La gira faraónica del ‘trapero’ megalómano: por qué los dos conciertos de Travis Scott serán los acontecimientos de este verano en España
La estrella estadounidense, a un paso de Kanye West o Drake, ha anunciado dos actuaciones en el Wizink Center de Madrid, el 30 y 31 de julio, que podrían marcar un cambio de rumbo en su relación con el público europeo
El pasado 13 de mayo la promotora Live Nation anunció que Travis Scott dará un concierto en Madrid. Será el 30 de julio en el Wizink Center. Poco después se añadía una segunda fecha el día 31. Se trata de un acontecimiento único por varios motivos: el principal, que se trata de una de las grandes estrellas internacionales del momento, se podría decir que el heredero natural de artistas como Kanye West y Drake. Pertenece a ese tipo de músicos urbanos muy difíciles de ver por aquí, por lo costoso de sus producciones y no contar con un público tan masivo como en su país. Otro factor que ha otorgado adrenalina extra a todo esto es que los conciertos se anunciasen con poco más de dos meses de antelación, cuando lo ya habitual es que se haga con un año o más de margen (sin ir más lejos, lo que ha sucedido con los dos shows de Billie Eilish para 2025).
El artista (nacido en Houston en 1991 con el nombre de Jacques Bermon Webster II), llega con el denominado Utopia. Circus Maximum Stadium Tour, la faraónica adaptación a los escenarios de lo expuesto en su cuarto y último álbum, Utopia (2023). La gira arrancó en EE UU el pasado mes de octubre y será la primera vez que Scott venga a la Europa continental desde 2018. Las crónicas de su fase norteamericana hablan de un evento histórico, con un público fervoroso y alucinado ante la producción más ambiciosa que ha desarrollado Scott hasta el momento. Una estructura gigantesca de estética post apocalíptica (entre Mad Max y las superproducciones clásicas del cine de romanos) se sitúa en el centro de la arena, con el público alrededor. Sobre el macro escenario, Scott es el único protagonista, solo flanqueado en un discretísimo segundo plano por su DJ de cabecera, Chase B, pero apoyado por efectos pirotécnicos, lumínicos y sonoros que mejor no spoilear.
Hay dos datos bastante indicativos de la megalomanía del proyecto. Uno, que se intentó que uno de los conciertos de la gira se desarrollase en las pirámides de Giza, en Egipto, aunque se tuvo que cancelar por la imposibilidad de llevar esa producción al desierto. Al menos eso era lo que decía el comunicado oficial, aunque hubo otras especulaciones. El otro dato, que en 2023 actuó en el anfiteatro de Pompeya (como Pink Floyd en su célebre concierto de 1972) e invitó al cineasta Harmony Korine a filmarlo. Eso formó parte de uno de los segmentos de Circus Maximus, la película ideada por el propio Scott para acompañar visualmente al lanzamiento de Utopia y que contó con la colaboración de Nicolas Winding Refn, Gaspar Noé y la productora catalana Canada… aunque hay que decir que las críticas fueron muy poco favorables.
No ha sido esta la única incursión delirante de Scott en el mundo del cine. En 2023, estrenó en el festival de Venecia la “comedia de acción experimental” Aggro Dr1ft, de nuevo dirigida por Harmony Korine, filmada enteramente en infrarrojos y coprotoganizada por el cantante junto a… ¡Jordi Mollá! Las críticas fueron aún peores que en el caso de Utopia, pero eso no parece que vaya a parar al multimillonario artista texano en su ambición.
Pero… ¿por qué este tipo es tan importante?
En tiempo récord, Travis Scott se ha convertido en una megaestrella. En 2012 publicó su primera maqueta, Owl Pharaoh y fue tan bien aceptada en su comunidad que en su primera gira invitó al escenario a Kanye West, Chris Brown y Young Thug, entre otros. En 2015 publicó su primer álbum oficial, Rodeo, que llegó al número 3 en su país. Birds In The Trap Sings McKnight (2016) ya debutó directamente en el primer puesto, y lo mismo volvió a suceder con Astroworld (2018) y Utopia, pero también con Jackboys (2019), un disco de colaboraciones apadrinado por él para lanzar a otros artistas del sello que acababa de crear entonces. La tragedia ocurrida en el festival Astroworld de Houston, en 2021, organizado por el propio cantante, cuando una estampida desencadenada al comienzo de su actuación derivó en la muerte de diez jóvenes y dejó aproximadamente 300 heridos, estuvo a punto de acabar con su reputación y su carrera. Pero en 2023 el gran jurado del condado de Harris decidió no presentar cargos penales contra Scott ni contra el promotor de conciertos, después de meses de investigaciones policiales.
