Elsa Pataky: “De oficio, soy mamá”
La actriz, que ha pasado la pandemia en su casa de Australia, ha aceptado este año dos proyectos cinematográficos, algo poco habitual en ella, porque quiere que sus hijos vean que “las mujeres pueden salvar el mundo”
En sus encuentros en persona, Elsa Pataky siempre se muestra amable y cordial en las entrevistas. Ahora le toca demostrar calidez a través de una pantalla. Tras casi dos años sin pisar España, las rutinas han alterado todo y esas 20 horas de avión que se metía sin rechistar para venir a una presentación, a un estreno o para ver a su familia se han cambiado por una cámara, un micro, una conexión a internet —no sin ciertos problemas de sonido— desde Byron Bay, Australia, y una pizca de resignación. Si...
En sus encuentros en persona, Elsa Pataky siempre se muestra amable y cordial en las entrevistas. Ahora le toca demostrar calidez a través de una pantalla. Tras casi dos años sin pisar España, las rutinas han alterado todo y esas 20 horas de avión que se metía sin rechistar para venir a una presentación, a un estreno o para ver a su familia se han cambiado por una cámara, un micro, una conexión a internet —no sin ciertos problemas de sonido— desde Byron Bay, Australia, y una pizca de resignación. Sin embargo ella, a sus siete de la tarde (hora de cenar, reconoce) en las Antípodas, se sigue mostrando amable y dispuesta a charlar de prácticamente todo.
Pataky lo mismo presenta ropa interior que zapatos, como es este caso. Bueno, lo mismo no. Ella afirma que le gusta asociarse con marcas españolas —en este caso con la zapatera alicantina Gioseppo— que tengan una conciencia solidaria y ecológica detrás, de las que se pueda “sentir orgullosa, que tengan humanidad”, aunque cuenta que está orgullosa de que la reclamen sigue siendo ella. “No sé qué ven en mí, después de tantos años”, dice sin falsa modestia. Quizá sea esa misma naturalidad la que la ha hecho seguir teniendo ese cierto reconocimiento en España pese a tener su vida ya muy lejos del país que la vio crecer y dar el salto como actriz internacional.
Su vida está muy lejos de España. Nada lo demuestra en la entrevista, con un fondo neutro que no deja ver los paisajes de ensueño de su querida Byron Bay, pero ella no duda que ese sea ya su hogar. Un lugar que se ha convertido en los últimos tiempos en todo un reclamo para multitud de rostros conocidos que han hecho de la zona su base de operaciones. “Los sitios bonitos gustan, a la gente le atraen. Y este es un pueblecito maravilloso”, dice, resignada. “Me recuerda al norte de España. Me encanta su clima verde, pero más cálido, la verdad, más tropical”, ríe en tono pillín. “Soy afortunada de vivir en un sitio así, es nuestro hogar”.
Un hogar del que ahora mismo no salen, pues solo pueden viajar por causas justificadas y tendrían que hacer dos semanas de cuarentena al volver, pero que se ha convertido en refugio durante la pandemia global. Ella lo sabe. “Soy afortunada, me considero afortunada”, explica sobre el coronavirus y sobre cómo se ha vivido en Australia, donde las estadísticas recogen 30.000 contagios y apenas 900 muertos en total. “Más que duro ha sido un tiempo de dedicarse mucho a la familia, los niños aquí han tenido colegio, hemos podido seguir yendo a la playa, a la naturaleza. Han sido como una especie de vacaciones. Para meditar, para encontrarse con uno mismo”, cuenta sobre su suerte, aunque reconoce que “ver a los amigos sufrir ha sido muy duro”. “No nos podemos quejar ni comparar, no lo hemos vivido ni lo hemos pasado”, confiesa, explicando además que allí la vacunación va mucho más despacio por esa misma afortunada escasez de casos.
