La ONU califica de “desesperada” la situación en Sudán, con más de un millón de desplazados

El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denuncia informes “muy preocupantes” de violencia sexual tras un mes y medio de combates

Un carro blindado sudanés permanece estacionado en un barrio al sur de la capital del país, Jartum, el pasado domingo.- (AFP)

El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Volker Türk, calificó este miércoles de “desesperada” y “desgarradora” la situación que está viviendo Sudán desde el inicio de los combates entre el ejército y el principal grupo paramilitar del país a mediados de abril, e instó a ambas partes a detener una “violencia sin sentido”. Las declaraciones de Türk se produjeron después de que las dos fuerzas enfrentadas hayan vuelto a violar un alto el fuego de un...

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El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Volker Türk, calificó este miércoles de “desesperada” y “desgarradora” la situación que está viviendo Sudán desde el inicio de los combates entre el ejército y el principal grupo paramilitar del país a mediados de abril, e instó a ambas partes a detener una “violencia sin sentido”. Las declaraciones de Türk se produjeron después de que las dos fuerzas enfrentadas hayan vuelto a violar un alto el fuego de una semana, supervisado por Estados Unidos y Arabia Saudí, que entró formalmente en vigor el lunes, en un nuevo intento de paliar la crítica situación humanitaria en el país tras más de cinco semanas de choques. La contienda ha dejado centenares de muertos, miles de heridos y más de un millón de desplazados.

Desde el inicio de los enfrentamientos en Sudán, más de un millón de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). De estas, más de 840.000 se han desplazado internamente a otros puntos del país donde la situación de seguridad es más estable, mientras que más de 300.000 se han refugiado en países vecinos como Egipto, Chad, Sudán del Sur, Etiopía y la República Centroafricana.

En su intervención durante una rueda de prensa celebrada en Suiza, Türk lamentó que los civiles en Sudán sigan expuestos a graves riesgos de muerte y lesiones por el rápido y reiterado incumplimiento de las múltiples treguas anunciadas en el país desde la primera semana de combates. “Pese a los sucesivos ceses temporales de hostilidades y de que siguen haciendo estos arreglos, vemos que se rompen apenas unas horas después de que se firmen”, constató.

El ejército de Sudán y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido llevan enzarzados en una encarnizada lucha por el poder desde la mañana del 15 de abril. Los combates han dejado como mínimo 850 civiles muertos y más de 3.500 heridos. Las batallas se concentran en la capital, Jartum, donde paramilitares se han hecho fuertes y controlan muchas zonas residenciales. También en la región occidental de Darfur, su feudo tradicional.

El último alto el fuego entre el ejército y los paramilitares fue acordado el sábado con la mediación de Arabia Saudí y Estados Unidos, y estaba previsto que entrara en vigor la noche del lunes y se alargara durante siete días con el objetivo de facilitar la entrega de ayuda humanitaria y restablecer servicios esenciales en las zonas del país más afectadas por los combates. Aunque todas las treguas previas se habían violado, este último acuerdo contempló por primera vez la formación de un comité integrado por los dos bandos enfrentados y representantes estadounidenses y saudíes para supervisar su cumplimiento.

Otro alto el fuego no respetado

Sin embargo, tras concluir la primera jornada con el alto en fuego formalmente en vigor, los facilitadores saudíes y estadounidenses del comité, que no está dotado de mecanismos para hacer cumplir el acuerdo, afirmaron que, si bien los choques parecían menos intensos que en los días previos, “ambas partes habían violado” la tregua y se habían documentado ataques aéreos, de artillería, y operaciones en Jartum y en al menos una segunda ciudad.

Türk también denunció este miércoles informes “muy preocupantes” de violencia sexual en Jartum y Darfur, e indicó que el organismo que dirige tiene constancia de al menos 25 casos, aunque reconoció que es difícil documentarlos y que está seguro de que “el número real de casos es mucho mayor”. Radhouane Nouicer, experto de la ONU sobre los derechos humanos en Sudán, denunció el martes un aumento de denuncias de violación y otras formas de violencia sexual de hombres uniformados en el país.

Volker Türk, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el pasado febrero en Ginebra.Violaine Martin (UN)

Médicos hambrientos y sin recursos

Nouicer calificó asimismo de deshumanizador el nivel de sufrimiento de la población civil a causa de los combates, que consideró que están destruyendo el país. El antiguo diplomático tunecino afirmó además que está recibiendo unos relatos “desgarradores” de médicos pasando hambre en hospitales mientras intentar atender a los pacientes sin apenas recursos; de civiles desplazados, de familias separadas, de viviendas saqueadas y de personas tiroteadas mientras intentar escapar de la violencia.

“Lo que está ocurriendo es tan malo como todo lo que he visto en zonas de conflicto a lo largo de mi dilatada carrera. Es horrible, trágico, brutal y completamente innecesario”, apuntó Nouicer, que notó que “se está violando toda la gama de derechos humanos”. “La gente se siente sola y abandonada en medio de una escasez crónica de alimentos y agua potable, casas destruidas, ataques indiscriminados en zonas residenciales y saqueos generalizados; todo el país está tomado como rehén”, deslizó.

Türk, por su parte, afirmó que “la impunidad casi total de graves violaciones” de derechos humanos está en el origen de la lucha por el poder entre el ejército y los paramilitares, y pidió que los esfuerzos para poner fin al conflicto integren los derechos humanos y la rendición de cuentas para una paz duradera. La lectura de Türk sobre las causas del conflicto en el país y las condiciones para articular una solución estable coinciden con las demandas que lleva planteando desde hace años el movimiento democrático sudanés, no obstante desoídas por la comunidad internacional.

Refugiados sudaneses en Koufroun, Chad el pasado 9 de mayo. ZOHRA BENSEMRA (EL PAÍS)

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