Tucker Carlson: el republicano que grita más alto que Trump

El locutor de Fox News es el gran referente de la derecha alternativa en Estados Unidos. Su programa es el de mayor audiencia de la televisión por cable

Tucker Carlson durante una conferencia en el Centro de Convenciones de Los Ángeles el 21 de octubre de 2018.Vídeo: MICHAEL S. SCHWARTZ (GETTY IMAGES)/ FOX NEWS

Quien quiera entender a esas más de dos terceras partes de votantes republicanos que aún creen en el bulo del robo de las elecciones de 2020, y que ven una conspiración del FBI tras el asalto al Capitolio de enero, tienen una cita entre semana a las 20.00 (horario de la costa Este) en Fox News. Es la hora de Tucker Carlson Tonight, con 3,48 millones de espectadores, el programa de televisión por cable más visto de Estados Unidos. Su presentador es un californiano de 52 años de gesto imp...

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Quien quiera entender a esas más de dos terceras partes de votantes republicanos que aún creen en el bulo del robo de las elecciones de 2020, y que ven una conspiración del FBI tras el asalto al Capitolio de enero, tienen una cita entre semana a las 20.00 (horario de la costa Este) en Fox News. Es la hora de Tucker Carlson Tonight, con 3,48 millones de espectadores, el programa de televisión por cable más visto de Estados Unidos. Su presentador es un californiano de 52 años de gesto impávido y verbo rápido y sarcástico, que vive en Washington y está casado con su novia del instituto, tiene cuatro hijos y sostiene salvajes argumentos alternativos, medias verdades y mentiras completas. Hay otros altavoces del populismo conservador, pero ninguno suena hoy aquí tan alto como el suyo.

Carlson no teme exagerar para conectar con una audiencia formada fundamentalmente por la América blanca asustada y cabreada. Esa que cree que la Administración de Biden es un incompetente Gobierno socialista superado por la inflación y la inseguridad ciudadana, que observa las minorías con recelo (el presentador defiende la teoría del gran reemplazo, que denuncia que la izquierda está cambiando estadounidenses “de pura cepa por ciudadanos más obedientes llegados del Tercer Mundo”) y que ve como un héroe a Kyle Rittenhouse, el muchacho de 17 años que salió armado con un fusil una noche de verano de 2020, mató a dos personas e hirió a otra durante los disturbios que siguieron a una protesta antirracista en Kenosha (Wisconsin).

Rittenhouse eligió el programa de Carlson para conceder su primera entrevista después de que un jurado lo declarara inocente en virtud de una controvertida interpretación de la defensa propia. El locutor, que declinó hablar con EL PAÍS a través de una portavoz de la cadena, lo definió como un joven “brillante, honesto, sincero, obediente y trabajador, el tipo de persona que nos hace falta”. Su productora está trabajando en un documental sobre el joven.

Con su estilo, Carlson está causando un cisma en Fox News: o con él o fuera de la cadena. Uno de sus locutores, Chris Wallace, famoso por sus incisivas entrevistas políticas, anunció el domingo a sus espectadores que se marchaba a la competencia, CNN, tras 18 años en la emisora conservadora. Wallace sigue así el camino de los analistas Jonah Goldberg y Steve Hayes, que renunciaron al escaparate y el sueldo de Fox News tras el estreno en el servicio de streaming Fox Nation de Patriot Purge (Purga patriótica), un documental de Carlson en tres capítulos sobre el asalto al Capitolio. En su renuncia, Goldberg y Hayes, fundadores de The Dispatch, “lugar de encuentro para lectores conservadores que buscan noticias y opinión basadas en los hechos”, definen la película como “una colección de conspiraciones incoherentes, plagada de inexactitudes fácticas, imágenes engañosas y omisiones perniciosas”, que pretende difundir el mensaje de que “el Gobierno de Estados Unidos está empleando con los patriotas estadounidenses las mismas tácticas que usó contra Al Qaeda”. Esta semana se ha sabido, además, que otras dos estrellas de la cadena, Sean Hannity y Laura Ingraham, escribieron el 6 de enero al entonces jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, para que presionara a Trump y lograra parar el ataque.

Chris Wallace, durante un debate electoral entre Trump y Biden emitido en Fox News en septiembre de 2020.OLIVIER DOULIERY (AFP)

Las dimisiones son otra escaramuza en la batalla de la derecha estadounidense entre el trumpismo y el partido republicano tradicional. Cuando el magnate perdió las elecciones en 2020, Fox News, que este otoño ha cumplido 25 años, pareció dispuesta a soltar amarras con Trump, pero la realidad de su audiencia fue más tozuda. “Tras la salida de Roger Ailes, [alma de la cadena, que fue obligado a dejarla por un escándalo de abusos sexuales un año antes de su muerte, en 2017], la emisora ha estado buscando su lugar”, opina Alex Shephard, periodista de la veterana revista de centro-izquierda The New Republic. Shephard firmaba la portada del número de octubre, dedicada a Carlson. “Ellos necesitan una estrella. Y esa estrella es Tucker. Creo que le encanta provocar a los Murdoch [herederos de Rupert Murdoch, propietarios de News Corp., dueña de la Fox]. Es la figura más poderosa ahora mismo ahí dentro. ¿Se cree todo lo que dice? Seguramente no, pero eso no debe engañarnos. Tiene un punto de vista fieramente conspiranoico”.

