Los trabajadores de la funeraria pública de Madrid exigen a Almeida medios ante una posible segunda ola de muertes
Los empleados, en huelga, piden al Ayuntamiento de la capital más previsión que en marzo, cuando sufrieron 118 bajas por contagio de coronavirus
Pasó la primera ola de la pandemia y no faltaron las palmaditas en el hombro. Los trabajadores de la funeraria municipal de Madrid lo habían dado todo. La situación lo había pedido y ellos habían cumplido con creces, sudor y más de una lágrima. Sin respiro, los 480 trabajadores dedicaron 14 o 15 horas diarias durante marzo, abril y mayo sin material con el que protegerse a velar los cuerpos que iban llegando. A llevarlos a incinerar. A lo que hiciera falta. De ellos, 118 cayeron enfermos por coronavirus, algunos de gravedad. Y avisaron: hay poco personal, la situación lo ha desbordado todo y, pese al esfuerzo sobrehumano del 100% de la plantilla, no pudieron abarcar todo. Recuerdan con pesar que muchos familiares tuvieron que irse a 500 kilómetros de Madrid a incinerar a sus seres queridos. Y no querían palmaditas en el hombro del alcalde, José Luis Martínez Almeida. Querían refuerzos. Ahora llega la segunda ola y siguen igual o peor. “A algunos se les acaba el contrato y no les van a renovar”, lamenta Manuel Carmona, presidente del comité de empresa y portavoz de CC OO.
Por eso mismo medio centenar de trabajadores de la funeraria, que celebra este martes una jornada de huelga, se concentran ante el Palacio de Cibeles en el que se celebra el pleno municipal. Con pancartas y banderas gritan “servicio esencial, servicio municipal” y “sí, sí, sí, la Fune está aquí”. Faltan recursos humanos y materiales pero sobra capacidad operativa, añade Francisca Gómez, también del comité de empresa y de CC OO. “Pedimos un plan de contingencia eficaz con el que poder hacer frente a un posible nuevo pico de la pandemia”. Se queja de que se improvisaran morgues como la del Palacio de Hielo cuando en el Cementerio Sur hay disponibles 20.000 nichos y hay capacidad para refrigeración para un millar de cadáveres. “No es necesario ir a realizar incineraciones a cientos de kilómetros de Madrid”, insiste Gómez, si se desarrolla ese plan.
La funeraria de Madrid lleva 54 años dando un servicio ininterrumpido con 14 cementerios municipales, dos crematorios y dos tanatorios. “Hemos sido un referente nacional e internacional”, dice Carmona. “Pero ya no”, lamenta. En los peores meses de la pandemia, los trabajadores contaban con EPIs contados con los dedos de una mano, así que los lavaban con lejía hasta dos o tres veces para seguir cumpliendo con su deber. “Entendíamos que si no había para los médicos, pues para nosotros tampoco”, admite el presidente del comité de empresa. Entonces no le quedó otra que “apretar los dientes” y no pensar demasiado. Ahora, sin embargo, inmersos ya en la segunda ola, critican la falta de previsión. “Solo pedimos que se cubran las bajas prolongadas de los compañeros, que no haya despidos porque se acaben los contratos y que haya un refuerzo de 30 o 40 personas, solo de manera temporal, hasta que esto acabe de verdad”, explica Carmona. Sin embargo, dice, lo único que reciben es incomprensión. “Dicen que somos unos alarmistas y unos oportunistas”.
El Ayuntamiento maneja otros números. “En primer lugar, recordar que, durante la pandemia, se llevaron a cabo más de 30 contrataciones extraordinarias para responder al pico de trabajo en la empresa”, explican fuentes del área de Seguridad y Emergencias, liderada por Inmaculada Sanz. “Sí, eso es verdad... a medias. Tuvimos a 118 personas de baja por coronavirus, y aquello se suplió con 30. La verdad a medias es la peor de las mentiras”, insiste el presidente del comité de empresa. El Ayuntamiento, además, asegura que se ha procedido a activar bolsas extraordinarias de empleo “por si en el futuro inmediato pudieran necesitarse. Si hiciera falta contratar a más gente, se hará”. La respuesta de los trabajadores vuelve a ser la de la media verdad. “¿Para qué sirve activar algo si no lo usas? ¿Verdad que no dicen que el 3 de octubre se les acaba el contrato a tres personas y no las renuevan? Y el 15 a otra... Y claro que hace falta. Lo llevamos diciendo tiempo pero no hacen nada”, argumenta Carmona.
Mientras, el Pleno del Consistorio ha aprobado este martes por unanimidad una declaración institucional de reconocimiento de los servicios funerarios y cementerios así como a sus trabajadores “por el excepcional trabajo realizado durante la pandemia”. “Se ha pasado el tiempo sin realizar un plan de contingencia frente a la nueva oleada de la covid 19 que ya está aquí”, dice Ramón Silva, concejal socialista. “En Madrid hay funerarias privadas que han incrementado su plantilla hasta un 30%, según la patronal de las funerarias, mientras que la empresa municipal no cierra los acuerdos para consolidación de los contratos que finalizan después de años de trabajar en la empresa”, denuncia. “Y además”, continúa, no se ha iniciado la compra de los dos nuevos hornos para el Crematorio del Cementerio Sur cuya preinstalación está realizada desde hace años “y eso después de dejar de atender los deseos de cremación de las familias de muchas víctimas de la covid-19 en marzo, abril y mayo”.
Cuando CC OO anunció que iban a convocar la huelga, pidió una reunión con la empresa, es decir, con representantes del gobierno municipal. Según los trabajadores, el encuentro fue tenso, hosco y lleno de desprecios. El Ayuntamiento asegura que siempre se ha mostrado dispuesto a hablar y negociar y recuerda que UGT y Solidaridad Obrera no secundan los paros. CC OO tiene 11 delegados, UGT cinco y Solidaridad Obrera uno. Este último no votó en contra, aunque sí se abstuvo. Según datos ofrecidos por Carmona, el 94,6% de los trabajadores ha secundado este martes la huelga. “Todo esto es lamentable. La gestión es nefasta y no queremos morgues improvisadas”, insiste el presidente del comité de empresa. “Nos tememos que lo que quieren en realidad es beneficiar a los lobbys privados”.
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