Alargar las horas punta, el reto de la movilidad madrileña en la desescalada
La Comunidad ya se prepara para afrontar los retos que supone adaptar los nuevos hábitos de viaje de los madrileños
Mucho ha cambiado el patrón de la movilidad en Madrid desde que se decretara el estado de alarma el 13 de marzo. Los desplazamientos han sido en estas semanas de restricciones menos frecuentes, menos extensos y menos dependientes del transporte público. Pero la Comunidad ya se prepara para afrontar los retos que supone adaptar los hábitos de los madrileños ante una nueva forma de viajar, que exige estrictas medidas sanitarias.
Aunque siguen lejos de las cifras anteriores a la crisis del coronavirus, tanto el número de movimientos totales en la región como el del uso de autobús, Metro y ...
Mucho ha cambiado el patrón de la movilidad en Madrid desde que se decretara el estado de alarma el 13 de marzo. Los desplazamientos han sido en estas semanas de restricciones menos frecuentes, menos extensos y menos dependientes del transporte público. Pero la Comunidad ya se prepara para afrontar los retos que supone adaptar los hábitos de los madrileños ante una nueva forma de viajar, que exige estrictas medidas sanitarias.
Aunque siguen lejos de las cifras anteriores a la crisis del coronavirus, tanto el número de movimientos totales en la región como el del uso de autobús, Metro y el Cercanías comienzan a aumentar con la llegada de la desescalada y el reinicio de un mayor número de actividades. Por eso, el Consorcio Regional de Transportes ya plantea un escenario en el que ir alojando a cada vez más viajeros mientras cumple con unas medidas de distanciamiento social que permite cubrir tan solo al 45% de su capacidad anterior. Una de las claves para adaptarse a la nueva realidad es la gestión de las horas punta.
El pasado jueves 7 de mayo, con la fase 0 de la desescalada ya iniciada, se registraron en la región en torno a 11,6 millones de desplazamientos de más de 500 metros, frente a los 18,5 millones que ocurrían un día laborable antes de la crisis del coronavirus. El uso del transporte público ha perdido peso en este tiempo. Mientras que en ese día de mayo supuso solo el 5,5% de los desplazamientos (638.215), en el Madrid anterior a la pandemia era la quinta parte de ellos (un 20,5%).
Son datos que ha recopilado la Consejería de Transportes de la Comunidad a través del seguimiento de la movilidad madrileña que el Consorcio de Transportes está realizando desde mediados de abril. La información diaria obtenida se compara con la de una semana tomada de referencia, de 14 al 20 de febrero de 2020, cuando todavía los ciudadanos no estaban sujetos al confinamiento. Es su forma de hacer una fotografía lo más completa posible a los hábitos de los viajeros madrileños.
Para ello, ha recurrido al uso del big data contando por primera vez con la información obtenida del posicionamiento de casi dos millones de móviles. A estos datos inéditos hasta ahora se suman los de la última Encuesta Domiciliaria de Movilidad de 2018 y el conteo de viajeros que el Consorcio de Transportes está realizando cada mañana en “las líneas más cargadas” de Metro de Madrid. Son ocho equipos de técnicos, unas 25 personas, que miden aforos y controlan flujos. “Queremos que el transporte público siga siendo un pilar esencial de la movilidad segura y sostenible en la Comunidad y al que no se puede estigmatizar”, apunta a este periódico el consejero de Transportes, Ángel Garrido.
Alargar las horas punta
En condiciones normales, la movilidad madrileña afronta tres horas punta. La mañana, entre 8:00 y 9:00 horas está marcada por el inicio de la jornada laboral y lectiva: existe un segundo pico al medio día, entre las dos y las tres de la tarde; y un tercero entre las seis y las siete. En los días de confinamiento, prácticamente han desaparecido esos tres picos de desplazamientos masivos. “La idea es poder alargar esas horas punta durante la desescalada y que duren el doble de lo habitual, para que los viajeros se distribuyan de forma más homogénea a lo largo del día y evitar así aglomeraciones”, apuntan desde la consejería.
Este cambio exige, entre otras medidas, la colaboración con el sector privado para el fomento del teletrabajo, la flexibilización de horarios o la reducción de las jornadas partidas. También necesita de la colaboración ciudadana, apunta Garrido: “Recomendamos que, al menos en la fase 1, el transporte público en hora punta sólo se utilice por motivos laborales o por necesidades médicas. Y que si el desplazamiento es por otros motivos se aprovechen las horas valle, donde hay una menor afluencia de viajeros”. La consejería invita además a los ayuntamientos de la región a fomentar otras alternativas de transporte para trayectos de corto recorrido, como el caminar o la bicicleta.
Si la colaboración común no evita esas aglomeraciones en hora punta no deseadas, la Comunidad se reserva otras acciones. Los datos que ha recabado en estas semana permite a Metro estimar los aforos de cada estación según la franja horaria. De esta forma, en fase 2 de desescalada se automatizará el cierre de estaciones cuando se detecte que se van a superar los aforos permitidos. Es una medida que la consejería confía “en que no va a ser necesaria, dado que el proceso de desescalada prevé una reactivación gradual de la actividad económica”.
Es recomendable, al menos en la fase 1, que el transporte público en hora punta sólo se utilice por motivos laborales o por necesidades médicasÁngel Garrido, consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid
Además de respetar la distancia social, también primará el uso obligatorio de mascarillas en el transporte público a cualquier hora del día. “Es un elemento fundamental para minimizar riesgos, en especial en transportes de alta capacidad (como Metro y Cercanías), en los que puede ser difícil mantener la distancia social en todo momento”, dice Garrido. Ya han empezado a colocarse mascarillas e hidrogel en algunas de las máquinas de vending de intercambiadores como Avenida América o Moncloa, como ocurre en otras ciudades como Barcelona.
El titular de Transporte recuerda que el Gobierno de España, a través de la Delegación del Gobierno, ha llevado a cabo repartos gratuitos en los principales nodos de transporte público y que la Comunidad de Madrid está repartiendo, también de manera gratuita, mascarillas a todos los madrileños a través de las farmacias. Aunque, en el caso de los cubrebocas repartidos desde este lunes por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso incumplen hasta 19 requisitos de la normativa europea y no pasaron ninguna verificación por parte de ningún organismo válido.
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