Un seguidor de Trump con una camiseta de Tucker Carlson el 7 de noviembre de 2020, poco después de las elecciones que dieron la victoria a Joe Biden.SHANNON STAPLETON (Reuters)

La relación de Carlson con Trump no es, con todo, estrecha. Durante su presidencia no fue el locutor más entusiasta de la cadena con el magnate; prefirió ignorarlo para concentrarse en historias, aparentemente menores, sobre esas “guerras culturales” que ahora se han colocado en el centro del debate en Estados Unidos. En 2016, año en que el republicano resultó elegido, Carlson, que en 1999 lo definió como “la persona más repulsiva del planeta”, escribió en Politico un artículo titulado Donald Trump es chocante, vulgar y está en lo cierto, en el que argüía que su ascenso respondía al hartazgo de la “gente corriente” con la “corrupción intelectual” de las élites de Washington, también (o sobre todo) las republicanas, de las que él mismo, la viva imagen de lo que se conoce como un country club republican (republicano de club de campo), proviene.

El artículo está incluido en The Long Slide. Thirty Years in American Journalism (El gran tobogán. Treinta años en el periodismo estadounidense, Threshold, 2021), que recoge su carrera como aquel reportero conservador, siempre con pajarita, que escribía con gracia en revistas de todo el espectro político. Esos trabajos, inspirados en la pasión por llevar la contraria de Christopher Hitchens y en las técnicas narrativas del Nuevo Periodismo (aparentemente, Hunter S. Thompson le cambió la vida), se acompañan de un prólogo en el que Carlson hace su habitual defensa de la libertad de expresión, muestra nostalgia por un tiempo en el que las revistas contaban y los “reporteros eran hombres libres, orgullosos de tener la mente abierta” y lamenta que publicaciones como The New Republic, “dedicadas entonces al periodismo, hoy a la propaganda” o Politico (“una basura”), no dejarían escribir hoy a alguien como él.

Los medios situados más a la izquierda que Fox son algunos de los enemigos favoritos de su programa. Disfruta ridiculizando a la competencia: en una reciente emisión coronó una sucesión de clips de presentadoras de otras cadenas hablando sobre el problema de la inflación con este comentario: “¿En serio? ¿Por qué las dejan hablar de economía? Si todavía el tema fuera la poesía feminista posmoderna, pero… ¿de economía?”.

En su diana siempre está la CNN, y dentro de la CNN, Brian Stelter, presentador de un espacio semanal sobre el ecosistema periodístico estadounidense. También es autor del libro Hoax: Donald Trump, Fox News and the Danger Distortion of the Truth (Engaño: Donald Trump, Fox News y el peligro de distorsionar la verdad, Simon and Schuster, 2021), sobre la deriva de la cadena bajo el influjo del expresidente. Stelter cuenta cómo Carlson se convirtió durante el confinamiento en líder, desbancando al programa de Hannity, gracias a sus ataques a las vacunas, las mascarillas o las lecturas obligatorias en las escuelas, temas que han polarizado enormemente a los estadounidenses.

Aquel sorpasso fue su revancha después de años de travesía en el desierto. Tras los tiempos de freelance en prensa escrita, trabajó de tertuliano en la CNN, tuvo su propio programa en la progresista MSNBC, participó en la versión estadounidense de ¡Mira quién baila! y fundó una web política llamada The Daily Caller, que no dio los frutos que esperaba. Ahora es dueño de un imperio, cobra por su programa nocturno y por Tucker Carlson Today (que emite tres días a la semana sin corbata, desde un plató que podría ser su casa de campo en Maine), vende sus libros en prime time (“no lo compre en Amazon [dueña del diario The Washington Post]”, advierte en cada programa) y produce documentales.

Stelter bautizó a Carlson “como el nuevo Donald Trump”, a quien, decía, ha sucedido “como líder de la derecha, generador de indignación y como pirómano”. Así que ahora la pregunta es si el presentador planea dar el salto a la política, como acaba de hacer el ultra Éric Zemmour en Francia (“el Tucker Carlson francés”, según lo define la prensa de Washington). “No lo creo”, opina Shephard, “está muy cómodo con su papel de cínico agitador de la derecha”. De momento, varias empresas de camisetas ya se han lanzado al negocio de imaginar logotipos con este mensaje: “Tucker Carlson 2024″.

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