¿Hay vida sexual en medio de una depresión o cuando se sufre ansiedad?
Los trastornos psiquiátricos menores y sus tratamientos afectan a las relaciones de pareja y al plano sexual. En estos casos, la dimensión erótico-afectiva se deja para lo último, olvidando que puede ayudar a solucionar el problema y a sentirse mejor
“Estar adaptado a una sociedad profundamente enferma no es una buena forma de medir la salud”, dijo Jiddu Krishnamurti (1895-1986), pensador, maestro, filósofo y conferenciante. La naturalidad gregaria del ser humano busca vivir en comunidad y ser reconocido por sus iguales. El conflicto aparece cuando el individuo nota que para ser aceptado por la sociedad y para obtener los beneficios de dicha adaptación (bienes materiales, familia, pareja, fama y prestigio) debe hacer cosas que pueden ir en contra de su salud, de su propia visión del mundo y de sus principios. Por suerte, o por desgracia, n...
“Estar adaptado a una sociedad profundamente enferma no es una buena forma de medir la salud”, dijo Jiddu Krishnamurti (1895-1986), pensador, maestro, filósofo y conferenciante. La naturalidad gregaria del ser humano busca vivir en comunidad y ser reconocido por sus iguales. El conflicto aparece cuando el individuo nota que para ser aceptado por la sociedad y para obtener los beneficios de dicha adaptación (bienes materiales, familia, pareja, fama y prestigio) debe hacer cosas que pueden ir en contra de su salud, de su propia visión del mundo y de sus principios. Por suerte, o por desgracia, no todos cuentan con la flexibilidad de Groucho Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros”.
El informe sobre salud mental Headway Mental Health 2022 posiciona a España como el segundo país con más casos de trastornos de salud mental de Europa, detrás de Portugal. Además, ambos países son los únicos que superan el 20% de casos, es decir, uno de cada cinco españoles sufre algún trastorno de salud mental. La pandemia ha echado más leña al fuego, pero no se puede achacar todo al virus porque, según estimaciones de la OMS, en 2017 España era ya la décima potencia mundial en el consumo de antidepresivos.
“En los últimos años estamos asistiendo a un elevado aumento de lo que yo llamo los trastornos adaptativos, como la depresión y la ansiedad”, comenta José Antonio López, psiquiatra con consulta en Madrid y exvicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada. “Se les conoce también como trastornos psiquiátricos menores, pero yo prefiero llamarlos adaptativos porque se derivan de la sociedad y el estilo de vida en el que estamos inmersos. Además, afectan más al género femenino, ya que de cada tres casos, dos son mujeres. Colaboro con una ONG que se llama Andalucía por un Mundo Nuevo y que tiene proyectos en Malawi. Pues bien, allí te puedes encontrar con personas con esquizofrenia o neurosis, pero la depresión y la ansiedad no las conocen”.
La vida sexual de una persona que padezca estos trastornos mentales y que tenga que tomar medicación no solo se ve limitada por la propia enfermedad, sino también por el remedio. “Todos los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) disminuyen el deseo, y los que no tocan la serotonina (hay dos o tres) no son tan efectivos”, comenta este psiquiatra. “Así que se entra en un círculo vicioso, porque la sexualidad se ve ya afectada por estos trastornos y, al querer curarlos, se suprime el deseo. Así se priva a estos pacientes de su dimensión sexual, que podría ayudarlos a mejorar su estado de ánimo y, además, pueden aparecen problemas en la vida de pareja”.
A pesar de que la ciencia avanza y los descubrimientos se suceden, en materia de psiquiatría no ha habido demasiado que celebrar en las últimas décadas. “No se investiga en nuevos fármacos o remedios para tratar estas afecciones con menos efectos secundarios. Las empresas farmacéuticas parecen más interesadas, ahora mismo, en el terreno de la cardiología y la endocrinología, pero no en las enfermedades mentales”, sostiene José Antonio López.
Fines de semana sin medicación
Según este psiquiatra, “la demanda más frecuente cuando prescribes ISRS es, si el paciente es hombre: ‘Por favor, que no me disminuya la libido’ y si es mujer: ‘Que no me engorde’. Los psiquiatras tenemos un grave problema con esto, porque no hay muchas opciones y el tratamiento de estos trastornos puede durar años. En ocasiones, a los hombres se les receta Cialis, un fármaco que favorece la erección; pero para ellas no hay nada, aunque también es cierto que la sexualidad femenina y el deseo son factores muy complejos. En una ocasión, hace ya años, coincidí con un gurú de la psiquiatría en un evento y le pregunté qué solución veía él a este problema y me contestó: ‘Weekend drugs free. Es la única, posible’. A día de hoy, muchas personas dejan la medicación durante las 48 horas del fin de semana, como tiempo máximo, para sufrir menos sus efectos adversos y poder recuperar algo de su vida sexual. No siempre funciona, y no soy muy partidario, pero mucha gente ya lo hace y el lunes retoma su rutina”, comenta López.
