El autoconfinamiento sin bares ni misas en Tielmes: “Somos los conejillos de indias”
El pequeño pueblo madrileño donde la Comunidad ha cerrado la hostelería puede ser un anticipo de lo que le espera a otros en la región este otoño
Las puertas de la iglesia de Tielmes no abren desde el sábado, al igual que los bares del pueblo, pero en lo alto del templo suenan cada hora las campanas como si dentro hubiera un fantasma o un monaguillo castigado. Un escueto aviso de dos líneas informa del cierre y aclara que siguen tocando “ya que están programadas”, quizás por si alguien se espanta.
Este municipio madrileño de 2.650 habitantes ha retrocedido a una situación parecida a la cuarentena de la primavera debido al rápido aumento de los contagios en la primera mitad de agosto. El pueblo es un hervidero de rumores y acusaci...
Las puertas de la iglesia de Tielmes no abren desde el sábado, al igual que los bares del pueblo, pero en lo alto del templo suenan cada hora las campanas como si dentro hubiera un fantasma o un monaguillo castigado. Un escueto aviso de dos líneas informa del cierre y aclara que siguen tocando “ya que están programadas”, quizás por si alguien se espanta.
Este municipio madrileño de 2.650 habitantes ha retrocedido a una situación parecida a la cuarentena de la primavera debido al rápido aumento de los contagios en la primera mitad de agosto. El pueblo es un hervidero de rumores y acusaciones sobre quién tiene la culpa de al menos tres brotes detectados. Muchos aseguran sin pruebas que el foco original estalló en una barbacoa privada organizada por el alcalde del PP, Miguel Ángel Barbero, y otros miembros de su partido. Él lo niega rotundamente.
Tielmes puede ser un anticipo de lo que le espera este otoño a otros madrileños: la Comunidad de Madrid ordenó la clausura de la hostelería y recomendó a los vecinos no salir de casa para contener el rápido avance del virus. Durante el día no hay casi nadie en la calle, solo la farmacia y los comercios de alimentación están abiertos. A eso de las ocho de la tarde no hay aplausos pero los vecinos salen en pequeños grupos a dar paseos. Es la hora en que refresca. También están cerrados las piscina municipal y los parques. “Somos los conejillos de indias”, dicen en la pescadería.
No entienden de otra manera el interés de los periodistas por este pueblo 52 kilómetros al sureste de la capital. Solo ha habido un pico de 39 contagiados por la covid-19, una cifra que actualiza casi a diario el Ayuntamiento de Tielmes en su página de Facebook y que los temblecos consultan con frecuencia. Por eso cuando una televisión dijo el otro día que había más de 300 casos en el municipio, los vecinos se echaron las manos a la cabeza. “Nos tratan de apestados y no lo somos”, se queja una vecina que no quiere dar su nombre. Lo cierto es que la televisión se refería a la cifra del mapa regional de incidencia, donde Tielmes ha llegado a tener una tasa de 339 casos por cada 100.000 habitantes en los 14 días anteriores. Ese tipo de cálculo permite hacer comparaciones entre municipios grandes y pequeños. En ese mapa Tielmes es un punto demasiado oscuro.
El virus se expandió durante las fiestas patronales de la primera semana de agosto y eso debería ser un aviso para los muchos pueblos del sureste madrileño que tienen sus festejos en septiembre, dice Paco Carrasco, vecino de 38 años: “La gente se relaja durante las fiestas”. En realidad en Tielmes este año no hubo novillada en la Plaza de la Constitución, ni procesión hasta la ermita con las imágenes de los patronos Santos Niño Justo y Pastor, ni coronación de las reinas y damas de honor. Pero sí que hubo misas, reencuentros, barbacoas y fuegos artificiales.
Bulos
De todo aquello, de esas fiestas que no fueron fiestas, pero motivaron celebraciones particulares, surgieron los tres brotes que han dado con el pueblo confinado. Uno de los rumores toca al alcalde. El otro foco del que casi todos hablan se habría producido en el coro de la parroquia. Pero como la Comunidad de Madrid suele ocultar la identidad de los lugares donde se producen brotes, nadie sabe nada con certeza. Se supone que guardando el anonimato la Comunidad consigue proteger a los afectados pero en un pueblo pequeño la medida tiene el efecto perverso de agrandar una bola de chismes.
“El último bulo es que le tocó la lotería a un concejal y que el brote surgió en la celebración”, dice el alcalde.
Algunos vecinos desconfiados aseguran que alguien les ha dado el chivatazo sobre la supuesta fiesta irresponsable. Hablan de gente que sabe la verdad pero calla por miedo. “Aquí como hables te fríen a multas o no te dan trabajo”, dice un vecino que pide anonimato para no salir perjudicado. Muchos de las decenas de vecinos entrevistados también piden confidencialidad, incluso cuando no dicen nada polémico. Casi nadie quiere ver su nombre en el periódico al día siguiente hablando sobre un tema, el del autoconfinamiento, que ha puesto a muchos de mal humor.
“En Tielmes todo el mundo ha cumplido las normas a rajatabla. Lo que pasa es que ha debido venir alguien de Madrid y lo ha estropeado”, lamenta Concha Velasco, una vecina de 92 años que hace tres meses que no sale del municipio.
Al líder de la oposición, el concejal socialista Marcos Ortiz, la crisis municipal le ha pillado fuera, visitando a familiares en Zamora, pero ha estado en contacto por teléfono con el alcalde, quien le ha informado de los acontecimientos. Por teléfono habla en broma de la famosa “barbacoa de Georgie Dann” y dice que ahora todo el pueblo de Tielmes debería remar en la misma dirección en un claro signo de apoyo a su rival. Pero luego añade que el equipo de Gobierno ha sido negligente al promover el ambiente festivo. El 5 de agosto, víspera del día de los niños patronos, el Ayuntamiento lanzó fuegos artificiales. Al día siguiente vino el obispo de Alcalá y se hicieron tres misas. El Ayuntamiento puso pantallas gigantes y sillas fuera del templo.
En las fotos del evento se ve a los fieles en el templo guardando distancias prudentes. En sus mensajes previos a la celebración el alcalde pidió no bajar la guardia.
Ortiz cree que fue un error: “Si se suspenden unas fiestas se suspenden con todas las consecuencias. El Ayuntamiento incitó a la gente a juntarse”.
Visitas al pueblo vecino
El cierre de la hostelería de Tielmes dura 14 días y su continuidad dependerá de la evolución de los contagios, que se han estabilizado según el alcalde. Entre tanto en el pueblo de al lado, Perales de Tajuña, algunos dicen estar asustados porque ven a demasiados temblecos por sus calles y en las terrazas de los bares. El caso es que muchos potenciales infectados han tenido que hacer el viaje de 5 kilómetros obligados porque las pruebas PCR las toma el centro de salud de Perales.
El farmacéutico de Perales Joaquín Ayuso (sin relación con la presidenta regional) se hace eco de un sentimiento extendido cuando dice que no entiende las decisiones de la Comunidad de Madrid: “Si la movilidad es la clave para contener la pandemia, ¿por qué les mandan aquí a hacerse las pruebas? Es de una perplejidad total”.
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