Antonio Banderas se instala en Málaga definitivamente
El artista ha decidido que su ciudad natal se convierta en su residencia permanente mientras se reinventa una y otra vez para mantener a flote su teatro tras un difícil año
El año 2020 se presentaba para Antonio Banderas como uno de sus mayores retos personales. Mientras continuaba su carrera como actor, tenía a su musical A Chorus Line girando por España y creciendo camino de Nueva York. A la vez, su Teatro del Soho se asentaba con una intensa programación. Sin embargo, la pandemia llegó como un golpe directo...
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El año 2020 se presentaba para Antonio Banderas como uno de sus mayores retos personales. Mientras continuaba su carrera como actor, tenía a su musical A Chorus Line girando por España y creciendo camino de Nueva York. A la vez, su Teatro del Soho se asentaba con una intensa programación. Sin embargo, la pandemia llegó como un golpe directo a la línea de flotación de sus proyectos. La compañía canceló su gira, los cimientos del teatro se tambalearon y los rodajes acabaron hasta nuevo aviso. Lejos de aprovechar la situación para tomarse un respiro en su ciudad, Málaga, su entorno más cercano asegura que el malagueño ha dado más vueltas que nunca a la cabeza para sacar iniciativas adelante y mantener a su barco a flote. Cuentan que su optimismo es contagioso y ha permitido colorear un año gris. “Esa cabeza tiene ideas para llenar ocho vidas, es una locura”, señalaba María Casado hace unos días en El Hormiguero. Banderas ha sido capaz de sacar color a un año en blanco y negro.
El contraste en el que ha vivido el malagueño ha sido intenso. Durante 2019, vivió un año lleno de premios y viajes. Recibió numerosos galardones por su papel en Dolor y Gloria y tuvo que trasladarse repetidamente a Estados Unidos para promocionar la película de Pedro Almodóvar de cara a los Óscar, en los que también resultó nominado. Cruzar el charco le supuso más de un quebradero de cabeza porque estaba en pleno ensayo del musical con el que inauguró aquel otoño su Teatro del Soho. “Estoy cansado pero feliz”, decía un poco antes, en verano, a EL PAÍS. Por entonces ya se atisbaba la decisión de trasladarse a vivir a Málaga, como ya tiene decidido, porque el proyecto teatral le requiere mucho tiempo. Más aún ahora con la puesta en marcha de la productora de televisión con la que ha estado trabajando durante el verano en Escena en blanco y negro, que dirige junto al que fue su fichaje estrella, María Casado. La periodista, a la que conoció durante el festival Starlite en Marbella, ejerce de mano derecha de Banderas en el que todo apunta será el primero de muchos proyectos. Ya trabajan en el siguiente: la gala de los Goya, que volverá a Málaga el próximo 6 de marzo.
La presencia de Banderas vestirá de glamur periódicamente a la capital de la Costa del Sol. A él mismo se le puede ver de vez en cuando por la ciudad, a veces junto a su pareja, Nicole Kimpel. Uno de sus rincones favoritos es el bar El Pimpi, propiedad del actor y situado a apenas unos metros del ático que el malagueño posee frente al teatro romano. Allí o en La Gaviota, su casa de Marbella, se asentará para trabajar y seguir de cerca sus proyectos prioritarios. Ha aclarado ya su agenda para pasar, al menos, los próximos ocho meses en Málaga, dejando algún hueco para hacer un máximo de dos películas al año. También para mantener en estrecho contacto con su hija, Stella del Carmen Banderas. Ella ha aprovechado 2020 para ir, poco a poco, ampliando su perfil público. Ya sea mostrando interés sobre España y sus tradiciones o explicando cómo es la infancia de una niña nacida de una pareja de Hollywood. Siguiendo la estela de su propio padre, también tiene previsto lanzar su propio perfume inspirado en el incienso de la Semana Santa malagueña.
Lejos de aquel ir y venir a Estados Unidos, 2020 ha sido —como para la inmensa mayoría de la población— un año de reclusión para el malagueño. El confinamiento lo pasó en Marbella, lejos de su pareja que se vio obligada a permanecer en Suiza, pero conectado con su elenco para calentar y entrenar cada mañana. También con su equipo teatral para desarrollar nuevas ideas.
De ahí surgió la llamada a María Casado, pero también el impulso final para hacerse con los derechos de Company, musical de Stephen Sondheim que Banderas dirigirá y protagonizará en 2021. El actor ya luce barba y perilla para meterse en el personaje que quiere inventar para un proyecto que definió como “una huida hacia adelante” en su presentación el pasado mes de octubre. Entonces disfrutó al subirse al escenario del Teatro del Soho para interpretar uno de los números del espectáculo. “Se echa de menos”, subrayó.
Entre proyecto y proyecto, el actor ha tenido tiempo para acabar de grabar Competencia Oficial junto a Penélope Cruz y Óscar Martínez, así como Uncharted, película protagonizada por Tom Holland y Mark Wahlberg. Este rodaje tuvo abandonarlo temporalmente al contagiarse de covid-19, como anunció justo el día de su 60º aniversario y Nicole Kimpel desgranó en su blog, donde promociona unas mascarillas con tela vaquera y las que diseñó para el personal del teatro.
Sin apenas descanso, este año a Banderas apenas se le ha quedado por el camino el restaurante que pretendía desarrollar en la casa de botes del Puerto de Málaga, concurso público del que acabó retirándose. Ahora, planea tener un segundo teatro, abrir una escuela de oficios del cine e incluso no descarta una futura participación en el Málaga CF. Optimista compulsivo, Banderas ha sabido reinventarse y demostrar una capacidad de adaptación similar a la que tiene detrás de las cámaras. Ya lo dejó claro este otoño: “No me quiero ir al otro barrio sin hacer cosas que quería hacer”.