Borrell, sobre el motín de Wagner: “El poder de Rusia se está resquebrajando”
El jefe de la diplomacia europea muestra su preocupación por la inestabilidad política de la potencia nuclear
Rusia, su régimen y su poder militar se están agrietando. La rebelión el Yevgueni Prigozhin, jefe de la compañía rusa de mercenarios Wagner, ha llevado a esta conclusión a Estados Unidos y a la UE. “Lo que ha pasado este fin de semana demuestra que la guerra contra Ucrania está resquebrajando el poder ruso y afectando a su sistema político”, ha sentenciado el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en la reunión de ministros de ...
Rusia, su régimen y su poder militar se están agrietando. La rebelión el Yevgueni Prigozhin, jefe de la compañía rusa de mercenarios Wagner, ha llevado a esta conclusión a Estados Unidos y a la UE. “Lo que ha pasado este fin de semana demuestra que la guerra contra Ucrania está resquebrajando el poder ruso y afectando a su sistema político”, ha sentenciado el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores. “Que Rusia, que es una potencia nuclear, esté sujeta a este tipo de divisiones internas es algo que nos preocupa”, ha añadido el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, haciendo suyo un argumento que también ha esgrimido Borrell.
Hay cautela en Bruselas y en los Gobiernos de la UE. No tienen mucha información de lo que ha ocurrido realmente en Rusia este pasado fin de semana. Sí que creen que no ha sido un montaje, que la asonada de Wagner ha sido real y que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, sale debilitado del embate. Muy pocas certezas más. Ni siquiera tienen claro que el capítulo visto este sábado con la compañía de mercenarios sea el último. La situación es todavía “imprevisible”, ha definido Borrell. “Suscita incógnitas”, abunda Albares.
Uno de esos interrogantes, apunta un ministro de Exteriores que ha estado presente en el encuentro de hoy y que suele estar en una posición de las más duras frente a Moscú, es si Prigozhin se va a refugiar solo o con “su ejército”. “Ese sería el escenario más peligroso”, señala, aunque admite que no lo considera probable.
La incertidumbre —y las incógnitas— que todavía rodean a lo sucedido en Rusia ha llevado a la mayoría de responsables de Exteriores a mostrarse cautelosos e, incluso, a coordinar el mensaje y las palabras con que lo transmitían. “Es una lucha interna. No nos vamos a involucrar”, ha añadido la titular alemana, Annalena Baerbock. “Es un asunto interno ruso”, ha remachado el español Albares al acabar la reunión.
Como hizo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que el domingo habló de “grietas reales” en el régimen ruso, Borrell y los responsables europeos de Exteriores también hablan de quiebra y división. Pero lo hacen a modo de descripción, porque no olvidan añadir lo del “asunto interno”. Lo subrayan porque intentan que nadie en Moscú utilice una declaración fuera de lugar como una excusa o una acusación de que el motín está provocado por una injerencia extranjera.
El más contundente, sin duda, es Borrell: “Todo el mundo sabe que lo que está pasando en Rusia es importante para saber que se está agrietando su poder militar”. También el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aunque sin despegarse de ese argumentario que parece pactado entre todos los aliados y sus instituciones: “Estamos monitoreando la situación en Rusia. Los acontecimientos del fin de semana son un asunto interno ruso. Y otra demostración del gran error estratégico que cometió el presidente Putin con su anexión ilegal de Crimea y la guerra contra Ucrania”.
Apuntan fuentes presentes en el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE —que estaba previsto con antelación al motín de Wagner el sábado— que ahí ha vuelto a verse un apoyo cerrado a Ucrania, excepto por la habitual frialdad húngara. Eso se podía anticipar incluso antes de la reunión, en la que ha participado por videoconferencia el ministro ucranio, Dmitro Kuleba. “Es más importante que nunca apoyar a Ucrania”, señalaban Borrell y otros presentes en el encuentro, como el responsable de Relaciones Exteriores portugués, João Gomes. De hecho, en la cita se ha aprobado elevar hasta los 3.500 millones el dinero del fondo comunitario que financia la compra de armamento que los Estados miembro envían a Ucrania.
La lógica que se desprende del argumento desarrollado por el alto representante es que lo sucedido el sábado tiene su origen en la invasión de Ucrania: “La guerra que lanzó Vladímir Putin contra Ucrania y el monstruo que creó con el grupo Wagner está mordiéndole y actuando contra él. El sistema político está mostrando fragilidad y el poder militar se está agrietando”.
Pero esta conclusión no lleva a la UE a la euforia. Al contrario; cunde también la preocupación. “No es una buena señal que una potencia nuclear como Rusia se enfrente a la inestabilidad política. Esto es algo a tener en cuenta”, ha advertido Borrell. Y eso mismo se ha visto en las sucesivas intervenciones de los ministros comunitarios cuando se ha abordado la cuestión, señalan fuentes presentes en el encuentro.
Esa advertencia llega porque los socios sospechan, aunque sin mucha información —según admiten— que lo visto el sábado sea solo el comienzo. Esta incertidumbre es la que lleva a que haya preocupación por la inestabilidad que pueda vivir Rusia y sus consecuencias, tanto sobre el mayor arsenal nuclear total del mundo, como por la invasión de Ucrania o en repúblicas de su órbita de influencia o cercanas, como Georgia, Armenia y Azerbaiyán, así como en Asia central.
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