Redada contra narcopisos con 23 detenidos: “A ver, ¿dónde está la droga? ¿No ven que comemos de la parroquia?”
Fuentes policiales explican que los arrestados forman parte de “una misma estructura muy organizada”
La rabia se adueña de Manuela, de 40 años, cuando accede a la infravivienda de sus suegros. En la casa, un bajo de la calle Abegondo, en el barrio de la UVA (Unidad Vecinal de Absorción) de Hortaleza, en Madrid, reina el caos y huele a humanidad. “¡A ver!, ¿dónde está aquí la droga?, ¿dónde están las plantaciones?”, pregunta desafiante mientras abre la nevera. “¿No ven que comemos de la parroquia?”. Dos centenares de agentes han acudido a esta zona a las siete de la mañana para llevar a cabo una redada contra una organización dedicada al tráfico de drogas. En total, han detenido 23 personas, tres de ellos menores, y se han incautado de algunas sustancias estupefacientes y armas, según fuentes policiales.
Poco a poco, los arrestados van desfilando a lo largo de la mañana con las manos esposadas camino de los furgones policiales. La operación, de la que se conocen pocos detalles porque se encuentra bajo secreto de sumario, es calificada de “importante” por la policía, que explica que se trataba de una “estructura muy organizada” con multitud de narcopisos, que están “causando muchos problemas de inseguridad en la zona”.
Cuatro de los arrestados son de la familia de Manuela, que da vueltas por el salón, la cocina y los dos dormitorios maldiciendo a todo cuanto puede. “¡Me cago en tós sus muertos, me cago en tós sus muertos!”, repite un pequeño de tres o cuatro años de manera insistente junto a la mesita que hay delante de la tele. En la calle crece la tensión.
“¡Aquí hay mucho chivato!”, grita Manuela, cada vez más alterada. Un vecino mayor que viene de comprar el pan se da por aludido y se acerca. “¿Me estás acusando a mí?”. Ella trata de echar el freno para que las chispas no acaben en incendio. Presencian la escena personas llegadas de otros barrios alertadas por la operación y que no quieren hablar mucho. Entre ellos está María, una mujer que ha acudido desde Fuencarral a encargarse de sus dos nietos, un niño y una niña, cuyos padres están entre los detenidos.
La operación ha sido llevada a cabo por la Policía Nacional con la colaboración de la Policía Municipal. Se han llevado a cabo 11 registros simultáneos en domicilios y tres en trasteros, han detallado fuentes policiales sobre el terreno. Los agentes han encontrado cantidades de cocaína, heroína y hachís que tienen que cuantificar, así como varias armas blancas y una escopeta. También numerosos útiles para el cultivo de marihuana. Los arrestados están acusados, según las mismas fuente, de un delito contra la salud por tráfico de drogas, integración de grupo criminal y dos de ellos, además, de blanqueo de capitales.
“¡Suban, suban ustedes para acá!”, exige a voces un hombre desde la primera planta a los agentes que participan en el operativo. “¿Quién me va a arreglar la puerta? Porque son ustedes los que la han roto”, protesta aireando su enfado mientras da golpes con el portón de hierro. Los policías se acercan, pero siguen a lo suyo. Quedan todavía algunas detenciones por efectuar. En el dispositivo participan miembros de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), Guías Caninos, el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT), la comisaría de Hortaleza y los medios aéreos.
La operación se desarrolla en la UVA de Hortaleza. Son cuatro hileras de casas muy humildes levantadas hace medio siglo y cuyos habitantes esperan ser realojados. Pertenecen al Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (Ivima), que a lo largo del día tiene que mandar operarios para levantar tabiques en algunas de las viviendas en las que se ha llevado a cabo los registros. Conscientes de que eso iba a pasar, algunos vecinos se apresuraban a tratar de recuperar lo que pudieran de sus enseres una vez se han marchado los agentes que integran el dispositivo. Algunos exhiben documentos para demostrar que viven de las ayudas oficiales en un intento de exculpar a los detenidos. Una mujer asegura que los detenidos son “niños escolarizados”.
“Los narcopisos van a tardar en volver 35 segundos”, pronostica Miguel Montejo, concejal de Más Madrid, para instar al Gobierno de la Comunidad de Madrid, titular de las viviendas, a que traslade a las familias, derribe los edificios y libere el suelo. “Este es un foco de problemas en el barrio y la verdadera solución es realojo”, añade.
Los callejones de Abegondo y Abertura, así como la adyacente parroquia de San Martín de Porres, bien podrían ser el escenario de una película o de una serie como The Wire. De hecho, desaparecidos los policías, llega al lugar parte de un equipo de rodaje, junto a varios especialistas, que llevan semanas planeando una escena en la que uno de los protagonistas ha de lanzarse por una ventana hasta la calle. Tienen un problema: la vivienda que eligieron es una de las que han sido registradas en la operación antidroga y su contacto en el barrio está en comisaría. Temen que, si la tapian, tengan que cambiar de planes. El guion de la vida real ha frenado al de ficción.
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