El intento de invasión marítima contra Maduro ahonda la tensión con Washington y la oposición

Trump niega que Estados Unidos tenga nada que ver con la operación y la detención de dos exsoldados

Agentes de seguridad patrullan la costa de Macuto, en La Guaira (Venezuela), este domingo.Rayner Peña (EFE)

Primero se registró una operación con hombres armados en La Guaira, el puerto que sirve a Caracas. El Gobierno venezolano informó el domingo de un intento de “invasión marítima” de una unidad militar que, según la versión del régimen, pretendía provocar una revuelta y sacarlo del poder con el supuesto apoyo de Estados Unidos y Colombia. En el choque con las fuerzas de seguridad venezolanas ...

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Primero se registró una operación con hombres armados en La Guaira, el puerto que sirve a Caracas. El Gobierno venezolano informó el domingo de un intento de “invasión marítima” de una unidad militar que, según la versión del régimen, pretendía provocar una revuelta y sacarlo del poder con el supuesto apoyo de Estados Unidos y Colombia. En el choque con las fuerzas de seguridad venezolanas murieron al menos ocho personas. El aparato chavista acabó por desbaratar el plan el lunes con una serie de capturas, al menos once, entre ellas las de dos ciudadanos estadounidenses. Los ingredientes de este nuevo caso profundizaron, una vez más, la tensión entre Washington y el chavismo.

Las autoridades aseguraron que se trataba de “mercenarios terroristas”. Sin embargo, en las horas posteriores detuvieron a un grupo de militares, incluido el capitán Adolfo Baduel, hijo del general Raúl Baduel, quien fue amigo del expresidente fallecido Hugo Chávez y hoy se encuentra en la cárcel por conspiración. Por su presunta vinculación con la incursión armada, bautizada como Operación Gedeón, fueron apresados también Luke Denman y Aaron Barry. Según Maduro, se trata de dos exsoldados con pasaporte estadounidense con experiencia en las guerras de Irak y Afganistán.

El canciller venezolano, Jorge Arreaza, habló sin medias tintas de “atentado”, mientras que el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, presentó como prueba este martes un audio tratando de vincular al líder opositor Juan Guaidó con la operación y acusándolo de haber avalado un contrato con la firma de seguridad estadounidense Silvercorp. Esas acusaciones ya las adelantó hace un mes Clíver Alcalá, exgeneral chavista disidente y afincado en Colombia, antes de entregarse a la DEA, que lo involucra en una investigación internacional contra el tráfico de drogas.

“Este nuevo atentado se suma a la escalada de acciones agresivas y provocaciones organizadas por Estados Unidos [...] La República Bolivariana de Venezuela responsabiliza a los Gobiernos de Donald Trump e Iván Duque por las imprevisibles y peligrosas consecuencias de esta ola de provocaciones y agresiones mercenarias”, manifestó la Cancillería a través de un comunicado. El presidente Donald Trump, sin embargo, aseguró ayer que su Administración, la principal valedora de la oposición al régimen, no tiene nada que ver con esa operación a pesar de la supuesta confesión de los exsoldados detenidos. El Departamento de Estado lo considera “una campaña de desinformación” más.

El operativo fue llevado a cabo en el pueblo costero de Chuao, Estado Aragua, por parte de los organismos de seguridad del Estado. Y poco antes de las capturas, el mayor Juvenal Sequea Torres, de la Guardia Nacional, había declarado al canal digital Venezolanos por la Información (VPI) que las unidades detenidas en La Guaira y Chuao eran parte de un contingente de “militares patriotas” en misión y miembros de un supuesto entorno mucho más amplio de oficiales que quieren forzar la salida de Maduro del poder.

En las filas opositoras cunden las dudas sobre la veracidad de la información ofrecida por el Gobierno y alertaron sobre el intento de las autoridades de aprovechar la situación, que se suma a la emergencia sanitaria del coronavirus, para redoblar la represión. Sin embargo, al menos dos de los oficiales implicados en el complot fueron vistos en vídeos que circularon profusamente desde el domingo en las cadenas de WhatsApp y en las redes sociales anunciando una rebelión para conjurar la usurpación política y liquidar la dictadura.

Uno de ellos, Juvenal Sequea Torres, participó en el fallido alzamiento del 30 de abril del año pasado, que no logró debilitar al régimen y acabó con la liberación del dirigente opositor Leopoldo López, quien luego tuvo que pedir asilo en la residencia de la Embajada de España en Caracas. La Operación Gedeón constituye al menos el sexto intento de echar al Gobierno chavista a partir de su discutida reelección del 30 de mayo de 2018, desconocida por casi toda la comunidad internacional y por la oposición. Todos han sido desbaratados con sorprendente facilidad por el cada vez más eficaz aparato de contrainteligencia bolivariano. Hace tres semanas, varios capitanes de la Guardia Nacional fueron capturados en sus puestos de comando acusados de conspiración.

Este domingo, Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, y los gobernadores oficialistas de los Estados costeros del país habían difundido la voz de alarma a “la inteligencia social del partido” y a los “patriotas cooperantes”, presentes en los pueblos del país, para que prestaran colaboración a las autoridades en caso de detectar una circunstancia sospechosa. La red de informantes organizada por el chavismo fue felicitada con efusividad después de darse a conocer la captura de los cabecillas de esta operación.

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