Israel anuncia que sus tropas están ya “en el corazón de Jan Yunis”, la segunda ciudad de Gaza
El martes fue el día “más intenso desde el comienzo de la operación terrestre”, asegura el ejército. La ONU alerta de un escenario “aún más infernal” en Gaza con la población hacinada en el sur. “La gente duerme en las calles”, cuenta una desplazada
La guerra cobra fuerza en el sur de Gaza. El ejército israelí ha definido el martes como “el día más intenso desde el comienzo de la operación terrestre” israelí en la Franja, que se inició a finales de octubre. La descripción figura en un comunicado del comandante del Mando Sur, Yaron Finkelman, en el que este general de división ha anunciado que sus tropas se encuentran ya en Jan Yunis, la segunda ciudad de Gaza. Esa urbe es la más importante de la región meridional del territorio palestino, donde la mayoría de los 1,8 millones de gazatíes desplazados por la guerra —de un total de 2,3 millon...
La guerra cobra fuerza en el sur de Gaza. El ejército israelí ha definido el martes como “el día más intenso desde el comienzo de la operación terrestre” israelí en la Franja, que se inició a finales de octubre. La descripción figura en un comunicado del comandante del Mando Sur, Yaron Finkelman, en el que este general de división ha anunciado que sus tropas se encuentran ya en Jan Yunis, la segunda ciudad de Gaza. Esa urbe es la más importante de la región meridional del territorio palestino, donde la mayoría de los 1,8 millones de gazatíes desplazados por la guerra —de un total de 2,3 millones— ha tratado de hallar refugio desde que Israel ordenara evacuar el norte de Gaza el 12 de octubre.
“Estamos en el corazón de Yabalia, en el corazón de Shujaiya, y ahora también en el corazón de Jan Yunis. Es el día más intenso desde el comienzo de la operación terrestre”, dijo Finkelman, en alusión a tres lugares emblemáticos de Gaza, que Israel define como “feudos de Hamás”. El primero es el campo de refugiados de Yabalia, el más grande del territorio, que los militares israelíes han asegurado tener completamente cercado; el segundo, el barrio de Shujaiya en Ciudad de Gaza, donde, en la invasión de 2014, Israel mantuvo una feroz batalla con miembros del brazo armado de Hamás, las brigadas Ezzedin Al Qasam; y el tercero, Jan Yunis, la cuna de Yahia Sinwar, líder del partido-milicia islamista, cuya cabeza es el trofeo más buscado de la guerra por los israelíes. Por si quedaba alguna duda de cuál es el propósito de Israel, el comandante del Mando Sur la despejó en la nota del ejército israelí: “Tenemos la intención de seguir golpeando y asegurar nuestros logros”.
Al final del día, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se refirió a sus planes para Gaza cuando acabe la guerra. La Franja “debe ser desmilitarizada”, dijo, y luego descartó que “una fuerza internacional” se encargue de esa tarea. Netanyahu recalcó que no está dispuesto “a aceptar ningún otro acuerdo”.
Bombardeos
El rápido avance de la ofensiva terrestre israelí corre paralelo a unos bombardeos que se están intensificando. Al menos 45 personas murieron el martes por un ataque aéreo israelí en Deir al Balah, en el centro de Gaza, según responsables sanitarios del enclave palestino. Los bombardeos no cesan ni siquiera en las zonas supuestamente seguras donde Israel ha exhortado a los gazatíes a dirigirse. Avichay Adraee, portavoz en árabe del ejército israelí, ha conminado de nuevo a los habitantes de varias zonas de la ciudad de Jan Yunis a que se marchen a la zona fronteriza con Egipto. La víspera, Israel había ordenado ya el desalojo de varios barrios de esa ciudad, en dirección a Rafah, en el extremo meridional del enclave.
Según Naciones Unidas, esas nuevas órdenes de evacuación afectan a 600.000 personas, una cifra que la ya abarrotada Rafah difícilmente podrá acoger. La ONU ha advertido de que esa localidad “no podrá hacer frente a que su población se duplique”, según ha dicho en X (antes Twitter) el director en Gaza de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Thomas White. Un gran número de los 1,8 millones de desplazados gazatíes se hacinan ya en un área de menos de un tercio de la Franja —unos 100 kilómetros cuadrados en torno a esa ciudad del sur— siempre de acuerdo con los datos de Naciones Unidas. En Rafah, “no queda sitio ni en una sola escuela, hospital o edificio. La gente está durmiendo en la calle”, explica por WhatsApp a este diario Doaa Ulyan, una desplazada gazatí.
Pese a haber ordenado a la población de otras zonas del sur de Gaza que se desplace a esa localidad, la pasada noche, Israel intensificó sus bombardeos también allí, cuenta Ulyan, de 33 años, refugiada desde octubre en la ciudad con su marido y sus dos hijos, de ocho y 10. Esta familia huyó de su casa en Ciudad de Gaza —destruida días después por un bombardeo— siguiendo la primera orden de evacuación hacia el sur de Israel. La noche en Rafah “ha sido aterradora, el cinturón de fuego [los bombardeos] era constante”, relata la mujer.
