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El funeral de Constantino de Grecia en Atenas reúne a toda la familia real española

Más de 1.500 invitados y miembros de la mayoría de casas reales europeas asisten al entierro en la catedral de Atenas y el palacio de Tatoi de quien fue el último rey de los griegos, hermano de la emérita reina Sofía

El rey Felipe VI camina junto a la reina emérita Sofía y la reina Letizia en Atenas, este lunes, durante la despedida a Constantino II de Grecia. Al fondo de la imagen, se ve también al rey emérito Juan Carlos.Foto: FRANCISCO GOMEZ (CASA REAL)

El pasado 10 de enero fallecía en Atenas a los 82 años Constantino de Grecia, quien fue último rey del país a mediados de los años sesenta del pasado siglo. Hermano menor de la reina Sofía, fue coronado en 1964 —a la muerte de su padre, Pablo I— y el golpe de Estado militar de 1967 acabó con su reinado, lo que le hizo exiliarse primero a Roma y después a Londres. Su real título fue abolido en 1973 y en 1994 llegó a perder la nacionalidad griega; de hecho, no pudo regresar a su país natal hasta 2013. Y, finalmente, fue allí donde falleció hace menos de una semana y donde este lunes se ha celebrado su entierro y funeral ante más de 1.500 invitados, entre ellos miembros de las familias reales de toda Europa (e incluso Noor de Jordania), desde la princesa Ana de Inglaterra (hermana del rey Carlos III) hasta la reina Margarita de Dinamarca (cuñada de Constantino), los reyes Máxima y Guillermo de Holanda (y la madre de este, la princesa Beatriz), Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, y los reyes de España, tanto Felipe y Letizia (sin sus hijas) como los eméritos Juan Carlos y Sofía.

Esta ha sido la primera vez que los cuatro reyes coinciden públicamente desde el funeral de Isabel II, celebrado en Londres el pasado mes de septiembre. En esta ocasión, los reyes eméritos no se han sentado junto a don Felipe y doña Letizia, sino que se han colocado en bancos enfrentados. Los eméritos han estado en la segunda fila, tras los miembros principales de la familia griega (los cinco hijos de Constantino y su esposa Ana María, así como sus consortes y sus nietos), mientras que los actuales reyes se han sentado frente a ellos, en primera fila junto a otros soberanos como Felipe y Matilde de Bélgica y Alberto de Mónaco.

Los reyes eméritos han llegado a la catedral metropolitana de Atenas, donde se celebra el oficio, apenas 15 minutos antes de que arrancara, acompañados por Irene de Grecia —hermana de Sofía y de Constantino— y de sus dos hijas, Elena y Cristina. También les acompañaban los seis hijos de ambas: Felipe Juan Froilán y Victoria Federica Marichalar, hijos de la infanta Elena y Jaime de Marichalar; y Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene, hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Esta ha sido la primera ocasión en la que aparecían todos los Borbones (a falta de las hijas de los reyes) en público desde el funeral de Pilar de Borbón, hermana del emérito, fallecida en enero 2020.

Tras la entrada de todos los hijos y nietos de Constantino y de Margarita de Dinamarca, la reina que más tiempo lleva en el trono de un país europeo (medio siglo) y cuñada de Constantino (acompañada de sus dos hijos, Federico y Joaquín), la última en llegar a la catedral metropolitana de Atenas ha sido Ana María de Grecia, viuda de Constantino. Muy emocionada, con una mano sobre el pecho, Ana María. Recibida por su hijo Pablo, ha dado la bienvenida a todos los asistentes y ha querido agradecer a los ciudadanos atenienses que se congregaran a las puertas del templo para despedir a su difunto esposo. De hecho, a su salida, el grupo allí congregado ha coreado el nombre de la que fuera su antigua reina.

Después del funeral de Constantino ha tenido lugar el entierro en el que fuera el palacio real de Tatoi, hoy día una residencia semiabandonada (que sufrió un grave incendio en verano de 2021) propiedad del Estado griego. Al término de la misa, los invitados se trasladaron al cementerio en las antiguas fincas reales, donde yacen los padres de Constantino, el rey Pablo y la reina Federica de Hannover, así como otros miembros de la familia real helena. Allí, el entorno más estrecho participó en un responso por el difunto en una pequeña capilla situada en la finca antes de unirse al resto de asistentes para dar sepultura al exrey.

La Familia Real española, muy unida a la griega por sus lazos familiares, se ha desplazado hasta allí para el sepelio del antiguo rey. Los reyes Felipe y Letizia llegaron a Atenas la noche del domingo, donde asistieron a una cena organizada en el hotel King George para jefes de Estado. En esa cena la reina Letizia se dejó ver y fotografiar junto a Marie-Chantal Miller, esposa de Pablo de Grecia, con quien salió del brazo y charlando amigablemente, escenificando así el fin de una rencilla que empezó cinco años atrás.

El ataúd de Constantino había sido expuesto desde las seis de la mañana hasta las diez y media hora local (una hora menos en la España peninsular) en la capilla contigua de Ayios Eleftherios, para dar oportunidad a los ciudadanos a dar su último adiós, una concesión que hizo el Gobierno a los familiares del fallecido, ya que en principio no estaba prevista ninguna exhibición en público. El Gobierno griego ha prohibido que se le concedan a Constantino los honores de jefe de Estado, habida cuenta de que la monarquía fue abolida en Grecia en 1974 en un referéndum que apoyó el 69,2 % de la población.

Delante del ataúd cubierto con la bandera griega y una corona de flores estaban exhibidas todas las condecoraciones que recibió el exrey a lo largo de su vida, incluida la Orden española del Toisón de Oro, una de las órdenes de caballería más antiguas y prestigiosas de Europa. Las exequias estuvieron oficiadas por el arzobispo de Atenas y primado de la Iglesia Ortodoxa de Grecia, Jerónimo II, quien flanqueado por todo el Santo Sínodo (conferencia episcopal) ofreció una liturgia propia de un hombre privado.

Al final, el hijo mayor, Pablo de Grecia, pronunció unas palabras de recuerdo que aprovechó para rememorar la participación de Constantino en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960 (cuando ganó una medalla de oro en vela), y honrar su “patriotismo” en momentos difíciles para Grecia, como lo fue el golpe de Estado en 1967, cuando —dijo— el entonces rey intentó organizar un contragolpe que fracasó y le obligó a abandonar el país, para no convertirse “en la causa de un nuevo derramamiento de sangre quedándote en Grecia”. “Siempre fiel al legado de tu padre, aceptaste respetuosamente la decisión del pueblo griego”, apostilló en alusión al referéndum.

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