Lo que ofrece el ático más caro de Madrid: vivir dentro de una obra de Carlos Cruz-Diez con una terraza de 200 metros cuadrados
Un nuevo modelo de residencia aterriza en la capital. Exclusivo, autosuficiente y con todo tipo de instalaciones, hace del arte el motor principal de cada una de sus viviendas
Desde la azotea de este tríplex de 750 metros cuadrados, contando los 200 que corresponden a su terraza con piscina, se extiende una panorámica privilegiada de Madrid. Se trata del ático más exclusivo de la ciudad -su venta alcanzó los 13.750.000 euros-, y se presenta como un nuevo concepto del espacio concebido entre arte y arquitectura. La inmobiliaria Promora, autora de la venta, lo apodó la “joya de la corona” del nuevo conjunto de viviendas Montalbán 11, el proyecto de la promotora ...
Desde la azotea de este tríplex de 750 metros cuadrados, contando los 200 que corresponden a su terraza con piscina, se extiende una panorámica privilegiada de Madrid. Se trata del ático más exclusivo de la ciudad -su venta alcanzó los 13.750.000 euros-, y se presenta como un nuevo concepto del espacio concebido entre arte y arquitectura. La inmobiliaria Promora, autora de la venta, lo apodó la “joya de la corona” del nuevo conjunto de viviendas Montalbán 11, el proyecto de la promotora Italinmuebles promovido por Maximilian Pizzorni bajo un compendio de emprendedores de diferentes disciplinas.
“La Bauhaus y la Universidad Central de Venezuela son referentes que coinciden en una humanización del espacio a través del arte, acercándolo de manera inédita mediante la propia arquitectura que se integra en armonía con las artes plásticas”, comenta Karina Saravo, directora de In Situ Art Projects, el estudio que ha diseñado la integración de las obras de arte en los espacios protegidos del inmueble y que pertenece al grupo Odalys.
El proyecto arrancó en 2016 y contó con la constructora Fernández Molina y el arquitecto Carlos González Weil del estudio Molior Arquitectura para materializar la rehabilitación de este inmueble ubicado a pocos minutos del triángulo de las artes que forman los museos nacionales del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Centro de Arte Reina Sofía. Respetar su fachada, una obra representativa del neoclasicismo sobrio, el patio central y las puertas originales fue uno de los ejes centrales de la reforma, la segunda que ha vivido el edificio tras su ampliación a tres plantas durante la posguerra. Con esta intervención, la escalera ha sufrido un cambio de ubicación para ampliar la zona de apeo y “aportar mayor amplitud y categoría a las viviendas y zonas comunes”, señala Karina Saravo, pero mantiene la balaustrada de madera y el herraje original con la que fue concebida a comienzos del siglo XX.
El residencial de más de 4.600 metros cuadrados consta de nueve viviendas, dos sótanos con un aparcamiento que incluye plazas eléctricas, y zonas comunes que cuentan con gimnasio, sauna, baño turco, piscina interior y varias salas multiusos. Además, la vegetación ocupa un papel primordial dentro del edificio. “Cuenta con más de 70 metros cuadrados de zonas verdes de uso común. Las especies vegetales son resilientes y están adaptadas al clima por el sello de sostenibilidad del edificio”, explica Carlos González Weil de los jardines verticales y el patio común principal que preside un altísimo liquidámbar, el árbol que ya existía del edificio original y cuya conservación condicionó la construcción de todo el subsuelo.
El arte es el gran motor del proyecto, que cuenta con la instalación permanente Ambientación Cromática Montalbán 11, del artista Carlos Cruz-Diez en su interior. La obra creada ex profeso para el inmueble fue una de las últimas que concibió en vida, finalizada por el atelier que perpetúa su trabajo en París. “El artista proyectó su intervención pensando en este edificio para dar lugar a una obra única y particular. Con Montalbán 11 afirmamos que es posible vivir en una obra de arte, en la línea del propio pensamiento que cultivó Carlos Cruz-Diez, que reivindicó esta idea en su trayectoria artística”, señala Karina Saravo.
La aportación de Cruz-Diez parte de un mural en la entrada que esconde el ascensor y la escalera principal. Una experiencia para los sentidos que continúa en el interior del ascensor con la obra Chromointerférence, que se altera durante el ascenso y descenso en cada planta, dando como resultado ocho armonías cromáticas diferentes. Por último, cada vivienda cuenta con una obra propia de paneles de metacrilato que lleva el nombre de Transchromie y cambia de geometría y color según incida la luz del sol a lo largo del día. “Carlos Cruz-Diez fue un teórico del color y pionero del arte cinético y, sobre todo, un defensor de la funcionalidad, como muestran las obras de este edificio que no solo responden a un concepto estético o artístico sino que cumplen una función”, explica Karina Saravo.
El diseño lumínico de todo el edificio, así como la iluminación de la obra de Cruz-Diez, corre a cargo de Años Luz Iluminación, con la eficiencia energética como foco central. “Hemos aprovechado sistemas y herramientas para potenciar la luz natural. Incorporamos lucernarios y espejos fijos en patios pequeños para que la luz solar llegue hasta las plantas más bajas, además de sistemas de control de iluminación inteligente”, explica Carlos González Weil. El reciclaje de aguas grises destinadas al riego de zonas comunes, el empleo de acristalamientos de ahorro energético o el uso de la geotermia combinada con terminales de baja temperatura son otros puntos de su plan de sostenibilidad, que cuenta con el nivel de certificación Muy Bueno del sello internacional Breeam, una de las primeras calificaciones de este tipo en rehabilitación residencial en España.
Los materiales utilizados en la reforma responden a primeras calidades en maderas, piedras y cerámicas junto a marcas punteras del sector como Gunni & Trentino en pavimentos, cocinas y baños. Los electrodomésticos de alta gama de Gaggenau o sistemas de integración domótica de Bang & Olufsen. Todo orquestado por el estudio de interiorismo Sánchez + Sánchez. “Aprovechando que nos encontramos en una de las ciudades más clásicas de Europa y una de las mejores direcciones de Madrid quisimos hacer una propuesta de vida en un ambiente refinado pero con una estética, materiales y tecnologías modernos”, comenta Totón Sánchez, director de Sánchez + Sánchez.
En un futuro planea formar parte de la próxima cita de Open House Madrid, el festival anual en el que edificios normalmente inaccesibles abren al público, y se plantean la posibilidad de incorporar un muro de cristal en la entrada para que los viandantes puedan disfrutar de la obra de Cruz-Diez. “Nos gustaría que este edificio fuera conocido con el nombre del artista, como solían hacer en la Bauhaus”, concluye Karina Saravo. “Con Montalbán 11 hemos querido marcar un precedente, y ya estamos desarrollando otros proyectos bajo este mismo concepto multidisciplinar en la ciudad”.