“Siento que cada generación tiene una selecta lista de artistas que marcan los caminos a seguir, ya sea estilística, sonora o estéticamente, y Travis es, sin duda, uno de los grandes faros de la última década”, afirma Dano, el MC, productor y artista visual argentino afincado en Madrid, quien valora “su gusto personal a la hora de elegir beats, sonidos, sintes incluso. Él ha marcado y salpicado gran parte de la música contemporánea, no sólo lo considerado urbano”. El fundador del colectivo Ziontifik considera que, además, su influencia ha trascendido al mundo anglosajón y que, por ejemplo, fue fundamental para los pioneros del trap en Argentina. “El uso del autotune en nivel maestro se lo debemos en gran parte a él”, añade. “La idea de utilizarlo como un instrumento y hacer algo musicalmente bonito con tu voz, no únicamente por la estética y el significado. No es un invento suyo, pero sí una aportación. Y los cambios o finales de canción a lo Mike Dean, repletos de sintes analógicos y leads espaciales, aunque es algo que desarrolló Kanye antes, llevan la firma de Travis, al menos en esta década”.
Marta España, musicóloga, periodista especializada en la revistas Rockdelux y NUEBO y artista de pop inclasificable bajo el nombre de Marta Movidas, opina que “el trap existía antes que Travis Scott, pero él ha conseguido convertirse en uno de los máximos exponente del género. Rodeo fue uno de los primeros discos dentro del mainstream en tener un concepto detrás, una narrativa y una historia con unos determinados personajes”, expone. “Ahora mismo, los artistas que están en la cresta de la ola entienden los álbumes como entes conceptuales: hacer una recopilación de temas aislados no sirve, tienes que inventarte una estética o un discurso que acompañe las canciones. The Eras Tour, de Taylor Swift, es el ejemplo más claro, pero Rosalía, Dua Lipa, Rauw Alejandro, Bad Bunny... los artistas más top de América y Europa participan de eso. Desde Rodeo han pasado 10 años: lo conceptual es tendencia ahora, pero Travis lo tenía en la cabeza hace una década”.
Añade la musicóloga que el artista “fue el primero en entender que el trap, pese a lo controvertido de su nacimiento, podía incluirse dentro de la industria capitalista global con los retoques necesarios. Astroworld me parece el ejemplo más representativo de eso. Un disco de hip-hop con colaboraciones de The Weeknd, Frank Ocean, Tame Impala o Stevie Wonder. Por supuesto, fue un hito en su momento en tanto que fusionaba géneros que el público consideraba opuestos e, incluso, enemigos. En aquellos momentos, Tame Impala era el rey del indie, ¿por qué se juntaba con alguien que solo hablaba de putas y drogas? A nivel mainstream es un claro ejemplo del puente cultural que se empezó a tejer durante esos años entre la cultura urbana y la más popera: 2017 fue, al menos en España, uno de los años donde la audiencia se liberó de más prejuicios. Sin embargo, no deja de ser una fórmula para que un género marginal subvierta las condiciones de una industria turbocapitalista hasta llegar a ser el número uno″, apunta.
Álvaro de Villota es director de márketing y desarrollo de negocio especializado en música urbana, pero trabajó durante 16 años en la discográfica de Scott, Sony Music, desde donde siguió de cerca toda su trayectoria. Según él, además de las innovaciones artísticas del músico, su carácter inquieto lo lleva al negocio. “Es un artista cien por cien implicado y en control total de su obra, también lidera e impulsa estrategias de marketing novedosas para visibilizar adecuadamente su propuesta, y tiene muy claro quién es su público”, asegura.
