Andrew Garfield, el actor discreto que sirve para todo coge impulso de nuevo
Para muchos sigue siendo Spider-Man, pero a sus 40 años el intérprete ha construido una prolífica carrera con espacio para el drama, la comedia, la acción y hasta los musicales. Entre sus próximos proyectos, la nueva película de Luca Guadagnino junto a Julia Roberts, cuyo rodaje comienza en verano
El debut en el cine de Andrew Garfield (Los Ángeles, California, 40 años) junto a Meryl Streep, Robert Redford y Tom Cruise en Leones por corderos (2007) ya anticipaba una fulgurante carrera para un actor alérgico a encasillarse. Solo cinco años después de aquel estreno, Garfield era ya una estrella global, consecuencia directa de entrar a formar parte del club de superhéroes hollywoodienses. En su caso, como Spider-Man. A pesar de haber construido una carrera versátil con espacio para todo tipo de papeles, para muchos él sigue siendo el hombre araña más entrañable.
Con cada nuevo estreno, el actor asume nuevos registros y a sus 40 años es para productores y directores un valor seguro en sus películas. Respaldado por la crítica y querido por el público, puede ser el compañero perfecto de actrices de nueva generación, como Florence Pugh o Daisy Edgar-Jones, pero también un coprotagonista capaz de estar a la altura de estrellas como Julia Roberts. Con ella comenzará a trabajar este verano, fecha de inicio de la última película de Luca Guadagnino, el thriller After the Hunt, tal y como publicó hace un mes The Hollywood Reporter. Y, como suele ser habitual en las películas del italiano (basta con ver la promoción de Challengers, su último título), seguro que el filme dará que hablar. Discreto, pero siempre presente en la alfombra roja, Garfield encara una nueva etapa profesional y con un premio Tony, un Bafta, un Globo de Oro y dos nominaciones al Oscar en su haber, deja claro que no se amedrenta ante los desafíos.
Andrew Garfield nació en la llamada meca del cine, pero a los tres años la familia se mudó a Gran Bretaña, lugar de origen de la madre del actor y de sus abuelos paternos (su padre, Richard Garfield, es de California). Allí pasó sus primeros años. Nada en su vida hacía presagiar que se convertiría en actor, ya que lo que despertó su interés de niño y adolescente fueron los deportes. Fue gracias a su madre que descubrió el teatro, la vía de entrada habitual a la interpretación para jóvenes sin conexiones con la industria del cine o la televisión, y todo cambió. “Ella tuvo el valor de ver que estaba pasando por una etapa difícil. Yo era atleta, pero todo se quedó en el camino (…) Sufrí tres conmociones cerebrales jugando al rugby, no estaba haciendo buenos tiempos en natación. Simplemente, dejé de crecer”, se sinceró en una larga entrevista en The Irish Times. Su madre, fallecida en 2019, le animó a encontrar su sitio a través de la actuación.
Mientras se ganaba la vida con empleos de estudiante en supermercados y en Starbucks, comenzó a participar en pequeñas obras de teatro locales. “Me di cuenta de que necesitaba estar en el escenario con estos raritos y lunáticos que creaban mundos de la nada. Era exactamente donde quería estar”, expresó acerca de sus inicios. Su formación en el Royal Central School of Speech and Drama de la Universidad de Londres dio pronto sus frutos. A los 23 años brilló con su primer papel protagonista en Boy A, una película sobre segundas oportunidades en la que se puso en la piel de un joven que acaba de salir de la cárcel por un crimen cometido durante su infancia. Con su actuación se impuso en los premios Bafta del año 2008, logrando el galardón en la categoría de mejor actor protagonista.
El ‘boom’ de ‘Spider-Man’
Ese reconocimiento podría haber sido la suerte del principiante de no ser por los años que siguieron: antes de la treintena logró un papel destacado en La red social, la cinta de David Fincher inspirada en el origen de Facebook y convertida en uno de los títulos más sonados de la década de 2010. Era 2012 cuando llegó el boom de Spider-Man. “Sentí cierto peligro en términos de fama y exposición”, contó el actor en GQ acerca de lo que supuso aceptar ese papel con solo 26 años, imponiéndose en el casting a nombres como Joe Jonas o Josh Hutcherson. El interés mediático no se debió solo a su trabajo; durante el rodaje entabló una relación sentimental con Emma Stone, quien interpretó a Gwen Stacy en la historia.
