Cenar fuera de casa en Nochebuena: “Nosotras nos vamos al McDonald’s”
Al contrario que el 31 de diciembre, la noche del 24 en Madrid sigue siendo tradicional y familiar. Los restauradores reconocen que la situación solo ha cambiado en Nochevieja, donde los negocios sí que abren y las reservas se multiplican año tras año
Hay cenas de Nochebuena, y luego está la de la periodista Ainhoa Iriberri y su madre. “Nosotras nos vamos al McDonald’s”, suelta Iriberri por teléfono. Todo comenzó hace 13 años, cuando una tarde, la reportera pilló por sorpresa a la reina de la familia y le dijo que esto de cocinar en casa en el día más tradicional y navideño se iba a terminar. Elena, la madre, jubilada tras pasar décadas en el hospital Gregorio Marañón, escuchó atentamente la propuesta de su hija. De sopetón, recibió dos opciones: o bien cenar en un Burger King, o bien en un McDonald’s. La idea, eso sí, venía acompañada de u...
Hay cenas de Nochebuena, y luego está la de la periodista Ainhoa Iriberri y su madre. “Nosotras nos vamos al McDonald’s”, suelta Iriberri por teléfono. Todo comenzó hace 13 años, cuando una tarde, la reportera pilló por sorpresa a la reina de la familia y le dijo que esto de cocinar en casa en el día más tradicional y navideño se iba a terminar. Elena, la madre, jubilada tras pasar décadas en el hospital Gregorio Marañón, escuchó atentamente la propuesta de su hija. De sopetón, recibió dos opciones: o bien cenar en un Burger King, o bien en un McDonald’s. La idea, eso sí, venía acompañada de un viaje de dos o tres días a una ciudad que, desde Madrid, no tendría que superar las tres o cuatro horas de vuelo. Todo muy rápido, vaya. El pacto del McDonald’s acababa de firmarse. Madre e hija deberían cenar en los años venideros hamburguesas con patatas fritas fuera de casa. El primer año se fueron a Malta, luego a Barcelona, a Sevilla, a Chipre, a Atenas... Y este, según cuenta la periodista, a Niza. Su historia se publicó en un reportaje en El Español hace ya cinco años bajo el título La felicidad de una década cenando en Nochebuena en McDonald’s por todo el mundo. Tuvo tanto éxito, que hasta la cadena de comida rápida les hizo un anuncio de Navidad el pasado año.
“En aquel entonces yo no tenía Facebook”, escribía Elena, la madre, “pero mi hija colgó una foto mía [cenando hamburguesas] y la subió al suyo. Desde que yo también me apunté a la famosa red social también la comparto, pero creo que genero menos comentarios que cuando la sube mi hija. Muchas veces, cuando volvemos al hotel los leemos juntas y la verdad es que son todos muy amables. Con el tiempo, he llegado a pensar que a muchos de los que realmente comen manjares en Nochebuena les da un poquito de envidia nuestro plan”. Solo hay que preguntar.
¿Hay madrileños que pasan de cocinar en casa y se van a cenar en Nochebuena a restaurantes? ¿Hay madrileños firmando por doquier pactos de comida rápida? Por partes. La realidad, según fuentes del sector, es que no son muchos. La noche del 24 las calles siguen desiertas, la basura sin recogerse y las persianas de los negocios, casi todas bajadas antes del discurso del Rey. No hay ningún estudio oficial que lo confirme, pero sí ciertas tendencias, que benditas sean ante la falta de informes. La noche del 24 de diciembre en Madrid continúa siendo una cena familiar, tradicional y en casa, aunque últimamente se ha optado por no encender el horno y sí encargar los platos. La Nochevieja es otra historia. Una cosa es la familia y otra las uvas. Cada vez más madrileños pasan de ver las campanadas en la televisión del hogar y optan por reservar en restaurantes e incluso se marchan de viaje para brindar con champán en otros rincones.
“Lo que hemos detectado en estos últimos años”, cuenta por teléfono la portavoz de la Asociación de Hosteleros de Madrid, Margarita Míguez, “es que ahora se está comprando más comida para llevar y que, sobre todo, se alquilan más casas rurales”. Míguez dice que los jóvenes ya no se molestan tanto en cocinar y que la mayoría opta por encargar platos elaborados, como un cochinillo, pero con varios días de antelación. “Antes esto no era habitual y, ahora, cada vez más. El papel de una madre mayor en casa que ya no cocina es más reciente, y se opta por esto. O bien, que cada hijo lleve una cosa cocinada a la cena. Forma parte de un cambio social. Eso de irte a cenar a un restaurante en Nochebuena es menos habitual. No se puede considerar que la cena de Nochebuena haya salido de casa”. Míguez, que representa a más de 2.000 restaurantes asociados, dice que la fiesta navideña que se ha externalizado de verdad es la Nochevieja.
Una opinión que también comparte Jose Carlos Ramón, secretario ejecutivo de la Asociación Madrileña de Empresas de Restauración. “La comida del día 25 fuera de casa sí que está expandida, al igual que la cena de Nochevieja, pero el día de Nochebuena se sigue cenando en casa. No es una costumbre, de momento”. Una de las razones es obvia: la mayoría de los restaurantes baja la persiana tras la comida del 24. Sin embargo, algunos sí que ofrecen cenas. Son, básicamente, hoteles de cuatro o cinco estrellas que tienen un restaurante en su interior. Uno de ellos es el restaurante Patio de Atocha, ubicado en la calle de Atocha y con un espacio para 50 comensales.
“No se han agotado aún las reservas. Aún nos queda un 10%”, contaba el jueves por teléfono Lydia Pérez, directora de marketing del hotel. “Nos van mejor las reservas de Nochevieja, que se acaban más pronto. En Nochebuena tardan más porque tenemos gente que suele reservar en el último momento”. El precio de la cena son 139 euros por cabeza.
Otro de los hoteles que ofrece cena en Nochebuena es el InterContinental, en la Castellana. La cena cuesta 295 euros por adulto y 125 por niño. El salón principal tiene una capacidad para 350 comensales y, el jueves todavía quedaban plazas. Si, además de cenar, se opta por pasar la noche, el precio asciende a 410 euros. “Desde hace cuatro años la gente se anima más a salir en Nochebuena”, cuenta por teléfono Mariluz Antolín, responsable de marketing del hotel. “Es cierto que era una gala que se solía pasar más en casa; pero desde hace un tiempo tenemos una media de 200 comensales esa noche”. El cliente es de un perfil internacional y también local y las previsiones, muy buenas. “Hay mucho optimismo y muchas ganas de celebrar. Es cierto que cuando cae Navidad en fin de semana, la gente suele preferir marcharse fuera, de viaje. Pese a eso, tenemos cifras similares a las del año pasado e, incluso, esperamos superarlas”.
El hotel también ofrece un servicio de banquete a la carta, con música en vivo, discoteca y hasta una barra libre que se acaba a la una de la madrugada, a lo que hay que sumar también una sala de juegos infantiles. “Toda la campaña de Navidad es en homenaje a Madrid. La Comunidad conmemora el 40º aniversario del estatuto de su autonomía”, explica. “El menú se llama Paseando por Madrid y es un recorrido por la ciudad”. Otra opción, más económica, es recorrer la capital dando un paseo y acabar en un restaurante de comida rápida, como la periodista Iriberri y su madre. Algunos, recordaba este domingo una trabajadora de uno que hace esquina en el paseo del Prado, abren, incluso, las 24 horas:
―Aquí no se cierra.
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