“Mucha gente del norte, del oeste y de Jan Yunis están ahora hacinados en Rafah”, asegura Ulyan. “¿Puede imaginar que un millón de personas se refugia ahora en esta ciudad?”, se pregunta la desplazada gazatí.
Las nuevas órdenes de desalojo israelí y el avance de la ofensiva terrestre de sus tropas han provocado también que los abarrotados refugios de la UNRWA estén más desbordados que nunca en las ocho semanas que dura la guerra, denunció el lunes Philippe Lazzarini, el director de la agencia de la ONU. Al menos 60.000 desplazados más se han sumado a quienes allí tratan de hallar una improbable protección. Muchos de esos gazatíes “han sido ya desplazados varias veces” durante esta contienda, señaló el responsable de Naciones Unidas. La ofensiva israelí en Gaza ha matado a más de 16.248 personas, entre ellos, 7.112 niños, según las últimas cifras divulgadas por la oficina de prensa de Hamás en el territorio palestino.
“En Gaza, la situación empeora cada día”, ha recalcado en una conferencia de prensa virtual Richard Peeperkorn, de la Organización Mundial de la Salud en Gaza. Israel está “intensificando los bombardeos por todas partes, incluso aquí en las zonas del sur, en Jan Yunis y Rafah”, ha denunciado el funcionario de la agencia de la ONU. A Naciones Unidas se le están acabando los términos para describir la magnitud de la destrucción y de la muerte en Gaza. La ONU pasó de alertar, en los últimos días, de la “catástrofe” humana que sufren los 2,3 millones de habitantes del territorio palestino a asegurar el martes que esa situación se encamina ahora a un escenario “aún más infernal” para los civiles. Ello, tras las nuevas órdenes israelíes de desalojo de la población hacia el sur del enclave, según aseguró en un comunicado la coordinadora humanitaria de la ONU para los Territorios Palestinos, Lynn Hastings.
Hambre
Poco antes de que el comunicado del ejército israelí anunciara que sus tropas están “en el corazón” de Jan Yunis, residentes de la localidad citados por Reuters habían afirmado que los tanques israelíes se encontraban en los barrios orientales de la ciudad, después de atravesar la valla fronteriza con Gaza y en dirección hacia el oeste. Algunos de ellos han tomado posiciones en Beni Suhaila, en la periferia oriental de la urbe. Otros se han emplazado en Hamad City, un vecindario residencial, construido por Qatar, cuyos primeros pisos sirvieron para alojar a gazatíes a los que la guerra de Israel contra la Franja de 2014 dejó sin hogar. En los últimos días, los aviones israelíes han bombardeado ese barrio, que ahora luce un aspecto fantasmagórico, según reflejan imágenes difundidas en redes sociales. Antes de la guerra, Jan Yunis tenía una población aproximada de 200.000 habitantes, que se calcula que al menos se ha duplicado por los desplazados llegados del norte.
Desde Rafah, Ulyan manda un audio en el que se oye un zumbido intenso. Es el sonido de lo que los gazatíes llaman zananah, drones. “Estos son diferentes. Están armados”, explica la mujer. “Ese ruido nos acompaña día y noche”, afirma.
Esta gazatí sufre de colon irritable y toma una medicación que hace tres días se le acabó. Con el zumbido de los drones sobre el refugio en el que vive, ni siquiera puede intentar salir a la calle para encontrar esos medicamentos de los que depende para no enfermar. La precariedad, que ya era enorme antes de la nueva orden de evacuación hacia el sur, se ha visto incrementada por los nuevos desplazados que están llegando a Rafah.
“No tenemos agua potable. La sacamos de un pozo y la hervimos. Solo comemos judías y algo de arroz que reparte la ONU, pero hay muchísima gente y la ayuda es insuficiente. Israel solo permite que entre algo de ayuda para fingir ante los medios de comunicación, pero esa ayuda no incluye nada de lo que necesita aquí la gente. No estoy exagerando cuando digo que hay personas que se están muriendo de hambre”, asegura Ulyan.
“Solo comemos una vez al día y una cantidad muy pequeña. Muchas veces, yo no como para dárselo a mis hijos. Tampoco hay ya comida para comprar”, responde cuando se le pregunta si su familia, que reside en España, puede darle ayuda económica. El dinero en Gaza sirve ya de poco, explica. “No queda nada. No hay productos de limpieza, ni papel higiénico, ni pañales”, asegura la mujer. Esta gazatí tiene un visado en vigor para viajar a España, pero sus hijos y su marido, no. El Consulado de España en Jerusalén respondió a su petición de ayuda para salir de la Franja indicándole que solo podía asistir a españoles.
Lo que está sucediendo en Gaza “no tiene precedentes”, asegura Ulyan. “Lo que cuento no logra transmitir ni una mínima parte del sufrimiento real que estamos padeciendo”, afirma.
La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja, Mirjana Spoljaric, denunció el lunes el “intolerable” sufrimiento de la población durante una visita a Gaza: “Lo que más me impactó fueron los niños con heridas atroces y que también han perdido a sus padres, por lo que no tienen a nadie que cuide de ellos”, dijo.
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