Aires de optimismo llegan desde Eslovenia a los Veranos de la Villa
Renato Zanella, nuevo director del Ballet Nacional de Eslovenia, trae su díptico ‘Wind’ al festival madrileño
Aunque se inició en el Ballet de Stuttgart como bailarín e incipiente coreógrafo, allá por los años ochenta, a Renato Zanella (Verona, 1961) se le recuerda principalmente como director artístico del Ballet de la Ópera Estatal de Viena, donde permaneció una década (1995-2005), imprimió un sello y creó sus obras de mayor importancia y envergadura.
Todavía no se le vincula demasiado con el Ballet Nacional de Eslovenia, donde ejerce como direct...
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Aunque se inició en el Ballet de Stuttgart como bailarín e incipiente coreógrafo, allá por los años ochenta, a Renato Zanella (Verona, 1961) se le recuerda principalmente como director artístico del Ballet de la Ópera Estatal de Viena, donde permaneció una década (1995-2005), imprimió un sello y creó sus obras de mayor importancia y envergadura.
Todavía no se le vincula demasiado con el Ballet Nacional de Eslovenia, donde ejerce como director artístico desde enero de este mismo año. La pandemia ha tenido buena parte de la culpa pero espera que esto cambie desde ahora en su primera salida internacional con la compañía, a propósito de la celebración de la presidencia eslovena en el Consejo de la Unión Europea. El destino elegido es Madrid, donde el equipo de Liubliana bailará Wind, un programa doble de su autoría, que se verá del 11 al 13 de agosto, en el Centro Cultural Condeduque, en el marco del Festival Veranos de la Villa.
“Estamos muy emocionados, es nuestra primera salida desde que empezó la pandemia, y aunque Wind fue creada mucho antes de la aparición del coronavirus, la encuentro una obra muy apropiada para este momento”, dice el creador italiano de este díptico que arranca marcial con su coreografía Concierto para piano Nº 5, sobre la obra monumental que Beethoven creó inspirándose en la gesta de Napoleón, y cierra esperanzador y festivo con Strauss’ Dream que, con música de Strauss y Mahler, aparece inspirada en los celebérrimos Conciertos televisados de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, en los que Zanella participó en varias ocasiones como coreógrafo.
“La primera parte está muy centrada en la ejecución de la técnica clásica y remite a conceptos relacionados con la armada, con la disciplina militar y la tensión. En cambio en la segunda, más libre, hablamos de la llegada de la felicidad. Y esto es porque el concepto del baile de año nuevo vienés que la inspira, suele ser positivo y alegre, transmite un mensaje de esperanza y siempre ve la luz al final del túnel en años difíciles, en los que ha habido una guerra o como es nuestro caso, una pandemia. Eso hace que sea muy significativo que la bailemos en este momento en España, porque con ella enviamos un abrazo al público y le hacemos llegar nuestra creencia de que vendrán tiempos mejores”.
Apego musical
Largo y diversificado es el catálogo coreográfico de Zanella, que hoy aparece representado en el repertorio de casas tan importantes como el Stuttgart Ballet, donde debuto como creador en 1989, la Ópera Nacional de Viena, Los Ballets de Montecarlo o el Ballet de la Ópera de Roma. “Tengo trabajos más contemporáneos y otros más narrativos, pero las dos creaciones que conforman Wind son bastante representativas de lo que ha sido mi lenguaje como coreógrafo porque en ellas está presente y se evidencia mi interés por la musicalidad”.
Admite sin titubeos que la música es la columna vertebral que sostiene todas sus creaciones. “La música siempre ha reflejado el momento histórico en que se produce, es el medio más precioso que tiene el hombre para hablar de su tiempo. No es solamente esa cosa que suena bonito. A mí, como creador, me ofrece la posibilidad de explicar y aproximarme a otros tiempos, otras emociones”.
Liubliana abre ahora nuevas posibilidades como director artístico en la trayectoria de Zanella, que asegura querer desarrollar con esta compañía, originalmente de naturaleza clásica, una línea más amplia diseñada en función de su potencial. “En Eslovenia tenemos dos compañías de danza con un perfil muy claro cada una. Está la del Teatro Nacional de Maribor, más contemporánea, y nosotros, en Liubliana. Traerme el modelo que desarrollé en Viena no encajaba ni es lo que quería cuando acepté la dirección artística. Quiero potenciar el clásico, que es algo que hacen muy bien los bailarines, pero no quiero una compañía de repertorio sino una más abierta, en la que aparte de los títulos de siempre, haya lugar para coreógrafos contemporáneos, nuevos nombres y creaciones más actuales”, concluye.
Españoles en Liubliana
Renato Zanella se manifiesta muy interesado por la creación española para su proyecto como director artístico del Ballet Nacional de Eslovenia. Fascinado por el trabajo de Iratxe Ansa e Igor Bacovich para su compañía Metamorphosis, en Madrid, ya los ha invitado a hacer una creación para ellos en abril del año próximo, al tiempo que una de las primeras decisiones de su nuevo cargo fue invitar a José Carlos Martínez, el que fuera director de la CND, para que montara para ellos su versión de El corsario. “Me gusta muchísimo el trabajo que José Carlos ha hecho con la compañía. Nuestra idea original era traerlo ahora pero es una producción demasiado grande para presentarla en Veranos de la Villa, que nos ofrecía bailar al aire libre. Nuestra idea es seguir viniendo a España con otras producciones y a mí realmente lo que me gustaría es traer El Corsario a un escenario como el del Teatro Real”.
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