Planes con niños: la Senda Mágica (con mensaje ecologista) de Arroyomolinos
Se trata de un paseo de 1,5 kilómetros por una zona semiforestal en plena ciudad llena de trolls, hadas y gnomos para aprender a cuidar la naturaleza
―Mamá, esa hada es como los juguetes de Toy Story, se ha movido, antes estaba aquí y ahora allí, te lo juro―, asegura Javier González, de seis años, hechizado por el encanto del lugar. Está junto a su familia recorriendo la Senda Mágica, abierta en Arroyomolinos el 3 de octubre, que no es ni un bosque ni un parque, sino un área naturalizada y semiforestal en pleno casco urbano ―ajena al boom inmobiliario al ser terrenos de dominio público hidráulico― en la que habitan seres mitológicos, ...
―Mamá, esa hada es como los juguetes de Toy Story, se ha movido, antes estaba aquí y ahora allí, te lo juro―, asegura Javier González, de seis años, hechizado por el encanto del lugar. Está junto a su familia recorriendo la Senda Mágica, abierta en Arroyomolinos el 3 de octubre, que no es ni un bosque ni un parque, sino un área naturalizada y semiforestal en pleno casco urbano ―ajena al boom inmobiliario al ser terrenos de dominio público hidráulico― en la que habitan seres mitológicos, animales y espíritus protectores del medio ambiente hechos con destrozos de Filomena y materiales reciclados. Este paseo, entre chopos, álamos, pinos y sauces y a la par de un arroyo, era poco conocido incluso por los vecinos de este pueblo de 33.000 habitantes hasta que ha sido acondicionado para enseñar a niños y adultos a proteger la naturaleza.
El hilo conductor de la senda, original, entretenida, educativa y muy asequible para niños de todas las edades, carritos de bebé y hasta sillas de ruedas, es que trolls, hadas, gnomos y animales encantados llevan habitándola desde hace siglos, ocultos gracias a su magia. Pero, debido al deterioro del planeta, el Consejo de Criaturas Mágicas decidió dejarse ver para concienciar a los humanos y arreglar juntos las cosas. Ojo, no hay que intentar tocarlas o se paralizarán y se esconderán. Antes de ir, se puede imprimir la guía con las criaturas de la web municipal y darla a los niños con un boli y el plano del lugar a modo de mapa del tesoro. El paseo se convierte así en el juego de a ver quién encuentra más seres extraordinarios.
“Era un proyecto que tenía en mente desde hace tiempo, sacar a los niños para que tuvieran contacto con la naturaleza pero dentro de la ciudad”, cuenta Julián Solís, coordinador de Patrimonio y Turismo en el Ayuntamiento y artífice de la senda, muy preocupado por el llamado trastorno por déficit de naturaleza, la total desconexión con el entorno. “Son niños de asfalto que no saben de dónde vienen los huevos y hay estudios que demuestran que acercarlos al medio natural mejora su capacidad cognitiva, baja su presión arterial y aumenta su concentración”, sostiene.
Solís, ebanista y técnico superior forestal, vio un filón para ello con Filomena y en su cabeza cobró forma la idea de convertir aquel desastre en “una senda interpretativa para observar el medio ambiente de forma distinta y lúdica, con magia como gancho y cartelería divertida y diferente ―es interactiva y también está en Braille―”. Pensada para niños hasta 10/12 años, se inspiró en “una que hay en Escocia más pro y que cobra entrada” ―el Faerie Trail o sendero de las hadas, en Lus―. En España hay algo similar en Soria, el Bosque Mágico de la Fuente del Pino, pero ellos no querían quedarse en las hadas, sino “darle un giro ecologista”.
Con un coste de 18.000 euros en señalización, Solís tardó casi un año en crear este universo mágico de forma artesanal junto a los alumnos del Centro de Capacitación Agraria de Villaviciosa de Odón, que cada cierto tiempo reponen los muchos elementos perdidos o dañados debido a su deterioro natural y a los estragos causados por los visitantes, que suelen hacer caso omiso a la petición de no tocar las piezas. “También se las comen las ardillas y los pájaros, nunca más haré caracoles con cacahuetes”, ríe el responsable municipal, que va a firmar un contrato de mantenimiento porque les está resultando complicado cubrir las bajas.
