Álex Casademunt, el adiós del ‘triunfito’ que nunca perdió la sonrisa
Sus compañeros de ‘Operación Triunfo’, que revolucionó la televisión hace 20 años, se despiden del cantante y actor destacando su simpatía y la unión que aún mantenían entre ellos
En el año 2001 España era mucho más inocente que ahora. Tanto que hace 20 otoños se enamoró perdidamente de un grupo de 16 chavales —también inocentes, cierto es— recién aterrizados en ese experimento sociológico-televisivo-musical que fue Operación Triunfo. El programa de La 1 se convirtió en el fenómeno del año, casi de la década, y aunque hubo más ediciones nada volvería a ser como esa primera, donde ...
En el año 2001 España era mucho más inocente que ahora. Tanto que hace 20 otoños se enamoró perdidamente de un grupo de 16 chavales —también inocentes, cierto es— recién aterrizados en ese experimento sociológico-televisivo-musical que fue Operación Triunfo. El programa de La 1 se convirtió en el fenómeno del año, casi de la década, y aunque hubo más ediciones nada volvería a ser como esa primera, donde Rosa López se convirtió en ganadora real y moral de un país lleno de esperanza. Convertir a los triunfitos en ídolos no fue buena idea, y con el pasar de los años ellos mismos contaron que necesitaron de ayuda profesional para superar esa avalancha de fama, que solo en contadas ocasiones les trajo esas carreras profesionales con las que habían soñado. Hoy el sueño se ha roto del todo con la desgracia definitiva: la muerte de Álex Casademunt.
Entre los 16 perfiles inteligentemente escogidos para aquel primer OT estaba el de Casademunt. Venido de Vilasar de Mar, Barcelona, cuadraba con un estándar clásico: buena voz, buen porte, buen humor. Alto, rubio y de ojos azules, conquistó a primera vista a buena parte del público, también por una simpatía tan natural como él mismo. Ya se lo dijeron en el cásting: “Vas un poco de sobrao, de cachondeíto”. “Nooo, qué va, me gusta mucho extrovertirme (sic) ante la gente, pero de sobrao nada”, respondía él, serio pero siempre con ese gesto guasón que le caracterizó hasta el final. Entró en la Academia; cuando se lo dijeron, lo celebró ante sus compañeros tirándose al suelo para hacer media docena de flexiones.
Casademunt tenía 20 años y en el programa cumplió con su perfil divertido, montafiestas, de tipo simpaticote. Rápidamente se pegó a David Bustamante, con quien hizo piña y cantó uno de los temas más icónicos del programa, Dos hombres y un destino, clásico de todos los karaokes. El cántabro lamentaba en Instagram su muerte con un triste mensaje: “¡No es justo! No puedo... ¿Por qué? ¡Que alguien me diga que es mentira! ¡Habíamos quedado, teníamos planes! Tocado y hundido... Te quiero hermano”. Bustamante había grabado hace unas semanas una nueva versión del tema sin contar con Casademunt, algo que este le había reprochado ligeramente (”no sabía absolutamente nada… Es una gran canción y me alegro que suene de nuevo, pero un mensaje tampoco hubiera hecho daño. Jajaja muchos éxitos”, escribía), pero su amistad seguía siendo firme.
Casademunt aguantó ocho galas antes de ser expulsado y quedó en la parte media de la tabla del programa. Salió con aprendizaje y bagaje, pero también con un par de líos. En aquel casting en el que le sacaban los colores pero también resultó uno de los afortunados elegidos, también le dejaban caer que venía solo por el ligoteo, no a ganar. “No, no, yo solo he dicho que vengo a aprender”. También destacaba que se podría llevar bien “con todos”, pero destacó “al chico ese que se llama Yian... Naim, Naim. Y de todas las chicas encantadísimo de la vida”. Luego mantendría grandes amistades con Natalia (que se declara ahora “en shock” y “rota de dolor”), Mireia (”Nos unirá siempre algo muy grande”) o Chenoa, a quien llamaba “mi cangreja”, y que se ha despedido de él con un mensaje en el que le decía “Ve tranquilo, mi cangrejo. Te quiero mucho... Siempre estarás a nuestro lado, porque mi música es tu voz por siempre”.
