducen, “depende de cómo se quiera hacer esa regeneración”. El dinero necesario para que bajo estos árboles crezca una pradera es“ínfimo”, afirman, y destacan que supondría un importante ahorro en desbroces.