El trastorno de bipolaridad, tema de un recomendable episodio de la serie Modern Love (protagonizado por Anne Hathaway), crece también. Aunque, como apunta López, “no hay que confundir la bipolaridad, que tienen un componente genético muy grande y que es muy fácil de diagnosticar (con su alternancia de fases depresivas y eufóricas), con una personalidad inestable. Son cosas distintas. Para tratar la bipolaridad se dan estabilizadores del ánimo, que afectan menos a la libido”.
Los trastornos mentales mejoran mucho si se hace algún tipo de terapia que ayude a comprender la situación. Es más, en casos leves, pueden solucionarse sin medicación, pero no todo el mundo puede permitirse pagar un psicólogo o psiquiatra (del sistema de salud público español en este ámbito ya ni hablamos). Como consecuencia, la gran mayoría deberá anestesiar su angustia vital con antidepresivos o ansiolíticos y sufrir sus efectos colaterales.
El trastorno por atracón
La comida ha pasado de ser nuestro combustible a cumplir otras funciones: puede ser un elemento gratificante, la única fuente de placer disponible con solo abrir la nevera, suplir el amor o el cariño y actuar como ansiolítico instantáneo.
“Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) han aumentado y las mujeres representan el 80% de las personas que los sufren”, cuenta Susana Rodríguez, psicóloga especialista en TCA que trabaja en el Centro de Psicología Integral Susana RodVar, en Sevilla. “Los hombres también padecen este trastorno, aunque en menor proporción, y tardan más en pedir ayuda profesional. Los rangos de edad se están ampliando; han bajado ya a los 12 años (ya hay niños de 10 años hospitalizados) y los empezamos a ver en personas en edad madura”.
A la anorexia, la vigorexia y la bulimia, los TCA más comunes, se une ahora uno nuevo: “El llamado trastorno por atracón es un impulso incontrolado de comerlo todo, que solo acaba cuando se ha terminado la comida. A diferencia de los atracones bulímicos, aquí no hay conductas compensatorias, ni sentimiento de culpa y las personas pueden llegar a darse varios al día”, explica Rodríguez.
El tratamiento de los TCA debe ser multidisciplinar, porque hay muchas esferas que sanar, entre ellas la sexual. De ahí que en esta clínica dispongan de sexólogos. “En todos estos trastornos hay una base común, que es la insatisfacción corporal. En España, siete de cada 10 adolescentes están en desacuerdo con su cuerpo”, apunta esta psicóloga. “Las personas anoréxicas esconden sus cuerpos y evitan el contacto sexual. De hecho, tenemos pacientes con 50 años que son todavía vírgenes. Hay una falta de deseo y un excesivo control, y en los hombres una dificultad de mantener la erección. Contrariamente, el bulímico presenta una sexualidad compulsiva, aunque sin una base placentera, ya que luego se siente mal; pero el hecho de mantener relaciones le hace percibirse valioso. En los que padecen vigorexia, la toma de anabolizantes y esteroides influye muy negativamente en la esfera sexual”.
El tratamiento de las TCA empieza por una renutrición para pasar luego a trabajar la esfera psicológica y sexual. “El autoconcepto, la autoestima, la autoimagen. Intentamos que el paciente no vea al cuerpo como su enemigo, sino todo lo contrario. Un vehículo que, si lo cuidamos, nos proporciona autonomía, bienestar y placer”, afirma Rodríguez.
Qué hacer si la medicación es un obstáculo en las relaciones
Pensar en una vida erótica cuando se tiene depresión no es muy común. Ni por parte del que la sufre ni de los profesionales de la salud, que la relegan al final de la lista. “Pensar en eso está mal visto y la gente evita hablar de ello”, cuenta Antonio Daniel García Rojas, psicólogo, sexólogo, director del departamento de Pedagogía de la Universidad de Huelva y miembro de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS). “Por eso, lo primero que hay que hacer, desde el punto de vista de la sexología, es tratar la comunicación en la pareja. Que la persona que sufre de depresión o ansiedad exprese su situación, sus miedos, los efectos del tratamiento, ya que es importante verbalizarlo y sentirse comprendido”.
Como el rendimiento sexual no es el mismo, en parte debido a la medicación, puede aparecer la tentación de enterrar la sexualidad hasta la curación total, pero es lo peor que se puede hacer. “Lo que proponemos es realizar otro tipo de prácticas al margen del formato coito. Una sexualidad donde el afectado o afectada juegue un rol más pasivo y se centre más en la sensualidad, en sentir, más que en hacer. Explorar nuevos estímulos, espacios, juegos, masajes y tratar de descubrir dónde está el botón de activación del deseo. Darse caprichos y permitirse cosas (en cualquier esfera de la vida) para que la tristeza se vaya disipando”, propone García Rojas. El deseo puede, a veces, abandonarnos. Más que esperar a que vuelva, podemos tratar de reencontralo; porque, si lo buscamos, al final daremos con él.