Almeida se da un homenaje en la nueva Plaza de España: “Eres lo mejor que ha pasado”
Cientos de ciudadanos acuden a la reapertura de nuevo eje peatonal de la capital tras dos años de obras
Los días de inauguración son magníficos para los equipos de comunicación de los políticos. Todo se calcula al dedillo. Hay decenas de invitaciones para los medios. Los fotógrafos se vuelcan. Los curiosos se abalanzan. El protocolo ni se respeta. Qué es eso de guardar las distancias por la pandemia si la propaganda va sobre ruedas. Este lunes se inauguraba la nueva Plaza de España de Madrid tras dos años y pico de obras. La sensación general de los vecin...
Los días de inauguración son magníficos para los equipos de comunicación de los políticos. Todo se calcula al dedillo. Hay decenas de invitaciones para los medios. Los fotógrafos se vuelcan. Los curiosos se abalanzan. El protocolo ni se respeta. Qué es eso de guardar las distancias por la pandemia si la propaganda va sobre ruedas. Este lunes se inauguraba la nueva Plaza de España de Madrid tras dos años y pico de obras. La sensación general de los vecinos y de los primeros curiosos matutinos es que es una zona muy accesible. Los muros han dejado paso a las rampas, a un carril bici, a los columpios. El peatón, en definitiva, reina sobre un terreno que antes era propiedad de los tubos de escape. Una rara avis en los tiempos capitalinos que corren. En las redes sociales, sin embargo, los tuiteros han criticado muchísimo la falta de árboles. Argumentaban que las imágenes de la maqueta de mayo de 2017 tenía mucho más verde que la realidad de noviembre de 2021. Fernando Porras-Isla, uno de los tres arquitectos de la nueva plaza, paseaba sonriente y solo por la plaza de Oriente mirando al horizonte de su obra, un poco antes de las once de la mañana:
―¿Ha visto Twitter?
―No, ¿qué dicen?
―Que faltan árboles.
―¡Pero si están plantados 1.000 nuevos! ¡Tienen que crecer!
Los políticos locales comenzaron a llegar a las explanadas del Palacio Real una hora antes del mediodía. La obra de la plaza de España fue un proyecto iniciado por Manuela Carmena en 2017, aunque no haya sido invitada a la reapertura. Almeida acudió puntual al paseíllo inaugural junto a la vicealcaldesa, Begoña Villacís. A la cita también acudieron Rita Maestre, portavoz de Más Madrid; tres ediles del PSOE, entre los que se encontraba su portavoz, Mar Espinar; dos de las cuatro voces del Grupo Mixto, con el promotor de la obra y concejal de Urbanismo con Carmena, José Manuel Calvo; y dos de los cuatro ediles de Vox. La marcha comenzó como si fuera una procesión. Los vecinos y turistas se agolparon con los móviles desde las nuevas escalinatas. Vox se colocó a la derecha del alcalde, el PSOE optó por el centro y detrás de la primera fila de los mandamases y Más Madrid, a la izquierda. Casualidades protocolarias. Mientras los fotógrafos disparaban flashes a diestro y siniestro, la comitiva caminaba ligera, con cierto trote alegre, que dio origen a varios tropezones. Al llegar a una de las nuevas fuentes, el alcalde y la vicealcaldesa frenaron en seco:
―¿Esto simboliza algo?―inquirió Villacís.
―Eso, eso―se sumó Almeida.
Hay manantiales que esconden un mar de dudas. De la comitiva salió un señor que estiró el cuello como una jirafa en la sabana. Les explicó que era una especie de gota que flota en el agua. Tras la explicación, comenzó un auténtico baño de masas del alcalde. Un padre apareció en el nuevo parque con su niña pequeña: “Una foto con la niña, alcalde”, gritó. Almeida se agachó y sonrío a la pequeña, muy vergonzosa entre tanta multitud famosa: “Eres igual de alta que yo”, le espetó Almeida. Risas. Villacís intercedió de inmediato. El padre no era un simple viandante. Detrás de un madrileño siempre hay un voto en potencia. “¿Qué edad tiene la pequeña? ¡Es guapísima!”, dijo. No hubo respuesta.
El paseo continuó hasta que, de pronto, un hombre de unos 40 años se puso en medio de la comitiva, que llegaba ya casi a la gran estatua de la plaza:
—Alcalde, me ha dejado usted un parque a medio hacer en Pan Bendito.
—¿Dónde?
La edil de Obras sacó del apuro la pregunta incómoda: “Todas las obras acaban en diciembre”. El señor protestó: “¡Está a la mitad!”. El alcalde agarró por el hombro al señor en cuestión y se hizo una foto. El hombre ya pasaba de las obras. “Ese alcalde, vamos”, dijo. Tal fue la crisis, que los de seguridad tuvieron que intervenir. El hombre se vino arriba y levantó en brazos a Almeida ante la mirada atónita del resto de la comitiva.
Los turistas, madrileños y vecinos comenzaron a agolparse también alrededor. No era un regidor, era el hombre al que votaron. O no. Un señor de unos 70 años vociferó: “¡Esto está sin terminar! Tanta prisa, tanta prisa. ¡Vaya mierda que estás haciendo!”. Inmediatamente, otro señor, votante de Almeida, salió al paso: “¡Eso díselo a Carmena!”, dijo. La cosa no se fue de madre porque intervino la delegada de Obras: “Haya paz”. El votante de Almeida fue con todo contra el hombre inquisitivo: “¡Cómo os jode no mandar! ¡No vais a mandar nunca más en Madrid!”.
Almeida, ajeno, continuaba con su ronda de selfis: “Eres el mejor, alcalde”. “Ese alcalde”. “Vamos, alcalde”. Un grupo de jubiladas salió a su vera. Querían tocarle. Sentirle de cerca: “Eres el mejor alcalde que hemos tenido”, gritó una señora. Almeida se giró de inmediato y le dio un abrazo de oso. “Para mí, usted es lo mejor que nos ha pasado”, continuó. La señora, feliz con su foto, se quedó un pelín atrás.
―¿Hace muchas cosas el alcalde, señora?
―Muchísimas.
―¿Qué cosas?
―Pues todas. Todo bien.
― ¿Por ejemplo?
―Pues todo, todo bien.
El alcalde saludó a casi todos los presentes. Un jubilado, al verle, le dijo: “El otro día en El Hormiguero estuvo usted muy bien”. A lo que Almeida respondió: “Gracias, gracias”. Qué más da que fuera Ayuso. Hoy es un día de masas. A mitad de camino, los concejales desistieron de ir en la comitiva. Poco después, eso sí, se hicieron una foto conjunta. Una hora más tarde, a eso de las doce y pico del mediodía, el alcalde y los medios de comunicación convocados se subieron a uno de los hoteles de la plaza. Aquí, desde las alturas, agradeció a Carmena el impulso de la obra: “Hoy Madrid es una ciudad con mayor calidad de vida. Esta plaza, que hoy se contempla conectada, antes no lo estaba”, declaró. Y al terminar, lanzó un titular: “El siguiente reto para la ciudad será reflexionar y proyectar el nuevo eje Prado-Recoletos”.
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