Zury Ríos y el pasado sangriento en Guatemala de su padre, el dictador Efraín Ríos Montt
La candidata conservadora aspira a convertirse en presidenta del país centroamericano con el apoyo de los grandes capitales y los militares
Una sonriente Zury Ríos mostraba a las cámaras de la prensa guatemalteca su credencial como candidata presidencial por la conservadora coalición Valor Unionista. En un acto organizado el 4 de febrero, las autoridades electorales de Guatemala sellaban la candidatura de Ríos, un trámite negado a los candidatos del izquierdista Movimiento de Liberación de los Pueblos (MPL), pero que en el caso de Ríos parecía una mera formalidad. Los funcion...
Una sonriente Zury Ríos mostraba a las cámaras de la prensa guatemalteca su credencial como candidata presidencial por la conservadora coalición Valor Unionista. En un acto organizado el 4 de febrero, las autoridades electorales de Guatemala sellaban la candidatura de Ríos, un trámite negado a los candidatos del izquierdista Movimiento de Liberación de los Pueblos (MPL), pero que en el caso de Ríos parecía una mera formalidad. Los funcionarios del Tribunal Electoral, también sonrientes, recibieron con extrema amabilidad a Ríos y uno de ellos le aseguró que la entrega de la acreditación era un paso importante “para ustedes, para el país y para la democracia”. De esta manera, Ríos cuenta con el camino despejado para iniciar en marzo la que se espera sea una campaña intensa de cara a las presidenciales previstas para junio, en un país que aún tiene frescas las heridas causadas por la sangrienta dictadura de su padre, el general golpista Efraín Ríos Montt, quien fue condenado por genocidio.
Aunque la campaña no ha iniciado oficialmente, Zury Ríos se mueve por todo el país para atraer el voto. Las encuestas la ponen a la cabeza, con un 16% de los posibles votantes dispuestos a darle su favor. En un video que la muestra en un mitin político en Tecpán, en el altiplano guatemalteco, Ríos ordena a una de sus ayudantes que le ponga una gabacha a un hombre de aspecto indígena. “Este es el símbolo de lo que para nosotros representa servir al pueblo, porque con la gabacha se barre, se atiende a las mujeres y a los hombres”, dice Ríos. El acto ocurrió en una región golpeada por la represión que en los años ochenta desató el Gobierno guatemalteco contra los guerrilleros, con las llamadas operaciones de limpieza, cuyo objetivo era arrasar a los insurgentes. Estas acciones se recrudecieron bajo el liderazgo de Ríos Montt, quien ordenó devastar pueblos enteros tras acusar a sus habitantes, mayormente indígenas, de apoyar a los rebeldes.
Fueron años de sangre y fuego en Guatemala. El país vivía un cruento conflicto interno que dejó más de 200.000 víctimas, pero algunos de los episodios más terroríficos se produjeron con Ríos Montt en el poder. En un informe de Amnistía Internacional publicado en 2012, uno de los supervivientes de aquellas masacres, de nombre Antonio, recuerda cómo los militares arrasaron con su poblado: “El niño salió de su casa solo para encontrar una escena aterrorizante. Más de 250 soldados entraban a la comunidad y con armas y patadas, forzaban a hombres, mujeres y niños a caminar hacia la plaza central. Los soldados llevaron a los hombres a una iglesia y a las mujeres a una oficina, todos acusados de pertenecer a las guerrillas. En la iglesia asesinaron a cada hombre de un tiro. En la oficina, muchas de las mujeres fueron violadas, algunas frente a sus hijos. Tras la matanza, los soldados regresaron a la comunidad a quemar lo que había quedado. Los sobrevivientes fueron obligados a caminar hasta llegar a una finca donde pasarían un largo año, mayormente a la intemperie y bajo estricto control militar”.
En una entrevista con la cadena CNN, Ríos ha defendido a su padre y dicho que “murió inocente”. Según la política, a Ríos Montt “lo acusaron de muchas cosas, pero mi padre fue juzgado por la historia del país, vez tras vez, cuando fue electo en las urnas”. La política conservadora hacía referencia a la elección de Ríos Montt como miembro del Congreso guatemalteco, cuya presidencia ocupó entre 2000 y 2004. “Amo a mi padre y nunca jamás lo voy a juzgar. Nuestra relación es de padre e hija, de amigos. Él me inculcó los valores de la responsabilidad, de creer en Dios”, dijo Ríos. “Sí, lo acusaron, pero jamás se lo demostraron. Él murió libre. Nadie le demostró nada”, agregó. Y en el momento más álgido de la entrevista, la política conservadora afirma: “En Guatemala no hubo genocidio, lo que nosotros tuvimos fue una guerra”. Según Ríos, su padre no llegó al poder tras dar un golpe de Estado, sino “como consecuencia” de un golpe dado por otros oficiales y a él “le tocó hacerse cargo de la nación”. Afirmó, además, que el juicio contra Ríos Montt estuvo plagado de irregularidades y fue tergiversado”.
Ríos Montt, tras evadir la justicia por décadas, fue sometido a en juicio oral y público en 2013. Más de 100 supervivientes y familiares de las víctimas dieron sus testimonios, un recuento de los horrores cometidos por el Ejército. El dictador fue condenado a 80 años de prisión, 50 de por genocidio y 30 años por delitos de lesa humanidad. Se estima que más de 10.000 personas fueron asesinadas en los pocos meses que duró su presidencia, porque el general fue derrocado por un golpe de Estado en su contra 17 meses después de asumir su mandato. Diez días después de conocerse la condena, la Corte de Constitucionalidad suspendió el proceso por un tecnicismo y dejó sin efecto la sentencia condenatoria. Ríos Montt falleció en 2018 por un paro cardíaco. El dictador murió en la impunidad.
Zury Ríos inicia su carrera presidencial defendiendo el legado de su padre y atacando la corrupción y la impunidad que hunden a Guatemala y se ha convertido en una fuerte crítica del actual presidente, Alejandro Giammattei, que cuenta con una bajísima aprobación. Habla, además, de defender los valores de la democracia y las instituciones del Estado, aunque Ríos lideró en 1990 a una turba que ingresó al Congreso mientras se discutían reformas electorales, dejando a varios heridos. Ella defendía de esta manera a su padre, quien aspiraba a la Presidencia a pesar de que las nuevas leyes prohibían la participación en los procesos electorales de quienes hayan participado en un golpe de Estado. Esas mismas reformas pondrían más tarde en aprietos a la política conservadora, aunque ahora ha podido evadirlas.
Ríos se presenta como defensora de valores conservadores, cuenta con el apoyo de amplios sectores religiosos como las iglesias evangélicas y en Guatemala se dice que es la candidata de los grandes empresarios y los militares, ambos grupos con enorme influencia en el Gobierno. A pesar del legado oscuro de su padre, la política conservadora encabeza las preferencias de los votantes, aunque todavía falta un largo camino hasta la elección de junio. “Ganó la democracia”, dijo Ríos el día que le entregaron su credencial como candidata presidencial. “Esta vez el pueblo decide”, escribió en un tuit.
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