Benicássim (la precuela)
En realidad, esta no será la primera vez que Travis Scott actúe en España. Hace seis años, en el verano de 2018, pasó por el Festival Internacional de Benicássim. “Se le contrató porque tenía mucho sentido en ese momento. El FIB ha sido siempre un festival con mucha presencia del público inglés y, en ese momento, el trap era un género que despuntaba en todos los territorios. Travis Scott tenía, y seguramente sigue teniendo, el show de trap más potente que hay en el panorama y era un artista clave para ser cabeza de cartel el primer día de festival”, recuerda Miqui Ros, uno de los responsables de su contratación en el festival levantino.
“El FIB apostó valientemente en 2018 por traerle en un momento en el que él estaba realmente reventándolo en EE UU”, afirma Álvaro de Villota, aunque también apunta que “fue algo descafeinado. Siento que quizás Europa no estaba aún demasiado en la onda del trap de Travis y no lo recuerdo como un show que me volase la cabeza, nada que ver con la vez que lo vi en EE UU presentando Astroworld”. “El concierto fue un poco más tedioso de lo que pensábamos porque el artista llegó tarde, algo muy común en el género”, justifica Ros. “Travis Scott volaba directamente en jet privado desde su casa hasta Benicàssim, y aterrizó en el aeropuerto de Castellón ya pasada la hora de inicio de su concierto. Subió directamente al escenario sin calentar y sin tocar el camerino. Dio un concierto de 45 minutos, pero con una energía que no dejó a nadie sediento de más, yo personalmente nunca vi a alguien hacer su concierto de una manera tan fácil y consiguiendo que la gente estuviera desquiciada, haciendo varios pogos en cada canción que tocaba. Al terminar el concierto, se subió en su coche y volvió a coger su avión, como si nada hubiese pasado”.
Todo indica que, pese a las dos fechas en Madrid, el español es todavía un mercado virgen para Scott. “Aquí sus cifras son poco relevantes si miramos las métricas que mandan, como el consumo en streaming, seguimiento en redes sociales, nivel de conocimiento a nivel de mercado general, y tampoco le habrás escuchado en ninguna radiofórmula de las importantes”, reconoce De Villota. Sin embargo, sostiene que “gracias a contenidos como su documental disponible en Netflix Look Mom I Can Fly, ese conocimiento también ha ido creciendo en segmentos más amplios de público. Acciones vinculadas al gaming como su activación para el lanzamiento de AstroWorld en Fortnite o similares le han acercado a la Generación Z y al mundo gamer. Parte del misterio para el público europeo también reside en lo poco accesible que ha sido y es para nosotros. Estos shows en Madrid supongo que representan una oportunidad mediática para impulsar su visibilidad en España, aunque si se quedan en un hecho aislado y no tienen continuidad tampoco creo que ayuden a agrandar en exceso su figura. Este tipo de artistas tampoco parecen dispuestos a trabajar los mercados al nivel que exige hoy en día la industria para lograr entrar en otros territorios, porque ya son multimillonarios y tampoco lo necesitan”, concluye el ejecutivo.
Todo esto apunta, pues, a que estamos ante una oportunidad única de asistir a la gira más espectacular de Travis Scott, porque podría no volver. Aunque Marta España aporta otro elemento que nunca podemos olvidar: ¿quién se lo puede permitir? “Lo primero que miré al anunciarse el concierto fue lo que cuestan las entradas (de 86 a 143 euros si excluimos las diversas modalidades de entradas VIP). En perspectiva, no es un precio tan excesivo como las de artistas con unas cifras similares que también han anunciado parada por nuestro país. Sin embargo, considero que su concierto supone un debate más representativo en torno a la accesibilidad a la cultura de las clases más bajas, en tanto que el rap y el trap son el capital cultural de la marginalidad. Quizás, con la entrada al mainstream del género, la audiencia ha variado y los valores sociales que lo rodean se han pervertido un poco. Sin embargo, considero que el porcentaje de fans asiduos que no puedan permitirse el precio de la entrada puede ser, en este caso, mayor que en otras giras internacionales”, apunta la periodista.
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