EE UU prepara un nuevo envío de armas a Israel de más de 1.000 millones de dólares

El cargamento, que incluirá munición para tanques, morteros y vehículos, llega tras la paralización hace una semana de la entrega de miles de bombas

Manifestación propalestina ante la Casa Blanca, el pasado 2 de mayo.Craig Hudson (REUTERS)

Una de cal y otra de arena para Israel en el Gobierno de Estados Unidos. La Administración de Joe Biden ha notificado de modo informal al Congreso que prevé seguir adelante con un nuevo envío de armamento por valor de más de 1.000 millones de dólares (920 millones de euros) al país aliado, una semana después de confirmar que había paralizado la entrega de un cargamento de miles de bombas de 2.000 libras (907 kilos) y 500 libras ante la...

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Una de cal y otra de arena para Israel en el Gobierno de Estados Unidos. La Administración de Joe Biden ha notificado de modo informal al Congreso que prevé seguir adelante con un nuevo envío de armamento por valor de más de 1.000 millones de dólares (920 millones de euros) al país aliado, una semana después de confirmar que había paralizado la entrega de un cargamento de miles de bombas de 2.000 libras (907 kilos) y 500 libras ante la posibilidad de que se utilizaran para atacar la ciudad de Rafah, en la franja de Gaza y causaran nuevas masacres. El nuevo cargamento incluye munición para tanques, morteros y vehículos militares.

La confirmación del nuevo envío, adelantado por The Wall Street Journal, llega mientras la oposición republicana prepara la presentación este miércoles en la Cámara de Representantes de un proyecto de ley que forzaría al presidente Joe Biden a garantizar el suministro de armamento a Israel, y la Casa Blanca trata de evitar defecciones entre los legisladores demócratas que puedan querer apoyar esa medida. El proyecto de ley, denominado Ley de Apoyo a la Asistencia a la Seguridad de Israel ordena al Gobierno a “utilizar del modo previsto por el Congreso todos los fondos que ha asignado a la seguridad de Israel”.

El anuncio, la semana pasada, de que la Casa Blanca había detenido el envío de las bombas había suscitado una fuerte ola de críticas entre los republicanos, que tratan de perfilarse como el partido verdaderamente amigo de Israel en un año electoral y cuando buena parte de los votantes declaran simpatizar con el país aliado en la guerra en Gaza. Pero también habían llovido quejas de los parlamentarios demócratas partidarios del país aliado y de sus poderosos donantes proisraelíes, especialmente después de que Biden, en una entrevista con la CNN, amenazara con paralizar la ayuda si Israel lanzaba una “gran” operación contra Rafah.

Este lunes, el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, aseguró en una rueda de prensa que Estados Unidos había suspendido aquel envío de bombas porque Washington considera que no deben “lanzarse sobre ciudades densamente pobladas”. Rafah, en la frontera sur de Gaza, acoge a más de un millón de palestinos, la mayoría desplazados desde otras zonas de la Franja. El alto cargo matizó que su Gobierno sí continuaría adelante con la ayuda militar aprobada el mes pasado dentro de una ley de asistencia a aliados extranjeros por valor de casi 100.000 millones de dólares.

El Departamento de Estado anunció el nuevo envío a los comités del Congreso como paso previo a la notificación formal al Capitolio, dentro del procedimiento establecido para este tipo de operaciones.

Biden y su Administración han instado a Israel y al primer ministro Benjamín Netanyahu a no invadir Rafah, la última ciudad de Gaza en la que no han entrado completamente las fuerzas israelíes, sin poner en marcha medidas para proteger a los civiles y garantizar el suministro de ayuda humanitaria a una población que en algunas zonas ya sobrevive en condiciones de hambruna. La ciudad fronteriza es clave en la distribución de la asistencia que entra por el paso fronterizo con Egipto, que las tropas israelíes han cerrado desde que ocuparon la zona la semana pasada.

“Enorme daño a los civiles”

El Gobierno estadounidense teme que la operación israelí en Rafah vaya a causar un enorme número de muertos en una guerra que ya ha dejado más de 35.000, y más de 70.000 heridos. También cree que no servirá para el objetivo que alega el Gobierno de Netanyahu, erradicar a la milicia radical palestina Hamás. El pasado domingo, en una comparecencia en la cadena de televisión CBS, el secretario de Estado, Antony Blinken, aseguró que la ofensiva israelí en Rafah causaría “un enorme daño a los civiles”, al tiempo que “seguirían campando miles de [milicianos de] Hamás”.

Este miércoles, desde Kiev, Blinken también ha instado a Israel a desarrollar un plan para el futuro de Gaza tras la guerra. “No apoyamos y no apoyaremos una ocupación. Tampoco, por supuesto, apoyamos un Gobierno de Hamás en Gaza... demasiadas veces hemos visto a dónde lleva eso a la gente de Gaza y a Israel. Tampoco podemos tener anarquía y un vacío de poder que probablemente se llenaría de caos”, ha sostenido el jefe de la diplomacia estadounidense.

El nuevo envío de armamento a Israel ha suscitado críticas entre los legisladores demócratas que reclaman un alto el fuego inmediato y permanente, y garantías de que las armas se emplearán de acuerdo con el derecho humanitario internacional. El senador por Maryland Chris Van Hollen ha señalado que Washington no debe “proceder con ninguna transferencia adicional de armas letales hasta que no reciba garantías claras del Gobierno de Netanyahu acerca de que las preocupaciones del presidente sobre Rafah se han resuelto y se han cumplido sus exigencias para el suministro de ayuda humanitaria”.

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