Tras dejar el coche en el parking del Pinar, hay que andar 50 metros, bajar una vaguada y ahí comienza la senda, vallada y señalizada. Junto al mapa, el anfitrión, el gran gnomo Lift, hace las veces de photocall. Lo primero que se encuentra es un bucólico túnel hecho de ramas y lleno de mariposas de madera y gnomos. Nada más poner un pie en él y entre “una sinfonía de Beethoven de los pájaros que lo habitan”, te teletransportas a un mundo mágico.
A lo largo de la ruta, se pueden contemplar nueve gnomos, unas preciosas figuritas pintadas hechas de piñas, madera y material reciclado cada uno con su nombre y con su historia. Viven en casas de 1,20 metros con sus puertas y ventanas, hechas con árboles que tumbó la gran nevada. También hay 16 hadas con alas de gasas de algodón, entre ellas Margot, a la que si le susurras el nombre de la persona que te gusta, su destino quedará ligado al tuyo. Completan el vecindario 12 trolls y cuatro criaturas.
Los niños encuentran cartelitos que les recuerdan que “la magia está en ti”, simpáticos animales de madera como un oso, conejos, renos, jabalíes y ciervos, árboles con ojos, ardillas, picapinos y conejos de verdad, un hotel de insectos para comprender la importancia de abejas, sírfidos y mariquitas en la polinización y el control de plagas, un tren de la basuraleza para entender dónde empieza la basura y dónde acaba, carteles que explican la importancia de la biodiversidad en la ciudad, los ecosistemas de rivera, los reptiles, anfibios y aves locales como el milano, el águila y el búho real, la vida secreta de los árboles, que se comunican a través de las raíces, y el reconocimiento de huellas mediante cubos giratorios. También hay una rodaja de un pino de 180 años “en cuyos anillos de ve perfectamente el cambio climático”.
El camino, con dos puentes y un laguito, dispone de un merendero preexistente con una docena de mesas para pícnic que se va a ampliar y de un templete de música en el que se planea hacer actividades. A través de los códigos QR de la cartelería, Solís cifra en 10.000 los visitantes en estos tres meses, 3.000 solo en el puente de la Almudena. “Vienen de Guadalajara, Cuenca, Toledo y de todos los rincones de Madrid”, añade el técnico forestal, algo abrumado por el éxito de su iniciativa. “El impacto en los bares ha sido alucinante, no paran de vender bocadillos y tortillas”, comenta el coordinador, que estudia crear un bosque urbano a la manera de los países nórdicos. La ruta, con vuelta por un atajo, termina con unas alas de hada gigantes con banco, que están haciendo las delicias de quinceañeros en Instagram.
Dónde: a 28 kilómetros de la capital, en Arroyomolinos, frente a plaza del Acebo número 6, carretera M-413. Recorrido: 1,5 km. Horarios: abierto todo el día. Precio: acceso libre. Aparcamientos: parking del Pinar, en la calle Carcavilla, junto a la comisaría de la Policía Local, en el edificio de Urbanismo de la calle Potro y en el parking municipal área de Centralidad.
Árboles que hablan en Villaviciosa de Odón
En Villaviciosa de Odón, a 22 kilómetros de la capital, los árboles hablan. Este es el nombre de una ruta turística medioambiental, en la que, a través de carteles colocados en 30 árboles que siguen un orden, se platean a los niños preguntas con tres posibles respuestas. El objetivo del juego es "encontrar la correcta, que aparecerá en el siguiente árbol, mientras se descubren curiosidades que harán recapacitar y aprender a valorar y cuidar nuestro entorno", cuenta el Ayuntamiento. "¿Cuántos de nosotros [los árboles] se talan en el mundo durante el minuto que tardas en leer y contestar a esta pregunta?", es por ejemplo una de las cuestiones, con sus posibles soluciones: la superficie equivalente a 30 campos de fútbol, a siete o a dos. La correcta pone los pelos de punta.
La ruta arranca en los Jardines de Doña Laura García-Noblejas, recorre varias calles, llega al pinar de Prado Redondo y al Jardín Histórico para acabar en el parque El Castillo. A la hora de planificar la visita, hay que tener en cuenta que los jardines tienen horario de apertura y cierre. El plano está en un código QR en todos los carteles o en este pdf.
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