Josep Cusí, el fiel amigo de Juan Carlos I y guardián de sus secretos
El armador es una de las personas más próximas al rey emérito, con quien tiene un trato familiar. Su nombre se ha relacionado ahora con la luna de miel de Felipe VI y Letizia
Los amigos de verdad se reconocen en los momentos difíciles. Es el caso de Josep Cusí, que mantiene una amistad estrecha con Juan Carlos I desde hace casi medio siglo, pese a las polémicas de todo signo que persiguen al rey emérito. Este inversor catalán ha sido un compañero discreto, fiel y aficionado como él al deporte. Cusí (Barcelona, 1934) ha sido el armador de sus barcos de regatas, también un apoyo cuando la familia real lo ha necesitado. Uno de estos favores fue la presunta financiación de la mitad de la luna de mie...
Los amigos de verdad se reconocen en los momentos difíciles. Es el caso de Josep Cusí, que mantiene una amistad estrecha con Juan Carlos I desde hace casi medio siglo, pese a las polémicas de todo signo que persiguen al rey emérito. Este inversor catalán ha sido un compañero discreto, fiel y aficionado como él al deporte. Cusí (Barcelona, 1934) ha sido el armador de sus barcos de regatas, también un apoyo cuando la familia real lo ha necesitado. Uno de estos favores fue la presunta financiación de la mitad de la luna de miel de los reyes Felipe y Letizia en 2004.
El diario The Telegraph desveló esta semana que Cusí costeó cerca de 270.000 dólares [238.000 euros] del viaje nupcial de los actuales Reyes de España; la otra mitad la pagó Juan Carlos I. Cusí se ha prodigado en favores a la Corona. No solo fue el armador de los 15 veleros Bribón con los que el rey emérito ha competido, también es el propietario de Somni, el yate con el que la familia real ha navegado en las salidas veraniegas de Mallorca.
Su último servicio a su amigo es el velero Ian, que Cusí adquirió en 2015 junto a otro amigo íntimo del rey emérito, Pedro Campos, sobrino del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo. Es en las Rías Baixas, cerca del hogar de Campos, donde Juan Carlos ha surcado estos últimos años la costa gallega con el Ian, una embarcación botada en 1929 y que fue elegida porque su diseño, más estrecho, y con la obligación de que el timonel se mantenga sentado, era idóneo para los problemas de salud del patrón real.
Cusí ha apoyado a la familia real siempre que ha podido. En 2018, rompiendo su tradicional discreción, habló ante los medios de comunicación para defender la buena relación entre las reinas Letizia y Sofía. Las declaraciones del empresario se produjeron durante la fiesta de inauguración de la fundación Elena Barraquer, de la prestigiosa familia de oftalmólogos de Barcelona. La esposa de Cusí, Inés Muiños, es hija de Alfredo Muiños, quien fuera uno de los médicos más reconocidos de la clínica Barraquer. Muiños y Cusí fueron una de las parejas protagonistas de la velada junto a nombres como el del fundador de la multinacional de moda Mango, Isak Andic, la diseñadora Purificación García o el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Contactada por este diario, Muiños afirma que su marido no quiere aportar más detalles sobre su vida personal más allá “de lo publicado ampliamente durante estos últimos días”.
Fue la venta de uno de los bribones lo que provocó el único incidente público que se conoce de Cusí. Sucedió en 1984, durante una fiesta de la Sardinia Cup, regata que se celebra en Cerdeña. Según informaron los medios, el empresario agredió al periodista de La Vanguardia Miguel Ángel Roselló. Este, que tuvo que ser atendido en el hospital, había publicado el precio de venta de uno de sus veleros, lo que molestó al armador. “Cusí, en presencia de 80 o 90 personas, se abalanzó sobre el informador y, sin mediar palabra, le derribó de un par de puñetazos y una vez en el suelo le propinó varias patadas”, decía la nota informativa publicada en EL PAÍS. La agresión no impidió que, nueve años más tarde, Roselló lo entrevistara y desvelara la razón de bautizar a los barcos del Rey con el nombre de Bribón: “Para competir se necesita ser sagaz, agresivo y también un poco pillo”.
Don Juan Carlos y Cusí se conocieron a principios de la década de los setenta durante una cacería organizada para Francisco Franco. Cusí, olímpico de tiro en los Juegos de México 1968, fue durante 12 años instructor de tiro y compañero de caza del dictador. El por entonces Príncipe y él congeniaron rápidamente. Cusí, además de ingeniero de carrera y as de la escopeta, era waterpolista y nadador de competición. También formaba parte de lo más granado de la alta burguesía barcelonesa —su padre fundó una importante empresa de condensadores para motores—. Hoy es destacado miembro de entidades como el Real Club Náutico de Barcelona o la Peña Actual, grupo de socios del Círculo del Liceo que cuenta con lo más granado del empresariado catalán.
La confianza que da una relación que se remonta a 1972 también ha permitido a Cusí ser franco con su amigo. La periodista Pilar Urbano, en su libro Genio y figura, asegura que la amistad entre ellos ha pasado por “algún bajón cuando don Juan Carlos pretendía acudir a alguna de las reuniones acompañado de Corina Sayn-Wittgenstein”. El rey emérito y la que fue su amiga están siendo investigados por la justicia suiza por presunto blanqueo de capitales y evasión fiscal. Cusí también escribió un artículo en 2012 en La Vanguardia en el que explicaba que tanto él como Juan Carlos I coincidían en que el safari de caza en Botsuana, por el que tuvo que ser evacuado tras romperse la cadera, “no fue una decisión acertada”. En aquel escrito, afirmaba que “son tiempos en los que hay que evitar los tropiezos, en las escaleras de un bungalow y en la vida pública”. La amistad va por delante de todo y la prueba, según ha confesado Cusí, es un loro que tiene su esposa, adiestrado para dar la bienvenida a sus invitados con un “Viva España” y un “Viva los bribones”.