Pese a ser un año de parón, Pataky ha encadenado varios proyectos, algo poco habitual en ella. Concede que no le gusta, que prefiere tomárselo con calma y tener tiempo para dedicarles a sus tres hijos. Pero por un lado ha grabado una nueva versión de la ópera Carmen con el director y coreógrafo francés Benjamin Millepied, en la que ha actuado junto a Rossy de Palma. “Me sentí como en casa. Ha sido un musical, diferente, con mucho baile y a Rossy nos conocíamos pero no éramos amigas, nos hemos reído mucho”, cuenta.
Por el otro, se ha puesto en la piel de la soldado J. J. Collins para la película Interceptor, para la que se ha tenido que poner en forma. En realidad, todavía más en forma, porque el deporte es una de sus pasiones y formas de vida. Tiene libros publicados al respecto y junto a su marido, Chris Hemsworth, una app de fitness, por lo que cree que, si ha podido ayudar a la gente en el confinamiento “a ponerse en forma y a mejorar la salud mental, que el ejercicio ayuda a no volverse locos”, bienvenido sea.
Esta vez el esfuerzo extra le ha tocado a ella. “He tenido que prepararme para una película de acción, crear masa muscular, para hacer de una soldado muy fuerte. Me costó muchísimo y mantenerlo es muy difícil, tenía que trabajar duro. Empezábamos a rodar a las cinco de la mañana y nos daban las siete de la noche, luego había que ir al gimnasio, poner a los niños a dormir...”, cuenta, sobre la compatibilidad de sus tareas laborales y familiares. “Trabajé a saco, pero fueron ocho semanas. Ahora he aflojado, he vuelto a mi ritmo normal, a mi yoga”, ríe. “Cuando estaba con la preparación rompí mi ayuno, necesitaba comer, mantener el músculo, con mucha comida cada poco tiempo. Ahora sí que intento mantenerlo”, dice sobre su famoso método de alimentación que tanta polémica ha generado y por el que puede pasar 16 horas diarias sin comer, como contó a este diario.
Cuenta Pataky que Interceptor no solo le ha supuesto un reto interpretativo o físico, sino que además lo ha sido a nivel logístico-familiar. “Sigo solo escogiendo pequeños trabajos de vez en cuando, no me gusta coger un proyecto detrás de otro. Y este fue todavía más difícil porque estábamos rodando los dos a la vez, que no ha pasado nunca”, cuenta sobre su trabajo y el de su esposo, que entonces rodaba una nueva entrega de Thor. “Nos tuvimos que mudar a Sídney, instalarnos allí, llevar a los niños a otro colegio... Fue algo distinto de lo que solemos hacer”, explica. Pero para ella era importante que sus hijos vieran de lo que su madre era capaz. Es una película de acción y ella es la que va a salvar el mundo. Es su madre y es un superhéroe, quiero demostrarles que tanto hombres como mujeres todos podemos ser superhéroes y que las mujeres, una mamá, pueden salvar el mundo. Espero que se sientan orgullosos y lo disfruten muchísimo porque fue todo un reto”.
Para la actriz la interpretación va detrás de la de maternidad y lo reconoce sin tapujos. “Me encanta el papel de madre, estar con ellos, ser parte de sus vidas”, cuenta. ¿Es real eso en su día a día? “Hago lo que cualquier mamá; de oficio, soy mamá. Levantarme con ellos, hacerles el desayuno, llevarles al cole, recogerles del cole... tanto yo como Chris. Nos encanta. Ese papel de madre los disfruto muchísimo, pasar tiempo con ellos y tener la suerte de poder hacerlo”. No tienen a nadie que se encargue de sus hijos. “Estamos con ellos nosotros. Me encargo de todo, de llevarlos y traerlos, de ir a las reuniones del cole, todos los oficios de una madre”, ríe. “Nos compaginamos simplemente intentando no trabajar al mismo tiempo. Nos adaptamos y lo intentamos”. Entonces, ¿responsabilidades compartidas? “¡Del todo!”, ríe la actriz y mamá Pataky.