Mantuvo relaciones con dos de sus compañeras de la Academia. La primera, antes de empezar al concurso, con Geno Machado. “Nos liamos antes de entrar a currar en la academia”, contó la propia Machado hace un par de años en una entrevista. La canaria ha colgado una serie de fotos en sus redes como despedida a su compañero y un largo texto. “Siempre estarás conmigo en mi mente y en mi corazón en todo lo que tú y yo vivimos juntos. Te amo hermano mío, siempre estarás porque tú eres música, tú eras pasión, eras mi loco quien me daba la vida y quien a veces me la quitaba”, escribía la canaria, para seguir: “Anoche me arrancaron otro pedazo de mi vida y de mi alma. Me cuesta escribir, diría tantas cosas, contaría tantas anécdotas, podría escribir un libro con millones de historias pero nunca pensé escribir que nos dejaría para siempre que ya no estaría entre nosotros y hacerlo rota de dolor. Te amo Alex, siempre conmigo”.
La segunda relación fue con Verónica Romero, que quedó sexta en el concurso. Lo contaron en octubre de 2016 en televisión, cuando coincidieron en un plató con ella como invitada y él como colaborador. “Si alguien entró en mi corazón en algún momento hace 15 años fue esta chica. Fue un momento muy bonito en nuestra vida”, le contaba Casademunt al presentador Javier Cárdenas. “Nosotros sí que estábamos escondidos”, bromeaba Romero. En su muerte, la cantante le ha dedicado un tierno mensaje: “Qué suerte la mía haberte conocido. Nadie como tú me hacía reír tanto. Me quedo con tu suavidad, tu sentido del humor y con las miles de mariposas que sentía siempre que te veía y me mirabas con esos ojazos azules. Nunca pensé que te escribiría estas palabras y se me parte el corazón. Ahora eres un ángel revoltoso haciendo reír a otros ángeles. Te amo con todo mi amor. Prepárate universo, que allá va un ser de luz maravilloso”.
Más allá del programa también mantuvo algunas relaciones conocidas, como la que vivió junto a la también cantante Merche. Fue poco después de salir de la academia, e incluso llegaron a hacerse un tatuaje juntos que ella confesaría, años después, que supo que acabaría borrándose según se lo hacía. Ella le ha dedicado unas emotivas palabras tras su fallecimiento: “Tengo el alma rota en un millón de pedazos... Siempre estarás en mi corazón, Álex de mi vida, tus ganas de vivir, tu talento, tus locuras, tu corazón bonito... Muchos años juntos y nunca dejamos de estarlo... Siento con toda mi alma tu pérdida”. Tras Merche, vivió alguna relación mediática pero de más bajo perfil, como la que tuvo con la modelo Noelia López.
En lo profesional, la televisión se convirtió en una de las salidas de Casademunt en los últimos años de su vida. Cuando salió de la academia, junto a Mireia, Geno y Javián montó un grupo llamado Fórmula Abierta con el que tuvieron algunos éxitos populares, pero él quería más. Decidió arrancar su carrera en solitario, incluso escribir temas junto a su hermano Joan. Su primer tema fue Jugándome la vida entera, y fue el único que cuajó entre el público. Después, se centró más en participar en programas infantiles o de entretenimiento, de Los Lunnis a Mira quién baila o Crónicas Marcianas, e incluso en tareas de presentador en El programa de Ana Rosa o El Chat de siguientes ediciones de OT.
A Casademunt también le llamaba el mundo de la interpretación y apareció, siempre de forma episódica, en series como Arrayán (Canal Sur) o Vive Cantando (Antena 3). El teatro le apasionaba en más de una faceta, y además de ser intérprete en obras como Mamma Mia o El otro lado de la cama también probó suerte como dramaturgo. Preparó algunas obras de teatro corto o microteatro que estrenó en Barcelona, donde estaba asentado, como Dreams, escrita por él y representada en varias ocasiones con Ares Teixido como protagonista.
En los últimos años Casademunt fue más conocido por sus polémicas que por sus trabajos. Hace cuatro años tuvo un incidente en una discoteca de Vigo por el que un joven le rompió un vaso en la cara y tuvo que recibir 20 puntos.
Pero su gran amor era estos días su hija Bruna, de tres años, nacida de una relación con una mujer de la que poco se sabe, más allá de su nombre, Laia, y de que cortaron cuando ella estaba embarazada de cuatro meses. Ahora mantenía una relación con una joven llamada Judit Puig. Su novia era la creadora de una marca de calcetines llamada SonSocks. Es habitual verla entre las fotos de las redes del cantante. Pero desde hace tres años perfil de Instagram está lleno de fotos de Álex con Bruna: ambos juntos, jugando, riendo, en la escuela o comparando sus parecidos. La última, de septiembre, es de la pequeña sola, y en el pie de foto se lee: “¡Mi trozo de vida!”.