Ayuso cambia el paso a Feijóo al condenar los disturbios en Ferraz
La presidenta madrileña reclama detener y juzgar a los ultras que se enfrentaron con la Policía, mientras la dirección nacional culpa de todo a Sánchez
Con una sola frase, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cambia el paso a Alberto Núñez Feijóo. Ocurre este miércoles, durante la sesión de control al Gobierno regional en la Asamblea. Consciente de que la oposición llega con el discurso afilado, presta a afearle que no condene las noches sucesivas de manifestaciones alrededor de la sede nacional del PSOE para protestar contra la...
Con una sola frase, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cambia el paso a Alberto Núñez Feijóo. Ocurre este miércoles, durante la sesión de control al Gobierno regional en la Asamblea. Consciente de que la oposición llega con el discurso afilado, presta a afearle que no condene las noches sucesivas de manifestaciones alrededor de la sede nacional del PSOE para protestar contra las negociaciones para investir a Pedro Sánchez presidente, Díaz Ayuso dispara primero. Dice que hay que detener y juzgar a los ultras que el martes se enfrentaron con la Policía (hubo seis detenidos y una treintena de agentes heridos). Su intervención, por el escenario institucional y la reclamación de responsabilidades, pone en primer plano con toda rotundidad un cambio de discurso que el PP nacional solo empieza a explorar unas horas antes, pues lo ejecuta a través de un tuit lanzado de madrugada por la secretaria general, Cuca Gamarra (”Mi rotunda condena”). Y entonces sí, tras hablar Díaz Ayuso, Núñez Feijóo abandona la ambigüedad durante unas jornadas parlamentarias del PP (”La violencia no tiene cabida en democracia y su impunidad tampoco”, dice).
Y así, Díaz Ayuso vuelve a ser un verso suelto del PP, o la que permite con su intervención que se cambie el paso, consolidando un punto de inflexión para que Núñez Feijóo tome distancia de los radicales de extrema derecha movilizados por las calles de Madrid.
“Quiero condenar los hechos ocurridos en la tarde de ayer en Madrid, donde unos grupos de ultras rompieron con una manifestación totalmente pacífica por las calles”, dice la presidenta en el arranque de la sesión de control, y sin que nadie le pregunte. “Por eso, lo primero que quiero hacer es también mostrar mi respaldo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y condenar estos actos vandálicos”, añade. “Espero, de hecho, que sean detenidos y juzgados cada uno de ellos, como también apoyar a quienes se manifiestan pacíficamente en defensa de su democracia”.
Casi al mismo tiempo, el PP nacional usa un tono muy distinto, pues culpa de todo a Sánchez. Así se expresa Elías Bendodo, el número tres del partido, en una entrevista en TVE-1. “Él es el que está pasando toda la línea roja y hace que muchísimos millones de españoles se indignen”, dice. “Unos lo manifiestan, la inmensa mayoría de los españoles de forma pacífica en las calles, como se va a demostrar el próximo domingo”, afirma. “Otros, una minoría, de forma violenta. Nosotros condenamos cualquier tipo de violencia. Pero violencia más grave es la que quiere amnistiar el Partido Socialista”, zanja, informa Elsa García de Blas.
Un equilibrismo parecido al mantenido hasta ese momento por el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, que horas después, ya conocidas las palabras de Gamarra y Díaz Ayuso, cambia el paso. Así, el líder nacional de los conservadores critica las protestas con violencia frente a la sede del PSOE pero rechaza recibir lecciones de este partido, del que dice que es el que “no condena la violencia” porque “pretende amnistiarla”. “La violencia no tiene cabida en democracia y su impunidad tampoco”, afirma Feijóo.
La intervención de Díaz Ayuso, que por un lado critica a los ultras y por el otro mima al grueso de los manifestantes, potencialmente votantes del PP, sorprende a la oposición, que llegaba lista para exigir una condena que la presidenta les sirve motu proprio.
Apenas Mónica García, la líder de Más Madrid, acierta a criticar el intento de equilibrismo de Díaz Ayuso. “No vale con tirar la piedra y esconder la mano”, le espeta. “No vale con condenar y a renglón seguido justificar y celebrar”, añade. “La turba de ultras no ha salido de la noche a anteayer, como hongos de un día para otro, viene de antes, de usted diciendo aquí todos los jueves desde hace cuatro años insultos contra el presidente de la Nación, que vamos camino de una dictadura, que estamos sometidos por un tirano, que el Rey era cómplice del Gobierno ilegítimo por firmar los indultos”, critica. Y remata: “Su bullying político le hacen responsable de despertar a un monstruo al que no van a saber parar”.
Y esto dice Juan Lobato, el líder del PSOE, mientras desde la bancada del PP le acusan de que ayude a que España camine hacia una dictadura. “Me alegro que haya condenado los ataques a la sede del PSOE y le pido que exija a Feijóo que condene con contundencia esos ataques, que con su silencio no rompa la España constitucional”.
Por su parte, Rocío Monasterio, la portavoz de Vox, anima a mantener las movilizaciones (”Hay que ejercer presión en la calle”, dice Monasterio) y acusa “a las cloacas del Estado” de provocar los incidentes en las concentraciones.
Para entonces, Díaz Ayuso ya ha cumplido con su cometido. Cambiar el paso. Distinguirse. Mantener su campaña electoral permanente. “Yo con los ultras no voy ni a la vuelta de la esquina”, dice.
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