Un bolsillo es un bolsillo es un bolsillo: el poderoso mensaje de la pasarela de París
En la última jornada de los nueve días de la semana de la moda francesa, la comodidad y las prendas adaptadas a la realidad han sido las estrellas en los desfiles de Louis Vuitton, Chanel, Miu Miu o Sacai
Existen infinitas formas de montar un circo. La mayoría son metafóricas, pero Nicolas Ghesquière decidió montarlo de verdad. En un patio central del museo del Louvre se levantaba, como un bello y moderno circo ambulante, una estructura que ha acogido este martes uno de los desfiles más interesantes de la semana, y que, además, ha sido el último de los nueve días de la semana de la moda de París. El set era obra del artista francés de origen español Philippe Parreno, a ...
Existen infinitas formas de montar un circo. La mayoría son metafóricas, pero Nicolas Ghesquière decidió montarlo de verdad. En un patio central del museo del Louvre se levantaba, como un bello y moderno circo ambulante, una estructura que ha acogido este martes uno de los desfiles más interesantes de la semana, y que, además, ha sido el último de los nueve días de la semana de la moda de París. El set era obra del artista francés de origen español Philippe Parreno, a quien el diseñador de Louis Vuitton dio vía libre para crear un escenario desde cero, y el resultado envolvió con mucho acierto la propuesta del francés en la que poco había de circo aunque mucho de juego.
Las modelos entraban y salían de la estructura, que, con su aspecto de carpa, dejaba entrever los anclajes de las lonas, los hierros y clavos que sujetaban los asientos, los espejos que reflejaban al público. La obra, como una “flor monstruosa”, mostraba un juego, hacer visible el hardware, algo que secundó Ghesquière en su colección. Cremalleras sobredimensionadas, hebillas gigantescas, cadenas enormes, elementos esenciales en el ADN de Louis Vuitton convertidos en otra cosa. Como el viaje de Alicia pero aplicado a fornituras y remates. Y al Monogram, el estampado y logo de la casa, que lució gigante en bolsos oversized. Una visión de la feminidad enfatizada a través del juego de proporciones, un ejercicio estilístico que pone el foco en los detalles. “Lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño se unen e invitan a una mirada más atenta”, explicaba el texto enviado tras el desfile. Ghesquière ha creado un mundo nuevo bajo el cristal de su circo. Fue un placer ver desfilar a las modelos seguras, sin tropezar, con libertad de movimientos, con vestidos cortos, de factura compleja pero cómodos al mismo tiempo. Las manos en bolsillos, que se convirtieron en la estrella del día, recogían el guante de la escenografía, el mundo nómada precisa de buenos bolsillos.
Fue Gabrielle Chanel, precisamente, quien introdujo la libertad de movimientos como concepto de estilo y feminidad. Y en el desfile de este martes la directora creativa de la maison continuó este legado. El tweed en colores pastel en monos anchos, trajes de chaqueta con bermudas y confeccionados en seda, ligeros apliques de plumas, todo salpicado de brillo sutil pero eficaz. Por supuesto, en ninguna otra colección están más presentes los bolsillos que en las de la casa francesa. No hay que olvidar que fue Coco Chanel la primera que se negó a hacer bolsillos pequeños, habituales en la ropa femenina, y que logró convertirlos en parte de la icónica imagen del look Chanel.
Antes de comenzar el desfile, un corto protagonizado por Kristen Stewart y dirigido por los fotógrafos Inez & Vinoodh se proyectaba frente al público. En la imagen, la actriz sale del mítico cine parisino Le Champo después de ver la película de Alain Resnais El año pasado en Marienbad. La película, un filme de culto de la nouvelle vague, ya fue referenciada por Karl Lagerfeld en 2010, creando como escenario del desfile de Chanel la explanada de Marienbad. Además, la casa francesa restauró la película en 2018.
Suspiros y balaustradas, portones, pasillos y escaleras envolvían, proyectadas, las creaciones que presentó Virginie Viard, quien basó esta vez su propuesta en el allure, palabra francesa que no tiene una traducción exacta al español. Su significado tiene que ver con el estilo, el carácter, la prestancia, el encanto. Según el texto de Olivier Assayas que profundizaba en la idea de la colección, el allure es una alquimia, “para que la moda tenga esta alquimia necesita misterio para funcionar, ese invisible que está presente en todas las artes. A menudo partiendo de algo muy pequeño, nacido de la casualidad tanto como de la necesidad”.
Miu Miu también centró su colección en la moda útil. La forma y el fondo coincidían en el mensaje que Miuccia Prada puso sobre la pasarela a través de elementos básicos elevados gracias a tejidos nobles como la piel, la pedrería y la gasa, pero también al contrario, como es habitual en la diseñadora italiana, realizando piezas aparentemente delicadas como vestidos de fiesta en nailon. “La moda es parte de la vida real: tiene un uso, sea para vestir el cuerpo, sea para expresar un propósito más amplio, temas más grandes, el legado del individuo y de la cultura. La noción de utilidad y de servicio de la moda influencia la expresión física. Los bolsillos, sinónimos de practicidad, se realizan en diferentes tejidos y capas superando el límite entre decoración y función”, explicaba la nota de prensa de la firma.
Los bolsillos, qué elemento tan simple. Parecería lógico que todas las prendas los llevaran. No es así y cuando aparecen a conciencia, para liberar las manos, para de verdad cargar objetos, como declaración, transmiten un efecto poderoso. Lo hizo también Chitose Abe, la diseñadora de Sacai, que añadió bolsillos portables a casi todas las salidas de la colección. También reivindicó la libertad de movimientos gracias a los pliegues que daban fuelle a las prendas. Las mangas, que a menudo impiden precisamente el gesto de meter la mano al bolsillo, eran larguísimas pero sueltas, plegadas alrededor de la muñeca y el codo, como un enorme abullonado que a pesar de su volumen es práctico y no incomoda. El desfile, alegre y recibido con excelentes críticas por la audiencia, resumía el estado de ánimo de la creadora en el único estampado con letras de la colección: “Tengo la sensación de que voy a estar bien”, línea tomada de la canción de Lizzo About Damn Time.
La esperanza y el optimismo no son lo mismo, pero se parecen. La semana de la moda de París habría terminado bastante en alto si no hubiera sido por el desfile sorpresa de Yeezy, la marca de Kanye West. Hasta una hora y cuarto tuvieron que esperar el lunes, complacientes, los popes de la moda, para ver la colección del americano. Las expectativas eran inmensas, es Kanye West, podía decidir hacer lo que le diera la gana, y lo que hizo fue ofender a gran parte de la audiencia con una camiseta con el eslogan supremacista blanco White Lives Matter —las vidas blancas importan—, utilizado en contra del movimiento Black Lives Matter, que provocó duras críticas e incluso que algunas personas, como el hijo de Will Smith, Jaden Smith, abandonaran el controvertido show.