La pareja salió durante cuatro años, hasta 2015, con escasas apariciones públicas, más allá de las obligadas por la promoción. “Hay mucho amor y respeto entre nosotros. Soy su mayor fan como artista”, dijo él en 2017 para dejar clara la buena relación existente tras la ruptura. A pesar de la buena acogida de la primera película de Spider-Man, titulada The Amazing Spider-Man, la segunda entrega, The Amazing Spider-Man: El poder de Electro, decepcionó a los fans y no recaudó la taquilla esperada, lo que puso punto y final a la historia de Garfield como hombre araña (en 2021 volvió con una pequeña aparición en Spider-man: No Way Home, protagonizada por su sucesor, Tom Holland). Eso sí, su idilio con las superproducciones no se acabó ahí.
Años después de que el mundo le descubriera en la gran pantalla en una película de temática bélica, Garfield volvió a protagonizar un filme de guerra en Hasta el último hombre (2016). Bajo las órdenes de Mel Gibson, el británico-estadounidense dio vida a Desmond Doss, un médico militar que se negaba a matar y llegó a ser condecorado con la Medalla de Honor de Estados Unidos. Durante la preparación del personaje perdió casi 20 kilos de peso. Un esfuerzo físico recompensado con su primera nominación al Oscar. Ese mismo año, además, estrenó Silencio, de Martin Scorsese. En ella se convertía en un jesuita portugués del siglo XVI, un personaje vinculado al mundo de la religión, temática muy recurrente en sus últimos trabajos. En Los ojos de Tammy Faye (2021) pudimos verle como telepredicador junto a Jessica Chastain, mientras que en la serie Por mandato del cielo (2021) interpreta a un devoto detective con crisis de fe. Y se rumorea que podría volver a repetir con Scorsese en A life of Jesus, una película inspirada en la vida de Jesucristo pero ambientada en la actualidad.
A por los grandes premios
En 2017, convertido en una de las estrellas del momento, Garfield tomó una decisión poco frecuente entre los actores situados en la cima del éxito. Abandonó Los Ángeles y se mudó de forma temporal a Londres para encabezar la obra Angels in America, la pieza teatral de culto de Tony Kushner donde se aborda la pandemia del sida. En 2018, debutaba en Broadway con la misma obra y recibió un premio Tony, el primero de su carrera. Como el propio intérprete ha explicado, hacer este proyecto supuso un antes y un después en su vida. “Después de terminar mi madre enfermó. Y fue como ‘vale, me estaba preparando para algo’. La persona que me dio la existencia ya no existe. Sentí que estaba todo conectado. Ella murió joven, con 69 años”, relató en la revista GQ. Entre el público de esa obra de teatro estaba el polifacético Lin-Manuel Miranda, quien no dudó en proponer a Andrew Garfield para el papel principal de su primera película como director, el musical Tick, Tick… Boom! El intérprete pasó el duelo por la muerte de su madre en el rodaje, convertido “en un lugar donde pude seguir cantando su canción inacabada”, expresó en una entrevista. La película, inspirada en la vida del autor teatral Jonathan Larson, fue todo un desafío, ya que Garfield nunca había cantado de manera profesional. Una vez más, su actuación arrasó entre la crítica especializada, se llevó a casa su primer Globo de Oro y su segunda nominación al Oscar.
Milenial temprano, Garfield no tiene redes sociales y siempre ha mostrado rechazo a la sobreexposición intrínseca a su profesión al considerar que en la industria, donde él disfruta de una posición privilegiada, “las personas son recompensadas con dinero y fama y, en última instancia, con la cantidad adecuada de vacío para una vida egocéntrica. Hay una parte de mí que siempre querrá deshacerse de todo eso”, comentó en The Guardian hace años. Él prefiere que su nombre se relacione con su trabajo y no tanto con sus relaciones personales, como ha sucedido recientemente a raíz de su noviazgo con Kate Thomas, quien trabaja como “mentora espiritual” y se define como “bruja profesional”. Eso sí, el actor ha sabido sacar provecho del interés que despierta y ha sido uno de los pocos intérpretes asentados en Hollywood que se ha posicionado abiertamente contra los ataques de Israel en Gaza. Garfield, con familia paterna judía, firmó el pasado octubre una petición respaldada por 55 actores y actrices en la que se dirigían a Joe Biden para pedir un alto el fuego inmediato.
En los dos últimos años, ha aflojado ligeramente el ritmo del trabajo, un tiempo de descanso que precede a un horizonte próximo repleto de proyectos. Además del rumoreado filme sobre la vida de Jesucristo y el thriller junto a Julia Roberts, volverá a compartir pantalla con Daisy Edgar-Jones, su compañera en la serie Por mandato del cielo, en Voyagers, la historia de amor entre el astrónomo y astrofísico Carl Sagan y la escritora Ann Druyan. Con Florence Pugh trabajará en la comedia romántica We Live in Time y, como el actor inquieto y reacio a resultar repetitivo que es, entre sus próximos estrenos se cuela El árbol muy muy lejano, basado en el libro infantil de Enid Blyton y con Claire Foy completando el reparto.