Alphaville: el regreso del grupo que Beyonce y Jay-Z hicieron eternamente joven
Beyonce los cantó durante años. En los karaokes siguen como nunca. Ahora, Alphaville regresan de verdad
La nostalgia vende, vale. Si a eso se le suma el espejismo de que podemos ser jóvenes hasta alcanzar (aproximadamente) la edad de jubilación, ya no digamos. No sabemos si los alemanes Alphaville estaban pensando en esto cuando escribieron en 1984 Forever Young, el tema que daba título a su debut, pero la canción se convirtió en un himno ineludible en cualquier boda, karaoke o reunión, cantado a voz en grito por los que igual ya no lo son tanto. ...
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La nostalgia vende, vale. Si a eso se le suma el espejismo de que podemos ser jóvenes hasta alcanzar (aproximadamente) la edad de jubilación, ya no digamos. No sabemos si los alemanes Alphaville estaban pensando en esto cuando escribieron en 1984 Forever Young, el tema que daba título a su debut, pero la canción se convirtió en un himno ineludible en cualquier boda, karaoke o reunión, cantado a voz en grito por los que igual ya no lo son tanto. Beyoncé y Jay-Z, que de esto saben, cerraban los setlists de su gira conjunta en 2018 con una versión de dicha composición.
Aprovechando el tirón, el grupo germano fundado por Marian Gold y Bernhard Lloyd reeditaba en 2019 el álbum remasterizado por su 35 aniversario. Y hace tres meses hacía lo propio con Afternoons In Utopia (1986) y The Breathtaking Blue (1989), sus dos siguientes obras. Gold y Lloyd se habían conocido en 1981 en el depauperado barrio de Neukölln, en lo que era entonces Berlín occidental. Gold había vivido varias temporadas en la calle después de que le echaran del ejército, así que la idea de montar una banda con sintetizadores (ya que ningu- no sabía tocar ningún instrumento) en pleno despegue del tecnopop no le iba a arruinar más.
Tomaron prestado el nombre de la película homónima de Jean-Luc Godard y a los tres años su primer elepé les catapultaba al estrellato global gracias al mencionado sencillo y a otro hito como Big In Japan. Su sonido, un pop sintético y über radiable, no desentonaba en el optimista espíritu de la década. La guinda eran unos estribillos épicos perfectos para ser coreados hasta la embolia pulmonar y un look entre la androginia y la grandilocuencia.
En 1986 grabaron su segundo disco, del que no quedaron nada satisfechos. Un proceso acelerado que se repitió, con similares defectos, en el tercer álbum y que estas dos nuevas reediciones publicadas por Rhino/Warner pretenden subsanar. Para apoyar estos lanzamientos, este invierno Alphaville volverá a actuar en diversas ciudades de Europa aunque, por ahora, sin fechas en España. La juventud, definitivamente, no termina nunca.
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