Los muertos en operaciones policiales aumentan en Brasil pese a la cuarentena

290 personas fallecieron en dos meses en el Estado de Río de Janeiro en intervenciones de las fuerzas de seguridad pese al descenso de los delitos durante la pandemia

Una manifestante con un cartel que dice "Dejen de matarnos" este domingo en una protesta contra la violencia policial en Río de Janeiro.MAURO PIMENTEL (AFP)

Las protestas contra la brutalidad policial en Estados Unidos han tenido eco en Brasil, uno de los países donde las fuerzas de seguridad causan más muertes. Activistas y pequeñas protestas han llamado la atención sobre esta anomalía que tiene el Estado de Río de Janeiro como epicentro y que en tiempos de pandemia se ha agravado....

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Las protestas contra la brutalidad policial en Estados Unidos han tenido eco en Brasil, uno de los países donde las fuerzas de seguridad causan más muertes. Activistas y pequeñas protestas han llamado la atención sobre esta anomalía que tiene el Estado de Río de Janeiro como epicentro y que en tiempos de pandemia se ha agravado. Solo en marzo y abril, 290 personas murieron allí en intervenciones policiales aunque parte de la población estaba recluida en casa por recomendación de las autoridades y a que los delitos en general disminuyeron. Esa cifra de víctimas es el equivalente a un tercio de los fallecidos a manos de la policía estadounidense en todo 2019.

La estadística brasileña todavía no recoge el caso que más repercusión ha tenido últimamente porque ocurrió en mayo, que no ha sido contabilizado todavía en los datos oficiales. João Pedro Pinto, de 14 años, fue la víctima más recordada en una pequeña protesta este domingo ante la sede del Gobierno estatal de Río y en la movilización en redes sociales bajo el lema #VidasNegrasImportam. El adolescente estaba en su casa, en una favela de Río de Janeiro, con un puñado de chavales más cuando la policía entró a tiro limpio durante una redada para detener a un narcotraficante. Una de las casi 70 balas que dispararon en la vivienda le alcanzó en la espalda. Los agentes lo evacuaron en un helicóptero a una base policial. Al aterrizar, había fallecido. Ante la falta de información de la policía, un primo suyo pidió ayuda en Twitter mientras su familia lo buscaba durante horas por los hospitales de la ciudad. Localizaron su cadáver en un instituto forense. João Pedro, como la mayoría de las víctimas de violencia de la policía brasileña, era negro.

Los 290 muertos en Río en dos meses marcados por el confinamiento para frenar los contagios por coronavirus suponen un incremento respecto a 2019, un año en el que las muertes fueron récord. La llegada del ultraderechista Jair Bolsonaro al poder, con su discurso de mano de dura contra los delincuentes y sus planes de eximir de responsabilidad a los agentes que, presa del miedo, maten a sospechosos han incrementado, según expertos, la impunidad de la que gozan. Es poco frecuente que acaben en el banquillo o sean condenados. El diario Folha de S.Paulo afirma este lunes en un editorial que el aumento “en un escenario de calles vacías solo se explica por una combinación de descontrol e impunidad”.

El fenómeno no se limita a la ciudad que desde hace décadas es la postal de Brasil, aunque oculta unos pestilentes bajos fondos, y su entorno. Existe en São Paulo, donde los 255 muertos en supuestos enfrentamientos con la policía entre enero y marzo suponen un aumento respecto a un año atrás.

Los movimientos antirracistas brasileños intentan aprovechar las protestas que salpican EE UU por la muerte de George Floyd, un negro desarmado, asfixiado por un policía blanco -a los que alguien grabó en unas imágenes que dispararon la indignación— para llamar la atención sobre su propia situación ante el poco interés que despiertan las víctimas de la violencia en las favelas, muchas de ellas bajo control de narcotraficantes o del crimen organizado. Solo cuando los fallecidos por balas perdidas o en operaciones policiales son niños salta el asunto a los noticieros. La muerte de 13 personas, incluidos un traficante de drogas y uno de sus escoltas, en una redada en mayo pasó prácticamente desapercibida mientras Brasil digería la salida de su segundo ministro de Salud en un mes.

Una décima parte de las 57.000 muertes violentas contabilizadas en Brasil el año pasado fue causada por agentes de las fuerzas de seguridad. Una minuciosa investigación recientemente publicada por The New York Times revela varios alarmantes datos. Sus reporteros analizaron en detalle las 48 muertes a manos de la policía en un distrito de la ciudad de Río de Janeiro el año pasado. La mitad de los sospechosos recibieron uno o más tiros en la espalda, en una cuarta parte de los casos participó al menos un agente procesado por homicidio y en las operaciones solo dos uniformados resultados heridos. A uno se le disparó el arma, otro tropezó.

Brasil comparte con Estados Unidos una historia marcada por la esclavitud. A sus costas llegaron cinco millones de los 12,5 millones de africanos traídos a la fuerza por los europeos. Aunque nunca tuvo leyes de segregación como las estadounidenses, existe un racismo estructural por el que los negros son sistemáticamente más pobres y viven menos.

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